Escondí mi cara en la almohada y llore en ella. Hoy no iba a tener visitas, nadie vendría a ver a está estúpida enferma.
Hoy me sentía mal, mi cabeza me dolía a horrores y mis nervios se habían colapsado por completo. ¡Estaba perdiendo la paciencia!
Agarre mi celular, desbloqueé la pantalla y puse la música de mi biblioteca.
Una pequeña punzada de dolor en mi pecho me alertó haciéndome perder toda la cordura que había construido todo este tiempo. Toqué el botón de ayuda mil veces, mi cuerpo se sintió pesado y mis ojos perdían la visibilidad.
──¡Tristan!
Las lágrimas descendieron por mis mejillas y aprete la camiseta de mi ropa de paciente-muerto.
──Adiós...