Choque De Príncipes ♚ ||Jookyun♡||

VIII. ALIANZA Part. I

Frontera Este de Saudaa. Anteriormente territorio de Akai.

Habían pasado tan solo tres días desde la llegada del batallón a los cuarteles fronterizos de Saudaa y el príncipe Jooheon ya había tomado el liderazgo del lugar. Repartió las tareas que sus soldados deberían desempeñar, principalmente las de reconocimiento. El general a cargo le había informado que según los últimos reportes de los oteadores, la muralla que les impedía el paso hacia Midori y Katai estaba comenzando a tener grietas. Principalmente en la parte que le correspondía a Midori. Al principio Jooheon pensó en ir a comprobar la información el mismo, pero no podía sacarse de la cabeza la advertencia que le habían hecho cuando aún era un niño; no quería comprobar si las palabras de la extraña sombra eran ciertas. Así que en su lugar mando a las personas en las que más confiaba; Shownu y Wonho. Shownu acepto de inmediato sin repelar, a diferencia de Wonho que se quejó de la falta de motivación del príncipe, sin embargo, al final termino aceptando cuando Jooheon le menciono que de esta forma podría seguir fortaleciendo su figura y su cuerpo lleno de músculos.

Todo el día se mantuvo ocupado revisando los mapas de la región y planeando estrategias de ataque con sus soldados; no podía darse el lujo de subestimar a sus enemigos pues a diferencia de los demás territorios que había conquistado con sus tropas, Midori y Katai eran territorios inexplorados y hostiles. Salió de su tienda al atardecer y dirigió una mirada preocupada al horizonte; muy pronto se haría de noche y Wonho y Shownu no habían regresado aun. En otras circunstancias no se preocuparía por ellos, ambos chicos sabían pelear y nunca antes habían sido heridos de gravedad pero ahora todo era diferente. El recuerdo se repetía una y otra vez en su mente poniéndolo más nervioso. Jooheon no se perdonaría si por su culpa uno de sus más cercanos amigos era lastimado. Conforme el sol se iba ocultando por el Oeste y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, el nerviosismo de Jooheon iba en aumento. Daba vueltas y vueltas dentro de su carpa, y al menor sonido de cascos de los corceles asomaba la cabeza fuera de ella con la esperanza de que fueran sus dos amigos. La hora de la cena llego, y aún no había noticias de los dos, y mandar una partida de soldados en su búsqueda no era una buena opción. El territorio durante el día era apenas accesible, pero durante la noche era completamente inexplorable. Lo único que se podía hacer era esperar y confiar en que los dos estaban bien.

Pese a ello, el príncipe apenas y toco su cena; se dedicó a observar los mapas de la frontera buscando posibles terrenos peligrosos o cualquier cosa que fuera indicio de una amenaza y que pudiera haber detenido a sus amigos. No noto el momento en que el cansancio lo venció y quedo recostado sobre los mapas.

Dormitaba; cuando un ajetreo afuera de su carpa lo hizo levantarse y correr fuera de ella a ver lo que sucedía. Sus soldados se movían nerviosos de un lado a otro, señalando hacia el este; antes de preguntar cuál era el motivo del ajetreo, dirigió su mirada hacia el lugar que señalaban y fue entonces cuando descubrió la razón.

A lo lejos se divisaba un corcel, con la negrura de la noche era difícil observar si el corcel era blanco o negro o distinguir al personaje que lo montaba. Jooheon dio la orden de alistar las armas en casa de ser necesario; el mismo acomodo su espada y se dirigió a paso lento hacia el misterioso jinete y su corcel. Conforme la distancia se acortaba entre ambos, Jooheon pudo distinguir al caballo de Shownu; "Oso", emocionado dio la señal a sus soldados de bajar las armas y que buscaran a un médico. No sabía si estaban heridos, pero con solo ver una montura sabía que las cosas no estaban del todo bien. Fue entonces cuando arranco a correr para eliminar lo poco de la distancia que los separaba, cuando por fin los alcanzo lanzo un suspiro de alivio. Tanto Shownu como Wonho se veían bien, no había indicios de heridas en sus cuerpos; solamente ropas sudadas y cabellos revueltos por el viento, consecuencia de estar todo el día cabalgando bajo el ardiente sol.