Cena

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—Luke, ya casi está la cena, hijo.

—Ya termino —pronunció el niño, jugando con su consola.

Y quince minutos después del tercer llamado, el pequeño rubio fue a la cocina, sentándose al lado de su padre.

—Esto no debe estar muy caliente ya.

—No importa, así no tendré que soplar —le dijo despreocupado, pinchando un cappelleti.

—Luke, tu mamá hoy habló conmigo ¿Quieres contarme que pasó ayer?

El niño rodó los ojos, y se llevó otro trocito de pasta a la boca, sin responder.

—Hijo, nosotros hablamos ya de esto, y-

—Ya no quiero vivir con ella, y cuando le dije eso, se enojó. Yo no quiero vivir con ella y su marido, pa —pronunció molesto, con rabia, levantando la cabeza—. Ellos tendrán a su hijo, yo no soy de ahí.

—Luke, tu mamá te ama mucho, eres su hijo también, y ese bebé es tu hermanito también, son tu familia. Sé que esto no es lo que tú querías, pero así se dieron las cosas.

—No me importa, no quiero vivir con ella, no quiero. Me quiero quedar aquí contigo.

—Hablaré con tu mamá.

—Mentira, tú dices eso, y luego no haces nada.

—Sí lo haré, hablaré con tu mamá y con su pareja.

—Bueno —murmuró.

—Ahora come —le dijo en un tono suave, acariciándole la cabeza—. Se enfría.

—Sí.

Bastien respiró profundo, y también continuó comiendo. Sabía muy bien que Candice no estaría de acuerdo con aquello. Ella no querría que Luke se quedara en su casa, y mucho menos, que no volviera a la de ella.

***

Estaba pensativo, sentado detrás de su escritorio, con un vaso de café en una de sus manos, mirando hacia la nada. Tener un hijo, estando separado, no era para nada fácil.

Se suponía que tenían que buscar lo mejor para el niño, y era imposible cuando la madre no entendía que los intereses del niño, estaban por sobre los deseos de ella.

—Bastien —pronunció bajo Kim, entrando al consultorio del médico.

El desvio la mirada hacia ella, y sonrió levemente.

—Hola Kimy.

—Yo... Te traje algo —le dijo mirando hacia abajo, entregándole una bandejita con tapa.

Él la tomó, y al quitarle la tapa, se encontró con arroz y verduras hervidas, sonriendo.

—Muchas gracias, esto huele muy bien.

—Sé que eres vegetariano, y como no venden comida para ti cerca, quise traerte algo.

—Gracias, no como nada desde anoche —sonrió, tomando los palillos que ella también le había traído—. Siéntate por favor.

—Gracias... ¿Estás bien? Hoy no te vi mucho.

Eran ya las cinco de la tarde, y el horario de Kim había terminado, pero la jovencita seguía en la clínica.

—Intento estarlo, pero es difícil. La madre de mí hijo está embarazada, muy pronto dará a luz, y el niño no quiere vivir ya con ella y su pareja. Intenté hablar con ella, ser comprensivo y racional, pero no hubo forma de hacerle entender que el niño no quiere estar con ellos.

—¿Por qué no quiere?

—Luke está celoso, siempre fue muy celoso de su mamá, y supongo que ahora su rabia es por la pareja de ella y el nuevo bebé. Siente que ellos le están robando el amor de su madre, y no es así ¿Pero cómo hacerle entender eso a un niño?

—¿Y por qué ella no quiere que el niño viva contigo? De este modo sólo está forzando algo que no va a ocurrir. No creo que a la fuerza tu hijo quiera a su padrastro y nuevo hermanito.

—Yo tampoco, y de éste modo sólo está dañando a Luke.

...

KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora