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Cuatro meses a veces resultaba ser mucho tiempo. La distancia siempre dolía, pero James no podía negar que lo mejor para todos era precisamente que él estuviese ocupándose de su vida, sin intervenir en lo que sea que había entre Anthony y Steve. Si tan siquiera su amigo hubiese sido sincero, advirtiéndole que quería a Tony para él, Bucky jamás se hubiese fijado en el castaño de sonrisas atrevidas. Nunca le habría pedido matrimonio, para evitar esto: Tony enviándole los papeles firmados del divorcio.

"Lamento ser el dador de malas noticias" le dijo Sam, mirándolo con pesar. Él le había traído los papeles de divorcio a casa, no por hacerle el favor al ingrato de Anthony, sino por James.

Bucky revisó el documento, sentados a la mesa de la cocina, todo estaba en regla, solo faltaba su firma y sería libre. "¿No importa si te los entrego después, Sam?" murmuró resignado, "Aún no quiero firmarlos..."

Sam lo observó con sorpresa. Después de todo lo ocurrido, y haberse librado de una tóxica relación con Anthony Stark, él todavía no creía cómo James seguía prendado a alguien así de egoísta. Era cierto que ahora Tony había cambiado, no, tampoco era el de antes de estar con James. Un sarcástico y alegre sujeto que era feliz ocupando su mente en el taller, pasando un rato con sus amigos y siendo cínico pero solidario con todos.

Ese hombre también se fue.

Ahora solo quedaba el patético egocéntrico que bebía cada noche, apenas le hablaba a alguien y no le importaba el trabajo. Era como si el nuevo Tony, ese ser amargado y reacio a hablar de sus sentimientos, fuese el fruto de lo que dejó el rencor que lo pudrió por dentro. Merecido o no, a nadie le gustaba verlo así.

"No importa, James..." mencionó Sam, empático con el dolor de su amigo "Fírmalos cuando estés listo". Al diablo las instrucciones de Tony, exigiéndole a Sam que regresara los papeles lo antes posible.

Él ya no se merecía más consideraciones, y mucho menos una como esta. Permaneció en la mesa de la cocina con James, hablando solo lo suficiente de sus respectivas misiones y cómo Rumlow parecía estar de vuelta para amargarles el día a todos...

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Anthony no podía entenderlo.

No importa de qué perspectiva lo mirase, estaba convencido que la recompensa a sus acciones por hacer justicia a sus padres no debía ser esa ola de aflicción que se le venía encima cada vez que el nombre de James cruzaba sus oídos. ¡¿Por qué?! ¿Qué hizo mal? Cumplir su promesa era lo correcto. Se suponía que la paz debía llegar apenas hiciera justicia. ¿Por qué ese alivio nunca llegó a él?

Tony ya no sentía aquellos celos y rabia hacia Bucky. Ya no había odio envenenando su sistema. Él creía que finalmente se había librado de todo ese rencor, cuando en realidad esos sentimientos solo se transformaron en lúgubre melancolía... no habría paz para Anthony hasta hacer verdaderamente lo correcto...

"No haces mantenimiento a tus autos de exhibición. No has tocado tus proyectos sin terminar. No comes, pero te encanta beber. Y no empecemos con el hecho que estás usando una de las camisas olvidadas de James" enumeró Bruce, mirando con recelo a su amigo de ciencias.

Tony era un desastre, su barba había perdido forma, igual que sus ojos pardos ya no brillaban con la intensidad de antes. Seguía participando en las misiones que los acercaban cada vez más al escuadrón de la muerte dirigido por Rumlow, pero alguien siempre terminaba herido por su falta de atención. Últimamente, Steve era el que se sacrificaba por el equipo, recibiendo esas palizas y esos golpes casi letales para salvar el descuidado trasero de Anthony como si así, el súper soldado expiase su mayor pecado.

"Me ofendes, Brucie" bufó Tony, mirando su camisa negra con el diseño de la silueta de su propia armadura de Iron Man, "Obviamente esto es mío."

WINTER'S FALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora