Cap 10 (2/2)

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Fernando saca más equipo de su furgoneta, y, antes de que tenga una oportunidad de responder, o de cambiar de opinión y pensar mejor las cosas, me pone el chaleco salvavidas sobre mi traje de baño. Fernando lleva una camisetas de neopreno con sus shorts, y vamos cargando el kayak por la escalera de cemento hacia la playa llena de piedras. Nos quedamos sin aliento. Después él lo empuja hacia la orilla del agua y hace un gesto para que tome el asiento delantero. Lo hago y él me da un remo.

--¿estás lista?

--¿ahora mismo? ¿No me darás primero una lección o algo así?

Parece que Fernando se está divirtiendo.

-- ésta es la lección. Es más fácil enseñarte en el agua. Es muy poco lo que debes aprender, así que solo súbete y yo remaré hasta alejarnos de aquí. Luego te lo mostraré ¿suena bien? --sonríe, y yo reúno toda la confianza que puedo para responder.

--Claro --logro decir, pero mi corazón late con preocupación cuando una ola rompe sobre las rocas enfrente de nosotros.

--vamos allá --dice Fernando detrás de mí.

El kayak sale impulsado hacia delante, luego se mueve mucho cuando salta hacia dentro de él, y consigue que yo pierda el equilibrio. Pero, en el momento siguiente, su peso nos estabiliza, y siento que el remo se adentra en el agua a un lado y luego al otro, y avanzamos. Yo me pongo tensa cuando una ola se nos aproxima, porque, a medida que se acerca, parece más alta, como si fuera a romper antes de que podamos evitarla ;pero Fernando rema con más fuerza y pasamos sobre ella con facilidad, el kayak se eleva al frente de la ola y se desliza hacia abajo en la parte de atrás. Fernando hunde el remo una vez más a ambos lados y entonces nos deslizamos con suavidad y firmesa sobre la superficie del agua. Por fin, espiro.

--no ha sido tan aterrador como pensabas, ¿o si?--dice detrás de mí.

Me doy la vuelta, todo lo que él rígido chaleco me lo permite, sorprendida

--en absoluto --respondo orgullosa.

--pequeñas victorias --dice.

Lo miro por un largo momento, miro como se acomoda en el asiento y respira a fondo como si estuviera bebiendose la mañana, como si hacer esto fuera una pequeña victoria por sí sola; y supongo que lo es.
Me hace sentir como si lo acabara de conocer. Como si esas dos palabras fueran una muestra del tipo de persona que es.

--adoro eso --dice -- pequeñas victorias son las que cuentan. Como estar aquí hoy, justo ahora.

Sus palabras cuelgan allí, entre nosotros, a la brillante luz del sol, y puedo ver lo que significa para él.
Cuando sus ojos barren el cielo, el agua, las rocas, y luego regresan a los míos y descansan allí, tranquilos, quiero decirle que se la verdad, que sé por qué puede ver las cosas de esa manera. Quiero decirle quien soy y que etsaba haciendo en la cafetería el otro día. Todas las palabras empiezan a abrirse camino hacia la superficie, elevándose como burbujas de aire perdidas en el agua.

--estamos a la deriva --dice Fernando.

Las burbujas se dispersan y mis palabras, aún antes de pronunciarlas, también se desvanecen en la corriente.
Él sonríe y levanta el remo. Me hace regresar al presente.

--hora de aprender --dice --¿estás lista?

Yo digo que si con la cabeza.

--muy bien. Tienes que sostener el remo por aquí y aquí, donde se encuentran estas agarraderas --dice y me hace una demostración.

-- esta bien.

Agradecida por tener algo más en lo que consentrarme, cojo mi remo, que ha estado balanceándose sobre mis piernas, pongo las manos sobre la agarradera y lo sostengo enfrente de mi.

un corazón para dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora