Lost ━The 100 |Bellamy Blake

Capítulo 33 | Después de la Huida

El agua fría salpico el cuerpo de Tania que automáticamente intentó cubrirse con sus propias extremidades en un fallido intento de que el muchacho cesará de incordiar. 

—Lo recordaba más divertido —comentó Tania observando el cuerpo en movimiento de Bellamy en el río. 

A pesar de que su cuerpo temblaba a causa del frío del ambiente y la humedad del agua, aquellos instantes podían posicionarse como la sencilla felicidad que Tania siempre había anhelado. Los días posteriores a la Huida habían pasado de manera vertiginosa, como si no fueran reales, alejando los malos recuerdos vividos e intentando hacer nuevas sensaciones. Ninguno sabía que les depararía el futuro y que caminos tendrían que tomar en un cercano periodo, pero aquellas cuestiones no fueron tomada con prioridad. El tercer día después de la Huida, tomaron una decisión. 

«Bellamy —Tania pronunció su nombre con lentitud. Ella estaba sentada  con la espalda apoyada en la pared del exterior de la cueva y él, tumbado con las piernas flexionadas, tenía su cabeza encima de la pierna de Tania, ambos viendo como el  cielo empezaba a escurecer. La mano de la chica acariciaba el pelo revuelto de él, la largura comenzaba a a no dejarle ver y tenía que apartarse el pelo hacia un lateral aleatorio. Bellamy dejó de observar el cielo para dirgir su mirada a los ojos oscuros de ella —Estos días no hemos hablado mucho sobre ello, la verdad es que no quiero complicarme pensado en que debemos hacer. —Tania hizo una pausa y Bellamy esperó hasta que ella prosiguiera, no tenía muy claro el rumbo que iba a tomar la conversación —. Es cierto que deberíamos preocuparnos y preguntarnos que vamos a hacer ahora. No sabemos si estamos en peligro o no. Pero esos días han sido bastante horripilantes para mí, para todos. Estaría bien acoger la rutina de antes, al menos durante unos días más. Luego ya decidiremos hacia donde dirigimos nuestras vidas. —Bellamy sonrió de lado y apretó la mano de ella con fuerza. »

—Quizá se debe porque aquel día hacía un sol abrasador y no este ambiente tétrico. 

Tania sonrió recordando aquellos días. Sin pensarlo demasiado sumergió su cuerpo por completo en las frías y cristalinas aguas del río. Sus dolores parecían deslizarse a través de su piel para después dejarse arrastrar por las corrientes del agua e irse sin despedirse. Tras salir a la superficie removió su larga melena rompiendo el agua en cientos de gotas voladoras. 

—Por el bien de nuestra salud, deberíamos salir enseguida. —comentó Bellamy avanzando hacia ella. El pelo mojado se le había quedado revuelto y diferentes mechones serpenteaban su frente. Las gotas decoraban su rostro al igual que el centenar de pecas. 

Tania mostró su inconformidad con un sonido que emitió con su boca. No tenía demasiadas ganas de abandonar aquel contacto con el agua. Su cuerpo se extendió en agua y sus brazos comenzaron a moverse en gestos delicados para avanzar, sus piernas revoloteaban ritmicamente. La piel comenzaba a tensarse debido al frío, apenas quedaba fuerza térmica en el sol que iluminaba la mañana, a pesar de eso continuó nadando unos minutos más. 

Cuando ambos salieron del río, la brisa acaricio la piel desnuda de ambos, provocando un escalofrío reconfortante. En la mente de la joven la limpieza era señal de calma y bienestar, cogió aire con profundidad y lentamente lo expulsó por la boca. 

Después de aquella limpieza física y espiritual, Tania y Bellamy se dispusieron a comer con tranquilidad, había diferentes piezas de fruta y una caza que con anterioridad habían capturado y cocinado con el chirriante fuego. 

—Parece mentida que haya pasado más de una semana —comentó ella dando un bocado a la  jugosa manzana demasiado verde para su gusto más dulzón. 

—Debo decir que te has pasado gran parte del tiempo durmiendo. —dijo Bellamy con una sonrisa burlona en el rostro. —No se qué soñaras pero te despiertas con un humor celestial, comparte tus secretos chica terrestre.