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-Flashback-

El mundo me da vueltas pero eso no impide que deje la botella de vodka que estoy consumiendo hace más de media hora, sola mientras que los chicos están riendo por una foto que vieron en Instagram. 

Ellos pararon de reír, la música ahora parece más alta en el silencio del salón. Kiara y Valentín están hablando tranquilamente por lo bajo, y yo no puedo escuchar su conversación. Me acerco cuidadosamente, intentando no caerme y me siento al lado de Valentín, que ahora dejó de prestarle atención a mi amiga y tiene sus ojos puestos en mí. 

-¿No vas a compartir?- Preguntó con una media sonrisa, sonreí y negué con la cabeza.

Él está tan en pedo como yo, aunque yo esté un poco peor, los dos estamos casi en el mismo lugar. Nos miramos entre los dos, esperando que alguien diga algo, incluso Kiara está esperando eso. El timbre de la casa retumba, pego un salto y el chico de ojos azules se ríe, Kiara lo imita y se para a abrir.   

Un enano morocho aparece a través de la puerta, es Dani. Me paro y voy a saludarlo, me siento tambalear y en unos segundos Valentín me tiene agarrada a él. 

-Gracias- Susurro como puedo, él me sonríe y deja un beso en mi cachete. -Dani- Arrastro las palabras y lo abrazo. 

Me devuelve el abrazo y cuando nos soltamos vuelvo al sillón, al lado de Valentín. Las manos del morocho están rodeando mi cintura y sus dedos juegan con la piel expuesta por mi buzo. 

Lo miro y él me mira, los dos nos sonreímos, acercándonos sin importar que estén los demás. Estamos a punto de chaparnos pero Dani nos interrumpe, riendo y tosiendo. 

-Adelante de los pobres no- Habló. 

Valentín le sacó el dedo, yo me reí. 

(...) 

El calor comenzó a invadirme, no sé si la botella cortada con fernet me afectó, o si el calor ambiental está muy fuerte, pero no puedo respirar casi. 

Comencé a elevar mi buzo, sentí unas manos temblorosas detenerme, miré a mi alrededor y está Valentín mirándome. 

-Valen tengo calor- Me quejé. 

Miré mis brazos tapados por la manga larga del buzo, él sonrió con ternura. Elevó él su remera y me la extendió. 

-No la miren- Dijo Valentín, derrapando un poco en sus palabras. 

Agarré la remera, mis movimientos son medio brutos, por todo el alcohol que consumí en toda la noche. Apenas son las cuatro y veinte, mis amigos están prendiendo el porro que vamos a fumar, mientras que yo me coloco la remera. 

En todo el procedimiento Valentín no dejó de mirarme, tiene los ojos rojos y achinados, dignos de una persona recién fumada y alcoholizada. No voy a negar que esa mirada me dio ganas de chaparlo hasta que quedemos sin oxígeno los dos. 

-Wachos, yo me voy arriba- Dijo Dani, seguramente a dormir. 

-Yo ya te traigo una remera de mi hermano, Valen- Ahora habló Kiara. 

No sé si los dos tienen algo planeado, en realidad no puedo pensar bien, pero ambos subieron juntos, y lo último que supimos de ellos fue la remera volando por las escaleras. 

Valentín y yo reímos, mirando la remera tirada en el piso, y más soltamos una risa. 

El morocho se acercó a la remera, y después al sillón, donde yo estoy sentada mirando cada uno de sus movimientos. Se sentó justo delante de mí, tengo su espalda, y mis manos inquietas hacen un camino hasta donde comienza, y recorrí como pude hasta donde termina.

Pase por cada uno de sus lunares, deteniéndome en una cicatriz. Su respiración está entrecortada, y suspira cada vez que recorro con delicadeza su espalda. No puedo controlarme, y sin dudas, mañana le echaré la culpa al alcohol.

Aunque sí, estoy mamada hasta los pies pero tocar a Valen de esta forma, es como si hubiera sacado gran parte del alcohol de mis venas, pero siendo realista; Seguramente mañana no recuerde nada.

Mis manos ahora pasaron a su torso, recorriendo su panza, y su pecho, hasta su cuello. Él gruñe y me da risa, pero la evito. 

Sigo el recorrido sin decir más nada, él se da vuelta y me mira, como si estuviera analizándome antes de hacer algo. Sé que quiere hacer y si lo hace no voy a negarme porque, ¿para que negar mis ganas inmensas de chaparmelo?

Cerré los ojos esperando a que pase, fue una eternidad pero al fin sentí sus labios sobre los míos, está chapándome y no puedo evitar sentir los nervios a flor de piel. Puedo estar tan en pedo, pero sí sé lo mucho que esperé otra vez este momento. 

Se subió arriba mío en el sillón, besándome el cuello. Sus manos frías fueron hasta su remera que está en mi cuerpo, la elevó y me hizo arquear mi espalda por el frío que transmitieron sus manos. 

 Bajó sus besos hasta mi pecho, suspiré. Valentín está volviéndome loca, tengo la cabeza en otro mundo, donde el porro, el escabio y valentín me transportaron. 

-Fin del flashback-

-La concha de mi madre


Patovica - WosWhere stories live. Discover now