Día 2

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Cuando el volvió a venir me disculpe por lo sucedido ayer y el dijo que entendía completamente porque la emfermera le explicó todo.

Contesté.─No, tú realmente no entiendes.

Él agachó su cabeza y susurró.─Tienes razón, nunca entenderé.

Mordí mi labio y acerqué mi silla a la suya, junte nuestras manos.

──Lo siento.

Él levanto la mirada y me sonrió.

──¿Me prometes que no volverás a dormirte en mis aventuras?

Reí y negué.─¡Lo prometo, señor!

(...)

Jamás me había reído tanto como en esa tarde, lo amaba y lo amaría. Sus chistes eran del asco pero con su risa nadie podría evitar sonreír.

El se despidió y se fue a su trabajo después de mi visita y prometió seguir enamorándose de mi.

Te voy a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora