Observo las flores a través de la entrada al salón de conferencias, miro a todos lados en busca de mis amigos y nada, solo somos un puñado, los chicos que hemos llegado más que puntuales. Me siento en la última fila en el asiento pegado a la pared, aquí no tendría que darle paso a nadie, puesto que no había más asiento después del mío. Suspiré y lancé el bolso a mis pies.
Estaba agobiada y un poco cansada, no había dormido bien estos dos últimos días después de que Even fuera punto y coma de conversación entre Alijah y Atenea ¿mi opinión? Seguirá siendo que no voy a tener nada con ese chico ni ahora, ni nunca. Había escuchado sus veredictos y charlas, además de sus descripciones y sus elogios, todos a favor de Even, pero como dicen: la palabra de muerte es la ley, la mía va por el mismo camino.
No sabía que había pasado tanto tiempo sumida en mis pensamientos hasta que noté la llegada de las chicas y comprobé mi reloj, treinta minutos tarde, muy propio de ellas.
Atenea a mi derecha se revolvía incomoda cada dos segundo, sus mejillas estaban encendidas y estaba jadeando ¿corrió la maratón para llegar? Después del incidente de hace dos días y de aclararles
- ¿Sucede algo? –me animé a preguntar. Me había girado por completo para hablar de lo que le estaba inquietando.
- No es solo... es solo que, no sé ni cómo decirlo –musitó.
- ¿Qué pasa? –Alijah se integró a la conversación. Atenea inhaló y exhaló varias veces.
- Alguien me ha besado.
- ¿Perdón? –logré articular luego de un breve silencio. Atenea es una chica muy conservadora, siempre ha dicho que es digna de llevar el nombre que tiene por su parecido a la Diosa, pero ese no es el caso. Ella nunca es impulsiva ni tentadora, es una chica sexy nata, no tiene que hacer más que caminar para parecer sensual y elegante pero aun así nadie en su sano juicio en este lugar se le acercaría, nadie que no quisiera llevar un puñetazo de Jasper.
- No sé qué ha pasado, no lo vi venir, para cuando me enteré ya lo tenía encima y... y –sus palabras atropelladas eran signo de desesperación, estaba jadeante y muy sonrojada -, solo sé que me ha dejado después de que terminó y me siento... me siento...
- ¿Bien? –pregunté.
- ¿Relajada? –repuso Alijah.
- ¡No! ¡Me siento usada! U.S.A.D.A. ¿Acaso me debería sentir bien porque cualquiera venga y me intercepte como si fuera un ganado? –tenía razón.
- ¿Cómo sucedió? –preguntó Alijah.
- Estaba en el estacionamiento –suspiró –volví por mi bolso para la charla, nadie estaba allí porque todos estaban en los pasillos, así que me tomé mi tiempo. –pasó sus manos por su rostro, lucía abatida –Luego de que tomara el bolso al cerrar la puerta alguien me volvió de un tirón, cerré los ojos por instinto, ¡Pensé que era un asaltante!
- Tranquila, -volvió a tomar inspiraciones exageradas, estaba tan nerviosa que había empuñado los bordes de su vestido. –tal vez solo haya sido un idiota con una broma, no creo que vuelva a ocurrir. –comentó Alijah.
- ¿Sabes cuál es el problema? –le lancé una mirada inquisitiva. –Que me ha gustado, ese es el maldito problema. –no, ya, esto se ha salido de control ¿Qué? –Que soy una puta enferma ¿quién me creo? ¿Anastasia Steele? Por Dios.
No salían las palabras por parte de ninguna, solo nos mirábamos entre nosotras hablando en un idioma intimo que delataba preocupación y miedo. ¿Quién ha sido? ¿Quién se ha atrevido a tocar a Atenea?
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REVELACIONES
Bí ẩn / Giật gânDespués de pasar por el infierno la oscuridad se vuelve costumbre y solo aquellos valientes dan un paso hacia la luz, sin olvidar de dónde han salido. Poe, una chica de New Orleans con un millar de secretos atada a una nueva vida en Amsterdam donde...