La luna alumbraba mi recámara haciéndole compañía a mi insomnio, mis padres dormían plácidamente a diferencia de mi, quien no había podido pegar un ojo en toda la noche. Luego de que Alice viniera a casa y me comentará que había tenido sexo sin cuidarse la noche anterior con alguien y no recordaba quién era tuvimos una ardua discusión. No había cenado ni hablado con mis padres solo opte por pasar todo el día encerrada en mi habitación escuchando música muy alta. Por otro lado tampoco dejaba de pensar en Greysel y en como su mirada divagaba por mi cuerpo, sus ojos expresaban algo que no había logrado descifrar aún, me pareció sumamente extraña la manera en como entro a mi casa y su excusa no fue la más convincente.
Me sentí sofocada y baje a la cocina, tome un vaso de agua y salí al frente de la casa. El aire frío movía mis cabellos los cuales llevaba sueltos y golpeaban delicadamente mi rostro, me gire por inercia y me topé con esos ojos grisáceos que habían echo desastre en mi interior en algún momento, se encontraba de pie a unos pocos metros de mi, llevaba puesta una playera de los The Bleadles y un pantalón de Chandal azul.
-Qué estas haciendo mojigata? Estás pensando en escaparte? - Una sonrisa arrogante tomo posición en su rostro.
-A donde podría ir vestida así? - Hice un ademán con las manos señalando mi pijama.
-Buen punto. - Camino y se colocó frente a mi. - Aunque para ser sincero no te ves mal así, ciertamente me gustas así.
Abrí la boca para decir algo pero la cerré de nuevo, mis mejillas se tornaron de color rosa por sus comentarios indecentes pero no aleje mis ojos de los suyos. No quería mostrarme débil frente a él.
-Seguro ya sabes lo que pasó con tu novia. - Entrecerre los ojos un poco y me acerque más a el, quedando lo suficiente cerca para apreciar más sus ojos y su barba de pocos días. Las facciones de su cara se relajaron tomándome por sorpresa y una sonrisa triste se formó en su cara.
-Si... - Desvío su mirada al cielo y pensó unos segundos. - No era mi novia pero comenzaba a tomar importancia en mi vida.
Oh.. Me sentí apenada y deseaba con todo mi ser que me tragase la tierra.
Aclare mi garganta.
-Yo, pues no era mi intención ¿okey? No era mi amiga pero lo siento mucho.
-No tienes porque pedir disculpas. Nada de lo que sucedió es tu culpa, solo nos queda esperar que se logré hacer justicia.
Asentí y me senté en el pasto, me abrace a mi misma y cerré los ojos disfrutando de la tranquilidad del momento. Sentí como el se sentó a mi lado y abrí los ojos para mirarlo.
-Eres muy hermosa Savannah, Lástima que seas tan aburrida. - Soltó una carcajada.
-No lo soy. Solo que no me agradas. - Dije incrédula.
-¿Ah, si? - Alzó una ceja y una sonrisa enorme se formó en su rostro - Pues eso no se notaba ni un poco anoche. - Sonrió para si mismo.
De pronto sentí muy seca la boca, mi corazón comenzó a bombear sangre con más rapidez, no podía articular palabras siquiera. Pena, ese era el sentimiento que predominaba y es que me costaba creer lo fácil que era para el conseguir incomodarme o mejor que eso, tocar nervio en mi. Sacudí la cabeza y lo miré solo para fulminarlo con esta.
-¡Eres un imbecil! - Masculle irritada.
Una carcajada limpia brotó de su garganta, acerco su rostro al mío y me miro por unos segundos, colocó un cabello detrás de mí oreja y acaricio con mucha delicadeza mis pómulos, cerré los ojos y respire con dificultad. No sé qué me pasaba cuando estaba cerca de el, había tenido novios y claro que había estado cerca de personas que me atraían mucho sin embargo siempre había tenido la fuerza y voluntad para controlarme cosa que con Stephen me costaba una galaxia.
-Me gusta como te queda el cabello suelto. - Susurro tan bajo que a duras penas pude escuchar.
-Gracias... - Mi voz salio casi inaudible encendiendo algo dentro de él.
