♦️1O - Detrás del arbusto.

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Nervios a flor de piel.

Gajeel parecía un robot.

No estaba seguro de pedirle matrimonio a Levy McGarden en esos momentos, pues ni siquiera cargaba con los anillos.

Pero si no era ahora tal vez nunca podría tener los pantalones para pedirle que viva junto a él para siempre.

Repaso con su mirada a la enana que estaba sentada en la barra con aquel libro que era fácilmente más grande que su cabeza y se dio un par de bofetadas, con la disposición de acercarse a ella.

Rezo cuatro aves maría, doce padres nuestro, canto un par de veces cordero de Dios y por último jalo la cola de Phanter Lily para decirle al oído que fuera a su casa y buscara los anillos.

Respiro fugazmente, se relamio los labios, reviso si traía ropa interior y por último pero no menos importante, se hecho un vistazo al espejo que cargaba consigo en casos de emergencia.

Carraspeó y tomó asiento en el banco que estaba libre justo a lado de su querida y amada novia.

—Oe, enana.— Gajeel llamó la atención de Levy, que inmediatamente comenzó a reírse nerviosa y se sonrojó furiosamente.

—¡No puedo ahora, nos vemos!— Levy cerró su libro tan rápido que hizo estornudar a Racer.

Pero Gajeel fue más veloz al tomarla con suavidad por la muñeca.

—Quiero hablar contigo y está vez necesito que no te apartes de mí.

Levy tragó saliva en el paso y miro fijamente a su novio, Gajeel Redfox.

Juraría por unos segundos que el chico se notaba nervioso y bastante abochornado de las mejillas, al igual que su mirada estaba desviada. Seguramente ella había estado causándole tantos problemas existenciales con cada momento en el que evitaba hablar con él que el miedo de que Gajeel fuera a terminar su relación se hizo presente en su cabeza por unos instantes.

Soltó un suspiro en donde dejo notar tan abiertamente sus emociones, que Gajeel pareció incomodarse.

—Sé a lo que vienes.— Levy fue la primera en hablar. —Te he estado evitando tanto que ahora quieres terminar conmigo ¿No es así?

Gajeel la miro en silencio por unos minutos y soltó una suave risa.

—¿Eres tonta?— Sonrió. —Nunca dejaría a la mujer que amo.

—¿Entonces...?

—Quiero saber porqué huyes de mí.— Habló pícaro. Ya sabía la respuesta, pero nada le haría más feliz que escuchar de ella que pronto habría un residente nuevo en sus vidas.

—Bu-Bueno... es solo que he tenido una jornada muy pesada.

—¿Ah si? ¿Qué tanto haces que no puedes decirmelo claramente?

—Co-Cosas... ya sabes.— Tartamudeó. —Sacar a pasear a Lily... masajear la panza de Droy... amarrar el cabello de Jet... leer los libros de Lucy... buscar novelas eróticas para Erza...

—¿Novelas eróticas?

—Le gustan mucho.

—Toma ya.— Gajeel hizo sus ojos para arriba en señal de que estaba procesando lo dicho por Levy. —Espera, no me cambies el tema.— Gajeel hizo que Levy tomara asiento de nuevo. —Sé que esa no es la razón por la que te marchas, es decir ¿Masajearle la panza a Droy? ¿Amarrar el cabello de Jet? ¿No se te pudieron ocurrir mejores situaciones que esas?

¿Cómo pedir matrimonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora