•JenLisa• Mi destino agridulce

Solo pídelo.

Lisa.

De manera automática mis brazos fueron en busca del cuerpo de Jennie, rodeandola y abrazandola con desespero. Esto era lo que necesitaba, un poco de cariño, de comprensión y entendimiento de parte de otra persona, y eso era lo que estaba recibiendo en estos momentos. Luego de varios minutos de estar abrazando a Jennie y despues de que mis lágrimas se detubieran, me separé y baje mi rostro para no mirarla, tampoco queria que notara los golpes en mi rostro.

-Hey... No tienes porque ocultarlos. -Una de sus manos fue directo a mi menton para despues alzar mi rostro lentamente. -Quiero verte.

-No. -Volví a bajar mi rostro. -No quiero que me veas así, hecha un... Desastre.

Retrocedí unos pasos para así evitar cualquier contacto con ella, no era que no queria tenerla conmigo, solo no merecia verme así, ella no merecia preocuparse por alguien tan poca cosa como yo, alguien que estaba apunto de hacerle daño y que ahora odiaba a toda costa a alguien de su familia, a su padre.

-No me importa como estes, solo quiero ayudarte, dime que te sucede. -Corto la distancia que nos separaba y tomo mis manos. -Lisa, por favor, déjame ayudarte.

Lévante mi rostro para chocarme con su mirada, una mirada que mostraba preocupación y cariño, cálidez y ternura que de alguna forma lograba grabarse en mi cabeza, como una cinta repetitiba que tuviera la misma escena en todos sus capitulos.

-No puedo negarme ante esa mirada. -Sonreí y un sonrojo inmenso apareció en mis mejillas, avergonzandome aún más.

-Habíamos quédado en un trato tú y yo. -Cámino un poco para sentarse en la cama y haciendome una señal de que me sentara igual, así que lo hice sentandome a su lado. -Dijiste si te ayudaba a salir del hospital me dirias quién eras, es la hora y aún no te conosco.

-Yo... Eh... -Tosi un poco mientras me ponia nerviosa, eso no me lo esperaba. -No querras saber quién soy, créeme.

-Si quiero saber, desde aquella vez que apareciste en el balcon de mi centro comercial herida. -Cruzó sus piernas para así acomodarse mejor en la cama. -Desde ese entonces tengo curiosidad sobre ti y tú solo... No me dices nada.

-No es el momento, cuando me sienta lista yo seré quién se acerque a ti y te dira todo, absolutamente toda mi vida. -Agarre su mano que estaba posada en la cama y la acaricie. -Te lo prometo.

Mi cuerpo se tenso de repente cuando sentí el suyo acercandose a mi, pero logré relajarme cuando solo queria abrazarme, así que solo correspondí, sus brazos pasaron alrededor de mi cuello y los mios alrededor de su cintura.

-Me está gustando tenerte así de cerca. -Susurró haciendo que mi cuerpo se erizara por completo.

Ella fue separandose pero no lo hizo lo suficiente, nuestros rostros estaban tan cerca que ambas podiamos sentir la respiración de la otra a tal punto de chocar en el aire. Mis brazos estaban aún alrededor de su cintura y los suyos alrededor de mi cuello mientras con sus dedos acariciaba mi cabello. En este punto no sentí ninguna tensión, tenerla así conmigo era algo que estaba necesitando hace mucho.

-Quiero estar segura de lo que voy a hacer. -Siguió hablando. -Pero necesito que me lo pidas.

-Yo... -Moví una de mis manos y con esta acaricié la mejilla de Jennie. -Quiero besarte, Jennie...

-Sólo pídelo. -Volvió a susurrar notandose en sus afueras las ganas que tenia de besarme.

Volví a colocar mi mano en su citura y la miré con deseo y lújuria.

-Jennie Kim, bésame. -Dije y estas palabras fueron la llave para que sus labios esten unidos con los mios en tan sólo milesimas de segundos.

Sin tanta prisa movimos nuestros labios lentamente para así probar con detenimiento el sabor de cada una, nunca creí que besarla iba a sentirse como un paraiso. Sus labios humedos acariciaban cada parte de los mios sin dejar ningún rincon por el cual no haya pasado, siguiendo así con el paso de su lengua dentro de mi boca, sentí tanta confianza que hice lo mismo con ella, una pelea de lenguas se desató y eso aunmetó el ritmo del beso.
Sus manos se perdieron en mi cabello y en un movimiento rápido estaba sentada a horcajadas sobre mi mientras yo la sostenía fuerte de la cintura y la atraía mucho más cortando la distancia de nuestros cuerpos. Luego de unos minutos bastantes largos nos separamos por falta de aire.

-Esto... Lo deseaba mucho. -Le confesé y la miré para luego sonreir.

-No eres la única. -Giro su cabeza en dirección a la puerta la cual se encontraba abierta y agradeció con que nadie nos haya visto. -Hay que cerrarla.

Jennie.

Me lévante del cuerpo de Lisa y cámine hasta la puerta para cerrarla pero un grito de Kai me detubo.

- ¡Jennie! ¡¿Dónde estas?! -Gire los ojos al verlo pasar enfrente de la habitación sin notarme. - ¿Jennie? -Me preguntó al devolverse y verme en la habitación de Lisa. - ¿Que haces aquí?

- ¿Para que me buscas? Habla de una vez que no tengo tiempo. -Le dije desesperada, sólo queria ir con Lisa y seguir besandola.

-Tenemos una cita, por eso vine a tu casa temprano. -Dio unos pasos y logró entrar a la habitación viendo como Lisa estaba en su escritorio haciendo quién sabe que en su computadora.

¿No estaba hace unos momentos en la cama? Que rápido se movió.

-Aparte... ¿Como así que mañana te vas de vacaciones? ¿Porque yo no sabia eso? -Lévanto la voz para mi y eso me enojo.

-No tiene porque interesarte eso, tampoco tienes derecho a controlar mi vida. -Me coloque firme y cruzando mis brazos lo miré desafiandolo. -Yo te terminé hace mucho y ni tenemos una relación para que me hables así.

- !¿No?! ¿Dijiste que no? Tu padre me pidio volver para que tengamos citas.

-Que bueno que lo tengas claro y sepas que no salgo contigo porque quiera si no porque me obligan. -Cámine hasta la puerta y la abrí aun más. -Sal de la habitación de Lisa, Kai.

-Si tu padre se entera de que como me rechazas él... -No siguió hablando ya que una risa de parte de Lisa lo detubo. - ¿Que te causa tanta gracia?

Lisa giro su cuerpo junto con la silla de su escritorio y miro a Kai con una sonrisa.

-Te dije que la friendzone te acompañaba y no me creiste. -Fue lo único que dijo y volvió a girarse en la silla para seguir en lo suyo.

-Eres una maldita y malagradecida, pero no se va a quedar así. -Con su dedo señalo reperidas veces a la espalda de Lisa.

- ¡Kai! Ya sal de una vez por todas. -Volví a pedirle y esta vez me hizo caso.

Cerre la puerta frente mio y suspiré ondo ya no tener su presencia con nosotras.

Nuevamente solas.

Continuara...