1.El misterioso niño de cabellos negros.

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Pov's Mean

Caminaba a pasos tranquilos por las calles mientras un pequeño vientos soplaba y se hacia cada vez mas noche, aunque, aun así, había muchos personas-en su mayoría estudiantes- haciéndome compañía por las calles de camino a casa. Hoy había salido algo tarde de la universidad por lo que también tuve que empezar mi show unas horas mas tarde ocasionando que todo mi itinerario se moviera. Pero bueno al menos ya había acabado con todas mis actividades y por fin podría volver a casa.

Suspiré cansado y di vuelta en una esquina encontrándome con la hija de una de las vecinas-la cual era mi fan- acercándose a mi para saludar, aun portando su uniforme y la mochila colgando sobre sus hombros. A pesar de ser de secundaria le gustaba quedarse en actividades extras.

—Buenas noches P'Mean— Me saludo me manera respetuosa haciendo un wai que yo respondí— Veo que salió tarde de su show hoy ¿Comenzó más tarde?

—Tuve clases hasta un poco mas tarde por lo que tuve que retrasar lo demás— Dije haciendo una pequeña mueca de molestia, metiendo las manos a los bolsillos de mi abrigo negro.

—Ya veo— Dijo Sammy en una pequeña risa, llevando ambas manos detrás de su espalda. De seguro me pedirá algo— P'Mean ya que estamos hablando cree que... que pueda darme tres boletos para su próximo show de magia.

Lo sabía...

—¿Tres entradas? Sabes cuanto perderé en ellas si te las doy— Dije con algo de seriedad, deteniendo mi paso frente a la pequeña reja negra de mi casa— Tengo gastos extras que cubrir en mi universidad así que no se...

—¡Por favor P'Mean!­— Suplico sujetándome de un brazo y comenzando a sacudirlo de un lado a otro— ¡Por favor! ¡Por favor! ¿Sí?

—¡Esta bien! Pero a cambio harás unos dibujos que tengo pendientes para mi clase ¿Ok? — Dije zafando mi brazo de su insistente agarre

—Lo que quiera P'Mean. Muchas gra... Oh— La chica detuvo sus palabras, y se puso de puntillas para mirar sobre mi hombro— ¿Conoce a ese chico P'?— Pregunto con curiosidad, señalando detrás de mí. Me di vuelta encontrándome con un muchacho, recargado de puntillas sobre la reja, tratando de ver dentro de la casa.

—¡Oye tú! — Grite un tanto molesto, causándole un respingo al chico, que pronto, se giró para mirarme— ¿Qué quieres? Acaso no sabes que no debes espiar en casas ajenas ¿He? — Bueno tal vez estoy exagerando un poco ya que el tipo tiembla como perro chihuahua y muerde sus labios nerviosamente.

—Lo siento yo solo...— Y no solo su apariencia lucia nerviosa sino también su voz, la cual era cortada y temblaba con cada palabra que decía— Busco a mi gato. Entro en tu jardín y lo perdí de vista— Dijo sin mirarme a los ojos, permaneciendo en una postura encorvada y sujetando las mangas de su abrigo fuertemente.

Volví a suspirar, y me di media vuelta entrando a mi casa dejando atrás al chico extraño y a Sammy, quien solo se despidió con una queja y siguió su camino a paso rápido. Al parecer el chico le había dado miedo y bueno ¡A quien no! Básicamente el chico lucia como un fantasma a pesar de que su piel era ligeramente mas bronceada. En fin, supongo que no es mas que otro tipo extraño.

Me quite mi abrigo y lo arroje al pequeño sofá-y único- que tenía en la sala, y camine hasta la pequeña cocina, sacando una taza de café y poniendo agua a calentar en la tetera. Hoy era un clima perfecto para un poco de chocolate.

.

.

Eran exactamente las tres de la madrugada cuando un irritante chillido me había despertado, lo cual era bastante extraño ya que, siempre llego demasiado cansado de la universidad y el show de magia por lo que casi siempre duermo como una roca. Me frote la cara con frustración y me levante de la cama, asomando un poco la cabeza por la ventana, pero no podía ver nada y aun así, el chillido seguía ahí.

¨Esto me costara muy caro en la mañana¨ Pensé mientras salía de mi habitación y bajaba las escaleras.

Me puse el abrigo que había dejado sobre el sofá, tomé las llaves que tenía en el perchero y salí de la casa hasta afuera de la cerca encontrándome con el mismo chico. Estaba recargado en la reja en cuclillas, sujetando sus piernas y escondiendo la cara entre ellas.

¡Este niño ahora si me iba a escuchar!

—¡Lo siento!— Soltó en lo que parecía un pequeño sollozo—¡ Pero no puedo entrar ahí! Ya vete por favor.

¿Qué me vaya?

¿A quién les estaba hablando?

¿Me hablaba a mí?

Me arrodille frente a él, posando una mano en su hombro ocasionando que todo su cuerpo comenzara a temblar y el sollozo se incrementara. Esta bien tal vez había sido algo rudo con el pero tampoco era para tanto.

—Oye ¿Estas bien? — Pregunte preocupado, mientras el chico levantaba el rostro para mirarme con sus ojos llorosos.

Que extraño chico de cabellos pelinegros.

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Tiene futuro o no? 

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¡Hasta que los fantasmas nos separen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora