Si algo había sido difícil dejar atrás, era a Luke. El niño había llorado mucho al momento despedirse, sin poder entender porque ella se iba.
El pequeño había pensando que Kim se quedaría con su papá, que ahora sería su nueva mamá... Y ella ahora se estaba yendo.
Verlo tan afligido, tan triste, la hizo llorar gran parte del viaje hasta las islas de Kanat'ma. Sabía que el niño estaría bien, que cuando tuviera una mejor relación con Candice se olvidaría de ella, pero aún así dolía haberlo visto de ese modo.
Luego de bajar del avión, tomó un autobús hasta la tribu del este, dónde ella vivía, y dejó todo en su hogar, que seguía igual meses después de haberse ido.
Sintió el aroma de la isla, la tierra bajo sus pies, y corrió por la selva, dirigiéndose hacia la playa. Necesitaba reconectarse con su madre, que la limpiara de todo lo malo que había vivido en el exterior.
A estar a muy pocos metros de la orilla, corrió con todas sus fuerzas y luego dio un salto largo, antes de caer de lleno al agua, nadando más adentro aún.
Sintió la calidez del agua, la pureza de la misma, y como su cuerpo reaccionaba a ella, dándole una sensación de paz, de tranquilidad.
Finalmente estaba en su hogar.
***
—Luke —pronunció Bastien con pesar, acariciándole la espalda al niño.
Había estado llorando, no había querido ver series, ni jugar con él en la consola, ni comer helado, y eso ya era preocupante para el azabache.
—¿Te gustaría ir con tu mamá?
—No, no quiero ir con ella.
—¿Sabes que Al ya no vive con ella?
El pequeño rubio se giró en la cama, y se sentó, secándose las lágrimas del rostro antes de mirar sorprendido a su papá.
—¿De verdad?
—Sí —sonrió suavemente, secándole el rostro, acomodándole un poco el cabello luego—. ¿Quieres qué vayamos a visitarla? Podemos comprar pizza, helado, o lo que tú quieras.
—¿Y su esposo vendrá?
—No, él no estará allí. Tu mamá quiere que tú te sientas cómodo, que vuelvas a vivir con ella, porque te extraña mucho, hijo.
—A mí no me gusta él.
—¿Quieres contarme por qué? —le inquirió abrazándolo.
Luke lo miró inseguro, y luego bajó la cabeza, abrazándose a su padre.
—Él sabe que a su familia... No le agrado, y no hizo nada cuando... Cuando su hermano dijo que yo parecía un gato —murmuró—. Mi mamá no sabe porque ella no estaba.
—¿Y él qué hizo cuándo escuchó eso?
—Nada, no hizo nada, papá.
Bastien respiró profundo y le acarició el cabello y la espalda.
—Ese tipo ya no estará en la casa de Candy, y ella tiene muchas ganas de verte, de abrazarte, de darte muchos besos. Porque ella te ama, Luke, tu mamá te ama mucho, y quiere que tú vuelvas a aceptarla. ¿Recuerdas lo qué te conté qué pasó cuando naciste?
—Sí.
—Te alejaron de tu mamá, y ella sufrió mucho hasta volver a encontrarte. Candy no quiere volver a perderte.
***
Luego de aquel chapuzón en el mar, y regresar a su casa a descansar, la joven castaña se había puesto a acomodar un poco. Tantos meses fuera, y sin nadie que limpiara, los muebles se habían llenado de polvo.
Había pasado un día desde que se había ido de la ciudad, y Bastien no le había enviado ni un mensaje. Y lo entendía, ella misma le había pedido al despedirse, no volver a hablarse.
Sabía que mantenerse comunicada con él, sólo haría más dolorosa la distancia, aceptar que su relación era imposible... Pero dolía, por más que fuera la decisión más sensata.
Lo había pensando mucho, en las posibilidades, en volver a trabajar allí como médica, en intentar formar una familia con Bastien. Pero pasar tiempo de nuevo en su isla, le hizo comprender que su lugar era allí.
Quería a Bastien, le gustaba él, pero había una gran diferencia de edad y cultura. Estaba segura que cuando tuviera que pasar, encontraría un nuevo amor.
Quizás un muchacho de su edad, con sus costumbres, libre, y dispuesto a formar una familia allí con ella.
Pero Kim sólo quería saber de Luke, como se encontraba el niño. Aún así, no le hablaría, apelaría a la madurez y paternidad de Bastien, sabiendo que haría lo mejor para su precioso gatito rubio.
No sabía cuando, pero en algún momento, volvería a ver a ese niño.
...
