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Alida

Me mire al espejo y negué con la cabeza para quitarme la remera que traía recién. No combinaba.

Rodé los ojos cuando mi celular sonó de nuevo, rechacé la llamada de Mateo por quinta vez. Habíamos regresado del Mar De Plata hace dos días, pero el resto de la semana que la pasamos allá termine ignorándolo.

Guarde mi celular en mi bolsillo delantero junto con mis llaves.

Baje y espere el colectivo sentada. Cuando llego me levante y me subí para sentarme en medio junto a la ventana.

Vi de reojo como alguien se sentó y volteé a ver por la miraba que me intimidaba, solté un suspiro cuando vi a Mateo viéndome con una sonrisa burlona. Traía un buzo negro con la capucha puesta y lentes de sol, seguro para que no lo reconozcan pero este pibe desde lejos se huele.

—Amo el destino— masculló acomodándose mejor para verme

—Yo lo estoy odiando— dije recargándome en la ventana

—Venga beba, qué esto es obra del destino no es culpa mía— se excuso y reí con soberbia

—Vos decís— subí los hombros restándole importancia sin verlo

—¿Por qué no me das bola?

—Nada más— dije aún sin verlo

—¿Nada más?— preguntó con un tono burlón

Saque mi celular y le mande un mensaje a More, iba a ir para su casa junto con Lucia.

—Si nada más— respondí seria tecleando algo en mi celular

—¿Me podes ver cuando te hablo?— preguntó un toque enojado y eleve una ceja viéndolo

—Uy, perdón— susurré guardando mi celular— ¿me das permiso? Aquí bajo

Sonreí divertida y se levantó para dejarme pasar, baje del colectivo y cuando lo escuché gritar mi nombre rodé los ojos para detenerme en la esquina.

—¿Por qué sos así?— reí al escuchar su pregunta y alce los hombros la verdad no sabía qué decirle— no creo que sea cosa de risa Alida

—Para mi si— me agrande dándome la vuelta para irme, sentí su agarre en mi brazo dándome vuelta bruscamente

—¡¿Se puede saber por qué sos una agrandada?!, me quieres cuando se te da la gana, me calentas cuando quieres, me hablas cuando quieres, me tratas bien cuando quieres, y cuando por fin consigo una puta oportunidad con vos te alejas, sin dar explicación, y no te entiendo, decime que no me queres como novio, o hasta como amigo y dejo de perder mi tiempo con vos. No sé quién podría estar con alguien así, sos re vueltera, le entregas el orto a quien se te cante pero yo me pregunto ¡¿Quien mierda te crees?!— exclamó totalmente enojado y en voz alta, su actitud me estaba dando miedo, solo lo escuchaba sin poder moverme

No pude decir nada, solo me di vuelta en mi lugar pero no me fui, ahí me quede dándole la espalda, y las lágrimas empezaron a caer.

Empece a sollozar como nena chiquita, aveces no soportaba que la gente me gritara... y más por lo que sus palabras me habían expresado.

Me tape la cara con ambas manos para calmar mi llanto.

—Alida— susurró pero no le respondí— perdóname no quise decirte todo eso

Intento poner su mano en mi hombro pero me removí para que no me tocara, me limpie las lágrimas y le di la cara.

—Solo te voy a decir que nunca te pedí que perdieras el tiempo conmigo, solo has estado conmigo como un perrito fandolero siguiéndome para ver si caigo. Así que la culpa la tenes vos, no yo.— pase por su lado chocando su hombro a propósito y camine rápido a casa de Morena

Cuando estuve en la puerta de su casa toqué tres veces hasta que me abrió y al verme con los ojos llorosos me abrazo metiéndome a su casa donde Lucia estaba sentada en el sillón.

—Que pelotudo— exclamó Morena al escuchar lo que había pasado hace diez minutos

—¿Pero no pasó nada en Mar de Plata ¿no?— preguntó Lucia y me tardé en responder por lo que agregó;—¿qué pasó?

Me mordí el labio y pensé en si contar solo el beso o que también me había metido con Eduardo. Al final me decidí por las dos.

—Mateo me dio un pico y me garche a Eduardo— respondí rápido cerrando los ojos

—¡¿Que!?— preguntaron las dos al unísono y asentí nerviosa

—¿Eduardo? ¿Cacha?— objetó Lucia y asentí— bueno es alto bombón no te lo niego

—Pues resulta que estaba de novio y aún así cogimos— masculle rodando los ojos

—Creo que ya terminaron por una infidelidad de Cacha— dijo sin problema Morena— paren ¿creen que se haya enterado de lo suyo?

—Lo más probable es que si— alce los hombros, la verdad no me importaba

—Bueno, será mejor que hagamos algo para que a Ali se le olvide todo, ¿pinta una chocolatada y una buena peli?— preguntó emocionada More y asentimos

Las abrace con todas mis fuerzas, ellas sabían todo de mi y siempre sabían como hacerme sentir mejor en todo momento.

Eran mis angelitos.





































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R.V

petite - trueno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora