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×7:43 a.m. - mundo humano.
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-El pueblo un tanto alejado del gran reino de Liones se encontraba en un día casual, los niños correteando por ahí y por allá en modo de juego, los adultos comprando suministros para los días, trabajando para mantener a su familia y cuidando a los niños que ellos habían creado y criado con total cariño que les podían brindar, todo iba relativamente normal en ese pequeño pueblo, a excepción de la fémina con un tipo de capa negra que le cubría su figura y con ello su cabellera y un poco sus ojos pues está tenía una capucha.
Escondía su apariencia pues no quería ser reconocida por la gente que habitaba ahí, si de por sí llamaba la atención con esa vestimenta negra que le cubría no quería imaginar cómo llamaría la atención sin tapar su figura y si cabellera que ya era tan conocida por ser una de las tres princesas de Liones.
Ella solo había parado en ese pueblo a descansar un rato y a comprar comida para ella y su caballo, para posteriormente ponerse de nuevo en marcha.
Ella ya iba de salida del pequeño pueblo pues ya había comprado lo suficiente para algunos días, su caballo no la acompaño adentro pues llamaría mucho más la atención y no quería eso, así que le dijo que se escondiera por ahí, cuando la viera saliera para marcharse a un lugar alejado de la demás población.
Cuando estaba del pueblo suspiro pesado, una persona casi le veía la cara y con ello su pelo por un descuido que tuvo en un momento al elegir fruta.
Su fiel compañero de aventuras salió de su escondite al verla, ella se acercó a este, arreglo lo mejor posible el alimento para no hacer tanto peso a la hora de viajar, posteriormente subió a su caballo y se marcharon de aquel lugar sin ser vistos por nadie.
[...]
Después de un rato de estar viajando y de estar seguros de que no había tanta gente rondando por ahí, los dos pararon finalmente, estaban en medio de un campo de flores que era ocultado por un círculo de árboles, un perfecto lugar para comer algo y recuperar fuerzas de nuevo, ese viaje era mucho más pesado de lo que la princesa de cabellera morada se imagino, pero no se iba a echar para atrás, ya no, se prometió así misma encontrar a aquel demonio de cabellera rubia y lo iba a hacer y a lograr aunque le costará un tiempo en hacerlo.
La princesa saco su alimento y el de su compañero el cual sin dudar acepto la comida que se le estaba ofreciendo, estaba hambriento igual que su dulce ama así que empezaron a comer mientras apreciaban la vista, era una total maravilla.
~1:56p.m~
Con fuerzas recuperadas y sus estómagos llenos, la princesa levanto todo lo que se había usado para aquel descanso y lo echo de nuevo a la pequeña mochila que traía consigo, lo bueno es que ya la carga era menor y no pesaba tanto, tal vez no lo suficiente para no parar a ratos pero tal vez para aguantar unos minutos más en camino u horas incluso.
No lo sabe exactamente, solo lo saben las deidades que le escuchen y que vean su futuro.
~9:00p.m~
Estaban finalmente dentro de aquel bosque que le habían dicho con anterioridad esas bocas sucias de los seres que se hacían llamar los salvadores del reino, que en parte hay razón pero en otra parte no la hay, pues sus sucias bocas estaban llenas mayormente de mierda.
Margaret los hizo detenerse en una parte segura del bosque para que pudieran acampar en aquella zona, ya mañana continuarían con su viaje pero ahora ella tenía sueño y seguramente su galante corcel también, por el cansado viaje que tomaron.