Cuando llego al camino de la entrada estoy desorientada, porque no recuerdo que haya conducido hasta casa. Busco en mi mente una prueba concreta de que en realidad sólo conduje de regreso, pero en lo único que puedo pensar es en la cara de Fernando cuando se inclinó por la ventanilla del acompañante y me dijo adiós, y en la manera que lo vi por el espejo retrovisor :de pie en medio de la cele, que estaba vacía, mirando como se alejaba mi coche, con una mano media levantada en el aire. Durante el camino a casa, debo haber repasado todos los recuerdos del día :cuando entró en la cafetería, sus ojos y el modo en que me miró. Su voz cuando dijo adiós, como si todavía no pudiera creerlo.
El dolor en el labio es lo único que me evita que sienta que todo este día ha sido un sueño. Y ahora estoy de regreso. A mi lugar de siempre, y a donde sé que mi madre me estará esperando, ansiosa y preocupada por saber dónde he estado. Enojada cuando sepa lo que pasó. Apago el motor y me quedo sentada escuchando cómo deja de sonar en la noche callada, hasta que estoy lista a enfrentarme a ella.--¿donde has estado? --pregunta mi madre, dirigiéndose a la puerta en cuanto entro -- ¿sabes cuantas veces te he llamado hoy?
No lo sé, no acostumbro a revisar mi móvil, ni a encenderlo.
Cierro la puerta detrás de mi y coloco mi bolso en la mesa de la entrada.--lo sé. Lo siento.
Enseguida ve mi herida en el labio, cruza la entrada y coloca sus manos en mis mejillas, echándome la cabeza hacia atrás para poder ver mejor, tal como lo hizo la enfermera. En un segundo, el tono de su voz cambia de furioso a preocupado.
--Dios mio, Lucero, ¿que te ha pasado?
Como respuesta a la preocupación que hay en su voz, me derrumbo
--nada, yo... --respiro hondo, trato de mantener la voz firme, pero la manera en la que me mando ra hace que me derrumbe por completo, y empiezo a llorar --he chocado un coche y mi cara ha golpeado con el volante, y...
--¿has tenido un accidente? -- ella me sujeta por los hombros y me echa hacia atrás, revisándome por completo en busca de daños --¿por qué demonios no me has llamado? ¿Alguien más está herido?
--no, nadie más ha resultado herido. Era un coche que estaba estacionado, y no había nadie allí, así que he dejado una nota y...
--¿donde ha pasado?
Dudo por un momento, porque no quiero explicarle por qué estaba en Shelter Cove. Pero no hay manera de evitar la verdad, sobretodo por el golpe a la furgoneta y el viaje al hospital.
--Shelter Cove --digo. Encojo los hombros. Llorosa. Patética.
Mi madre frunce el ceño y se le arruga la frente.
--¿que estabas haciendo allí? ¿Por qué no me has dejado una nota? ¿O has respondido el teléfono cuando te he llamado? Lucero, no puedes desaparecer así como así.
No hay manera de que pueda responder honestamente a esas preguntas. Mis pases han estado cerca de mí desde el día del accidente de Trent. Ellos han sido muy pacientes conmigo. Hasta han apoyado que me reúna con los receptores, aunque sé que los hacen sentir muy incómodos. Creo que confiaban tanto como yo en que todo esto me ayudara a poner una especie de punto final a esa etapa. No me han dado más que amor y tiempo. Han permanecido allí, esperando a ver lo que necesitaba. Entendiendo cuando quería espacio y cuando necesitaba hablar. Sin presionarme. Pero sé que, a pesar de la paciencia que tienen conmigo, mantienen la esperanza de que salga adelante, y la preocupación de que tal vez no lo haga. No le puedo decir a ml madre que estuve en Shelter Cove buscando al receptor del corazón de Trent, así que no lo hago.
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un corazón para dos
Fanfiction"Mil fuegos artificiales explotan en mi interior, y lo siento también en él, en sus labios contra los míos. Y en sus manos en mi pelo, y en la manera en la que nos acercamos. Todo lo demás se desvanece y, en ese momento, cuando nos tocamos, somos lu...