Unos golpes en la puerta interrumpió nuestro beso, el ladrón de mis suspiros se levantó de su lugar y fue a abrir la puerta. Al principio, sólo pudimos ver un montón de globos con flores y un enorme peluche.
Después un cuerpo detrás de eso camino hacía mi y lo dejo en la cama.
──¡Hola, Mona Lisa!─me abrazo con fuerza y me dio un beso cerca de los labios. Su cabello ahora era de un rojo fuerte, su sonrisa seguía igual y sus ojos me miraban con cuidado.
──Te traje margaritas, sé como las adoras y un enorme peluche, los globos solo los vi lindos.─se sentó en la orilla de la cama y saco su celular.
──¿Selfie?
Reí y negué.──No selfie, mi ninja.
El castaño le dio un leve empujón a Alex en su hombro y se sentó cerca.
──¡Oh! ¡Hola, chico que no recuerdo!
Mordí mi labio aguantando la risa que quería salir de mis labios.
(...)
Los tres pasamos toda la tarde juntos, ellos dos eran como niños pequeños y yo la hermana mayor. Alex se sentó de un lado y mí amor se sentó al otro.
Al ser las 8 se fueron y ambos me prometieron volver mañana. Me siento bien y querida.
Por fin...