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Perdí de vista a Valentín hace como una hora, después de haber bailado tan pegados él me pidió perdón de la nada y se fue casi corriendo. No le di importancia pensando que no sé, capaz tenía que ir al baño.

Me pagué mentalmente una piña, era obvio que estaba intentando zafarse de mi, pero algo dentro de mi cabeza ahora llena un 90% de alcohol intentaba convencerse de que Valentín solamente tenía que hacer algo y por eso se había ido.

Suspiré sentándome en uno de los sillones que decoraban el salón de mi amiga, teniendo vista perfecta a la gente bailando, otras fumando en una esquina de la casa y mi círculo de amigos estaban casi todos sentados alrededor de la mesa de la cocina.

Achiné los ojos viendo mejor y había una botella en la mesa, justo en el medio de la ronda, fruncí el ceño y comencé a caminar hasta ellos. Entré a la cocina y todos me quedaron mirando hasta que la botella dejó de moverse encima de la mesa, apuntando entre Daniel y Guili.

-¿Y no invitan? Que buenos amigos tengo che- Reproché sentándome en la silla libre al lado de mi mejor amiga.

Ella me miró y elevó los hombros, entregándome un vaso de vodka. Lo acepté, aunque sabiendo de que no podía consumir más porque sino si que moriría, pero en el momento no me importó en lo absoluto.

Cuando Dani preguntó "verdad o reto" capté que estaban jugando, y mi amiga quien estaba expuesta a la pregunta, respondió un simple "reto".

Todos esperaban mirando a Dani que dijera el reto, él parecía pensarlo hasta que miró a un pibe sentado solo en una silla en el comedor, todos miramos hacia él, quien estaba fumando ahora.

-Véte y chapatelo- Dijo Dani sonriendo.

Todos como pendejos gritaron un "uhh", era más que obvio que estaban todos en pedo, drogados y en algunos casos estaban en los dos estados.

Mi amiga asintió y yo la miré, como todos en la mesa, esperando que se parara para ir a cumplir su reto. Al principio tambaleó seguramente por los litros de alcohol que ingerió.

Ella caminó hasta el pibe y en menos de dos segundos los dos ya estaban chapando, ella encima de él. Esperé a que se separaran, pero ella parecía no querer soltarlo, me reí.

-¿Puedo jugar?- Cuestioné, todos asintieron y yo me senté acomodándome mejor en la ronda hecha alrededor de la isla de la cocina.

Giraron la botella, yo esperaba que no me tocara a mi. No quería empezar de esa manera, la suerte me ayudó y tocó entre Karen y un pibe que desconocía.

Eligió verdad y respondió tranquila a lo que el pibe le preguntó. Yo apoyé mis codos sobre la isla, y mis manos las acomodé apoyando mis cachetes.

-¿Qué juegan?- La voz ronca me sacó de mis pensamientos, mientras la botella de birra giraba.

Frenó entre dos pibes que desconocía, la mina miraba con atención al pibe y él respondió reto. Ella señaló sus labios y yo sonreí, ojalá me animara a actuar de esa manera. Los dos se chaparon al frente de todos nosotros.

-¿No son grandes para jugar a esto?- Señaló Valen la botella que giraba entre la ronda.

Yo lo miré y fruncí el ceño, ¿tan ortiva iba a ser?

-Valentín no jodas, jugas o no- Dijo Dani.

Valentín resopló pero igual se sentó en la silla restante, en donde se sentaba Guili pero no había vuelto. Intrigada miré hacia donde ella había ido con el pibe a cumplir el reto, pero ya no estaba.

Una más que iba a garchar hoy, sin contar a Julia quien tenía garche fijo. Quien pudiera garchar sin engancharse como lo hace Guiliana.

Giraron la botella, vi cada vuelta que daba la botella hasta que frenó, apuntándome a mi y a una persona al frente mío. Levanté la mirada y la choqué con un pibe que no conocía, tenía un corte en la ceja y me miraba esperando que yo dijera algo.

-¿Verdad o reto?- Cuestioné jugando con mis manos mientras mis ojos seguían observándolo.

Era lindo, muy. Pero algo dentro de mi lo comparó con el ojiazul y perdió.

-Reto- Sonrió con picardía.

Pensé hasta que una idea sumamente infantil se me vino a la cabeza, quería salir de este momento incómodo en donde todos estaban mirándome esperando que dijera algo.

-Chapate a la que te parezca más linda de la ronda- Dije con los cachetes rojos por la tremenda pelotudez que acabo de decir.

Escucho a algunos aguantar la risa y hacer el amague de reírse, haciéndome hundir más en la vergüenza.

El chico mira a toda la ronda pero deja sus ojos más en mi persona, poniéndome nerviosa.

Se para del asiento y camina hasta mi con rapidez, me agarra de los cachetes y pone sus labios contra los míos.

Comenzamos a chapar de forma lenta pero subiendo la intensidad de a poco, olvidándonos de que habían más personas alrededor nuestro.

-¿No quieren garchar también?- Pregunta una voz ronca haciéndonos alejar.

Miro hacia el lugar de donde proviene esa voz, me sorprendo al darme cuenta de quien fue.

Valentín.

Patovica - WosWhere stories live. Discover now