Epílogo

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DIEZ AÑOS MÁS TARDE.

Fanny

Mi vida en diez años, ¿qué puedo decir? ¿Que he sido maravillosamente feliz?

Lo he sido, pero no puedo afirmar que todo haya sido dicha y felicidad. Bruno y yo hemos tenido nuestros momentos tensos, nuestras peleas sin sentido, rupturas y reconciliaciónes a través de los años, que por supuesto hemos sabido cómo resolver por el bien nuestro y de nuestra familia.

Y yo casi pierdo la vida.

Tuve un accidente automovilístico muy grave hace ya un año y medio atrás. De milagro logré salvarme porque Dios decidió darme una segunda oportunidad para seguir viviendo, pero tuvo sus terribles consecuencias.

No podía caminar, había perdido la movilidad en las piernas y de repente me vi sentada en una silla de ruedas y no podía creer que esa era yo.

Fue un momento tan duro para mí como para mi familia, me deprimí las primeras semanas, creí que mi vida se había terminado porque no podía mover mis piernas, aun cuando tenía claro que con rehabilitación podía lograrlo. Me sentía triste otra vez, sentía que me habían, de algún modo, cortado las alas porque ya no podía jugar con ellos ni correr detrás de mis hijos, pero mi esposo estaba ahí, amándome como nadie, dándome fuerzas en cada terapia de rehabilitación y aunque a veces perdía las fuerzas y caía, no una sino muchas veces, él siempre estuvo ahí, sosteniéndome todas esas veces para no dejarme caer y ayudarme a avanzar.

Ha sido el mejor esposo del mundo y no me arrepiento de nada de lo que he vivido a su lado, me ha dado años maravillosos de plena felicidad.

Eres fuerte mi amor, y yo sé que tú puedes —Me había dicho en una de las tantas terapias de rehabilitación—. Le ganaste la batalla a un monstruo más peligroso: la muerte, vas a ganarla otra vez porque nuestros hijos quieren volver a ver a su mami feliz, corriendo detrás de ellos. Tú puedes, yo estoy aquí, nunca te dejaré caer, nunca amor.

Y lo logré.

Actualmente estoy recuperada totalmente, he vuelto a mi rutina de medico aunque evito no ser una esclava de mi trabajo la mayor parte del tiempo mientras pueda evitarlo porque tengo una familia que necesita de mí. Mi esposo, mis cuatro hermosas niñas y Yago, que aunque yo no lo parí y tiene una madre biológica a la que ve con regularidad ya sea porque la famosísima actriz de Hollywood Eva Dalton se tome un tiempo para venir a visitarlo o mi chico vaya a visitarla a Los Ángeles durante algunas vacaciones sin que su padre se niegue porque ella de verdad ha estado dándole tanta prioridad a su hijo como a su carrera como actriz siendo una buena mamá, yo a ese niño, con más de quince años ya y todo un hombrecito bello y hermoso que ya tiene a más de una niña rodeándole, le tengo un cariño inmenso y mi cariño es totalmente correspondido por él.

Es mi muñeco.

Como he dicho tengo cuatro hermosas niñas que salieron de mí, que hice junto a ese hombre maravilloso que en diez años me ha llenado de dicha y felicidad. La primera de mis cuatro bebés, con nueve años, es Ayla, la segunda con siete años es Gaia y mientras Ayla tiene mis ojos mieles Gaia fue la que heredó esos ojos grises con matices verdes de su padre y físicamente es muy parecida a Bruno.

La tercera de mis nenas, es Olivia con seis años, y nuestro milagro más hermoso. Olivia fue la única de nuestras hijas que nació prematura a los siete meses y medio. Durante algunas semanas fue duro ver a mi niña en aquella incubadora luchando por su vida mientras mi marido y yo, sin querer separarnos de ella, no hacíamos más que rezar para que el tercer fruto de nuestro amor saliera bien de esa y poder traerla a casa con sus hermanos, y definitivamente fuimos escuchados.

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