REVELACIONES

▼ Termina aquí II ▲

-¿Tienes algo que decir? –me preguntó mientras me peinaba.
-Él cree que somos pareja. –mi carcajada hizo que me revolviera en el taburete.
-¿Ah sí? –también se reía, claro que era de esperarse. –tal vez deberíamos brindarle un espectáculo.
-Ni en sueños Ana.
Ana, Ana, Ana.

Abro los ojos y todo se desvanece mientras salgo a bruces de la cama. ¿Ana otra vez? Tomo el móvil de la mesa de noche, me presenta la hora: 1:52 pm, suspiro. Mi habitación está en penumbras, enciendo la lamparilla de noche y la perspectiva de ir por un bocadillo se abre paso en mi mente. Tomo el móvil y voy a la cocina.
Preparo el especial Poe: tres sándwiches con todo lo que pueda ser comestible, desde queso hasta algunas aceitunas. Han pasado cinco horas desde la función y aun no puedo apartar la sonrisa idiota en mi mente, ganamos ¿cómo no iba a estar feliz? Además, tenía un hambre feroz.

From Edén se escucha fuerte en toda la cocina, el silencio es interrumpido tan bruscamente que doy un respingo. Es Even, ese es su tono de llamada.

Contesto.

- Even –respondí mientras contuve la respiración. ¿Qué quería?

- Buenas, buenas, caperucita... -dijo una voz grave y profunda.

- ¿Qué quieres? – su estúpido tono sarcástico me pone de mal humor, dejo el aperitivo en la isla.

- ¿Acaso no puedo llamarte? –añadió con voz tensa.

- Claro... ¿eso es todo? –gruñí con hostilidad. Quería acabar esa llamada que además de estúpida me parecía innecesaria.
una exhalación cargada de ira se oyó al otro lado.

- No, eso no es todo.

- ¿Qué quieres decirme ahora? –más hostilidad...

- Que se te veía muy feliz bailando con Lion.

- Lo sé, lo estaba –añadió con fingida tranquilidad ¿estaba celoso?

- ¿En qué sentido?

- ¿Tengo que darte explicaciones de por qué estaba feliz bailando? ¿Enserio piensas cuando hablas? –mi indignación iba más allá de una llamada a estas horas. Les explico, si mi madre no se molestó porque en UNA ACTIVIDAD ESCOLAR bailara con un chico ¿por qué tiene Even que reclamarme?

- Has huido de mí y yo pensé que tú y yo...

- ¿Acaso te estás escuchando? –se me formó un nudo en la garganta al recordar la mirada que le había dedicado Even mientras estaba en el escenario-. Sea como sea, te estás poniendo muy intenso y no sé de qué va toda ésta mierda Even, adiós.

- Poe...

Cortó la comunicación y dejó el móvil en la mesa mientras engullía lo que había preparado minutos antes. El sonido de me puerta abrirse la hizo correr a la entrada para ver quién era ¿sería mamá? Me llevé la sorpresa del año.
Era Even. Empapado de pies a cabeza con su cabello rojizo más largo y apegado a su frente. Tenía la mandíbula apretada y el semblante serio. Lo observo.

- ¿A qué demonios estás jugando Poe?
La voz profunda de Even ejerció su poderoso efecto en mí, otra vez. Su metro noventa y su camiseta blanca adherida a su piel por el agua al igual que sus vaqueros hicieron resaltar su musculatura.

- ¿Es enserio? –le propuse con sarcasmo, nunca lo usaba, pero esta vez fue necesario.

- No quiero repetirme.

- No me importa lo que hagas con tal de que salgas de aquí a la voz de ya ¿estás demente? Acabo de cortar la llamada porque no quiero hablar contigo.