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Una breve y "caliente" historia de juego con cera y quemaduras especialmente para _LaHiena_¡Espero que te guste! :3
Los dos siguientes capítulos serán el final de esta colección de perversiones, de todos modos pueden comentar y sugerir lo que les gustaría para estos últimos caps ;)


Flug estaba atado a una de las mesas rectangulares que usaba en su aboratorio. Pequeña y estrecha, la mesa apenas si tenía el tamaño suficiente para acostarse en ella. Sus manos y pies estaban atados y la venda sobre los ojos lo hacía sentir vulnerable. No podía evitar compararse con los conejillos de indias humanos que usaba regularmente en sus experimentos, se estremeció ante esta idea y ante la desesperante incertidumbre de qué haría Black Hat con él.

El demonio podía ser muy silencioso cuando se lo proponía y el Dr. Flug llevaba ya varios largos e intrigantes minutos esperando a saber en que consistiría su sesión. La expectativa y el justo toque de miedo sumado al completo silencio tenían al científico a punto de quejarse, sabiendo que eso seguramente le haría ganar un castigo, sin embargo aguantó.

-Quédate quieto- ordenó Black Hat, como adivinando los pensamientos de su subordinado y esclavo y Flug solo asintió. El Doctor estaba desnudo y lucía entre sus piernas una media erección que hacía evidente cuanto lo excitaban estos juegos.

Black Hat tomó una cuerda gruesa y la ató en la base del miembro de Flug, apretando y robando así los primeros quejidos de la tarde por parte del científico. Pero la cosa no terminaba ahí, de hecho apenas empezaba, y Black dió varias vueltas a la cuerda, terminando con un nudo, dejando el miembro del Doctor bien apretado y erguido por completo. La respiración de Flug se hizo pesada. Dolía, pero también se sentía bien de alguna forma.

Un sonido como de encendedor se escuchó. Una y otra vez. Entonces Flug lo sintió: el calor de las velas junto a él. Black Hat había encendido varias velas rojas y las colocó al rededor del doctor.

Mientras la cera se derretía y se acumulaba en cada vela, el villano del sombrero tocaba a Flug de manera experta. Caricias en sus pezones que los endurecían, caricias en su miembro que lo hacían gotear y desear más. Instintivamente las caderas del Doctor se movían buscando más contacto.

-No- dijo Black, negándoselo -Todo tienes que ganártelo-le recordó.

-Mmmmhh- contestó Flug, que además de atado estaba amordazado.

Justo antes de comenzar, Black Hat quitó la venda de los ojos de Flug, que lo primero que vió fue una de la velas sostenida por Black, que mostraba una puntiaguda sonrisa. Inclinó la vela hacia él, fue un instante y luego las ardientes gotas tocaron su piel haciéndolo gemir. Las gotas caían una tras otra en su pecho, estómago y piernas, dejando dolorosos círculos rojos o caminitos de cera que ardían con intensidad para luego disolverse el ardor en un calor placentero que se esparcía desde donde caía la cera hacia todo el cuerpo de Flug.

Y para Black Hat no había mayor placer que ver a su científico retorcerse y luchar con sus ataduras en un vano intento de escapar de las leves quemaduras que lo tenían gimiendo y quejándose a través de la tela que le cubría la boca.

La cera derretida se terminó y Flug tuvo al fin un descanso, en el que Balck aprovechó para acariciarlo de nuevo, moviendo su mano arriba y abajo en su miembro duro y necesitado de atención. El ahora suave ardor de las quemaduras y las sensaciones placenteras envolvían a Flug en un manto cálido de excitación permanente que no hacía sino subir más y más mientras Black Hat lo tocaba.

Pero entonces se juntó más cera en las velas, y esta vez la lluvia caliente cayó gota por gota sobre los sensibles pezones de Flug, que se sacudía sobre la mesa. Como toque final, y ante la mirada sorprendida y un tanto incrédula de su científico, Black Hat dejó caer una buena cantidad de cera nada más y nada menos que en le miembro erguido de Flug, que aulló de dolor al sentir el calor intenso.

-Ya, pobrecillo- dijo Black acariciando suavemente la mejilla de Flug, donde habían escurrido algunas lágrimas.

Pero este lindo gesto no era sino la antesala de otra de las maldades del villano, que trajo consigo un látigo corto de varias colas para con él, a fuerza de golpes, quitar la cera ahora seca del cuerpo de Flug. El ardor de los latigazos se sumó al de las quemaduras desatando un nuevo concierto de quejidos y gemidos por parte del doctor, que tenía ahora, toda la piel roja y con pequeñas marcas.

-¡Mmhh!- se quejó, ya había sufrido bastante, era justo que Black lo tocara donde tanto lo necesitaba.

El villano de sombrero se compadeció de él y lo hizo, esta vez más rápido, moviendo su mano arriba y abajo y acariciando de cuando en cuando la punta con el pulgar.

-Mhhh, mmmh- los sonidos de aprobación de Flug lo guiaron a seguir hasta que éste se vino abundantemente en su mano. Lo tocó todavía más, solo para torturarlo un poco y oír un poco más de sus dulces quejidos. Después lo desató, primero su miembro, ahora casi flácido, luego sus manos y pies. Flug se sentó en la mesa, aun jadeante y algo tembloroso y se quitó la tela que le impedía hablar.

-¿Aún tienes esa crema para las quemaduras entre tus cosas?- preguntó

-Si jefecito- dijo Flug con apenas fuerzas para hablar.





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