Cerro la poca distancia que había entre nosotros con un beso, un beso que le correspondí. Una corriente eléctrica viajaba por todo mi sistema, sus besos se hacían cada vez más demandantes, mordía y chupaba mis labios causándole muchas sensaciones a mi parte baja, sabía que debía determe pero no podía, no quería.. Me subí encima de él quedando sentada en su regazo, tome su cabello en mis manos y profundice más el beso, el me tomo por las caderas y me acomodo por encima de su erección haciendo que soltará un gemido suave. Me moví sobre su miembro haciendo fricción varias veces, podía oír sus gruñidos bajitos pero lo suficiente para escucharlos solo yo, cosa que no hacía más que encenderme más. Sus manos apretaron mis nalgas haciendo notar el desespero y deseo que había en el ambiente, nos tuvimos que separar por falta de aire y entonces nuestras miradas se encontraron, sus bonitos ojos se habían tornado varios tonos más oscuros, sus labios estaban rojos y su pecho subía y bajaba con cada exhalación.
Se alejó un poco y recorrió mis muslos con sus manos, abrió mis piernas delicadamente y me dio una mirada que comprendí por lo cual asentí nerviosa, su mano derecha acaricio mi feminidad por encima de la ropa, eche mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos por inercia. Entendía muy bien lo que estaba sucediendo y aunque sentía miedo no quería frenar, las múltiples sensaciones que se hacían presentes dentro de mi pedían a gritos por más y mi diosa interna se encontraba maravillada bailando y aplaudiendo para si misma.
Su mano hizo a un lado mis shorts y dos dedos habilidosos se hundieron dentro mi, estaba al borde del colapso, mi feminidad estaba tan mojada y palpitaba causando más desespero en mi, gemidos suaves dejaban mis labios uno tras otro. Sus dedos tocaban, frotaban y se hundían en mi sin mesura.
-No cierres los ojos Savannah, quiero verte. - Ordenó.
-Yo.. N-no, No puedo. - Balbucee.
-Abre los ojos. - Ordenó esta vez más serio.
Abrí los ojos con mucho esfuerzo, su mirada estaba posada en mi, sus ojos llenos de deseo su boca ligeramente abierta soltando palabras en un idioma que no entendía pero sabía que era alemán y eso estremecía más mi ser. Entonces un millón de sensaciones se arremolinaron dentro de mi, un gemido ahogado dejo mis labios seguido de un gruñido también de mi parte, un dolor placentero recorrió mi feminidad y las palpitaciones se hicieron cada vez más presentes... El pudor y la pena me invadió, cerré las piernas apretando con fuera los ojos. Mi respiración era un desastre y tuve que esperar algunos minutos para calmarme, lo miré y su expresión era serena y calmada introdujo los dedos en su boca y los saboreo cosa por la cual sentí que me quemaba, las mejillas me dolían y baje la cabeza cuando la pena ya estaba en su punto máximo.
-Sabes muy bien Sav, eres preciosa y más cuando dejas salir a flote tus emociones. Desde ahora eres mi Harley Queen. - Sonrió y se acercó a mi.
-¿Harley Queen? no sé si lo hayas notado pero no soy rubia. - Exclamé aún con pena.
-Lo sé, no lo decía por eso. A lo que me refiero es que no necesitas tener aspecto de una chica mala para ser una. - Tomo mi cuello con fuerza y me beso bruscamente. -Ahora si podrás dormir bien preciosa, buenas noches.
Se dio la vuelta y se alejó dejándome con cientos de pensamientos en la cabeza, camine a mi casa y subí a mi habitación no sin antes asegurarme de haber cerrado todo.
Y otra vez había pasado, me había dejado llevar de nuevo y esta vez no podía culpar al alcohol, ni a las drogas.
Dios, que está pasando conmigo.
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Tentación Peligrosa ©
RandomSavannah Blade había estado observando discretamente a la familia que se había mudado recientemente al vecindario, específicamente al lado de su casa. Se la pasaba noches enteras pensado en Stephen James, el hijo mayor. Inevitablemente despertaba mu...