Dulce y cruel cuñada

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Habían pasado apenas dos semanas, como Thor había dicho Loki entreno la primera con Lady Sif, ambos intercambiaban puntos de vista y estrategias, Loki ayudó a su muñeca y su pierna, las fracturas ya eran de hace mucho tiempo y al ser hueso no podía hacer mucho, Sif le enseño a usar espada larga y ambos amaron practicar arquería, eran muy ágiles, no había un blanco al que no pudieran acertar, Loki desarrollo diferentes flechas para ella, en la punta tenían cristales de hielo delgado, dentro alguna toxina o explosivo que al impactar y romperse podían causar mucho daño a sus enemigos. La segunda fue con Hogun, el chico le enseñó a moverse entre callejuelas y callejones como un felino, en verdad era un ágil ladrón, parecía gato, trepaba paredes y entraba sigiloso, abría chapas y como dijo, creaba sus bombas, Loki podía hacerlo con magia , el con un arillo, así que se mostraban trucos, le enseñó a manejar su propia esencia de sigilo, solo debía canalizarla y entenderla, como parte de su magia, Sif también tenía una era la anticipación, por eso era buena con los ataques, solo debían sentirlo y enseñarse a dominarla, Loki les enseñó como sentirla y usarla como ventaja de manera consciente, así fue también como se percató que Fandral también tenía un Don de magia, parecía ser muy bueno para rastrear pero con la ayuda del hechicero pudo desarrollarla más, verlo en imágenes nítidas todo lo que pasaba en un lugar de batalla, le ayudó a agudizar los sentidos para percibir aún más y claro, Thor, que no era consciente de que había heredado parte de la magia curativa de su madre, la usaba también inconscientemente, curaba más rápido que nadie porque sin darse cuenta usaba el Don en sí mismo.

Para cuando iba a entrenar con Fandral surgió una misión, Thor entró y los interrumpió, justo cuando Fandral iba a besar de nuevo la mano de Loki como forma de saludo- tenemos una misión... y que bueno que te vi, no te dejare entrenar solo con mi esposo- dijo Thor pegándole en la cabeza- Ve por los demás, Loki te quedas- dijo mirando a su esposo.

-¿Por qué no puedo ir?- preguntó mientras Fandral salía a seguir las órdenes, sonrió y guiñó un ojo a Loki, aunque quería quedarse, él Jötun sí que tenía carácter.

-Son mis ordenes, te quedas, no estas listo aun, el equipo es bueno, pero necesitamos pulir más cosas y tu entrenamiento aún no termina- dijo Thor como si nada dándose la vuelta

-¿Es una orden como General o como mi esposo?- caminó a su lado dándole una mirada molesta.

Thor lo miró con la ceja levantada- Como tú general, si fuera como esposo, también lo haría, prometiste escuchar y a donde vamos es a Muspelheim, si considero que es riesgoso por tu naturaleza y no me refiero a que seas omega, sino un Jötun, te quedas- dijo Thor

-Ugh, ya que lo pones así- gruñó, pero hechizó la capa de Thor para que tuviera una brisa fresca- y necesitan cristales que absorben las toxinas- dijo aún algo golpeado, pero yendo a su taller para entregarle los cristales.

-Hey Loki, no he dicho que puedas irte- dijo tomando su mano y besándolo- esto si es como esposos - y lo beso- cuídate, regresare pronto, protege el reino por mí, eso también es como esposos, mientras no esté en casa y aun con mi padre aquí, tu veras por mi madre, Hela y yo siempre salimos a uno y otro lado, cuando este sola como ahora es tu responsabilidad, de acuerdo amor- dijo soltándolo y dándole una nalgadita- ve anda, te vemos en el portón para lo que nos puedas dar y eso si es como general, Jötun berrinchudo- dijo riendo.

-Está bien, tú también cuídate, no quiero ser viudo tan pronto- bromeó más relajado, alejándose cuando le iba a dar otra nalgada; se encontró con el equipo unos minutos después en el portón, hechizó también sus capas, dándole un cristal a cada uno y unos antídotos por si tenían algún problema con los animales ponzoñosos que habitaban el infernal Reino.

Loki estaba al pendiente de las necesidades de Thor más que de nadie más en el equipo, diseñaba capas con protección, les ponía hechizos a sus espadas para ayudarle en batallas de exploración, le hizo brújulas, brazaletes que siempre lo llevarían a casa, le preparaba baños calientes con sales y aceites cuando regresaba de las misiones, porque el rubio aún no lo dejaba ir con él.

Eso no es un nidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora