"Una reina para un rey"
Jason odiaba estar bajo el mandato de Damian, peor aun que aquel engendro tomara su lugar en lo alto del Olimpo y ser mandado tristemente al pozo del averno a reinar y torturar aquellas almas, después de su muerte. Al inicio, lo disfruto, disfruto torturar a los titanes y el resto de seres que alguna vez causaron desgracia al mundo de los vivos, pero con los siglos pasando esa perspectiva lo aburrió, tanto así que, deicidio un día escaparse de la rutina del "Rey del Inframundo".
En la superficie vago por un largo tiempo no tuvo la necesidad de disfrazarse, para que los mortales no lo vieran, era el dios de la muerta, solo aquellos seres cercanos al final de su hilo de vida lo notarían, por el contrarío, los dioses, semi dioses y criaturas no estaban sujetas aquellas reglas, por lo que estos últimos evitaron a toda costa estar cerca del dios del inframundo por respecto y miedo hacia este.
Entre su caminata logro escuchar las risas de las ninfas y entre estas una nueva, una la cual no había escuchado en su vida; curioso se acerco al sitio y ocultándose entre los arbustos de la zona encontrándose con un pequeño claro donde vio a un grupo de ninfas riendo y hablando, en el centro de este, había una persona, alguien con una voz melodiosa y risueña. Cuando aquella féminas lograron darle el espacio suficiente para ver quien se trataba el dios de los muertos quedo sin habla, era una chica, la más hermosa que halla visto en su larga vida como dios.
Jason se quedo todo el día viendo desde lo lejos aquella joven, sintiendo como poco a poco esa extraña curiosidad se volvió una ansiedad, hasta una pequeña obsesión; ya que, aquel dios del inframundo aprovechaba cuanto podia el dejar sus obligaciones para ver aquella hermosa fémina, de facciones que la misma Afrodita envidiaría. Tanto era así, que esa joven no tardo mucho en caer en cuenta de su admirador secreto, un día de esos la chica armada de valor mando a las ninfas a buscar ciertas plantas lejanas del prado, para poder ella sin vigilancia girarse y decir:
—Puedes acercarte, no te hare daño —La voz de la joven, fue casi aducido y controlado a hacer lo dicho por esta.
La joven no mostró ninguna sorpresa o miedo al verlo, hasta se atrevió a sonreírle con alegría completa como si siempre hubiera esperado a que apareciera, algo que hizo calentar el corazón de aquel dios, que por un instante su mano casi tocaba el rostro de la bella chica, sin embargo se detuvo a escasos centímetros, debido a que no se sentía alguien correcto para hacer aquello, sintiéndose sucio por su trabajo en el inframundo. Pero esa idea quedo atrás cuando la misma joven fue quién se atrevió a tocar su rostro, logrando sentir la suavidad y calidez de aquella piel, que hizo suspirar al antiguos dios griego.
—¿Cómo te llamas? —Pregunto la joven, que parecía fascinada por el dios más aun por las facciones del rostro de este, ya que sus dedos acariciaban su mejilla con tal ternura que hacia dudar a Jason si debía o no tomar a la joven entre sus brazos y raptarla.
—Si te lo dijera, nunca más volvería a verte —Dijo aquello con algo de pena, ya que nadie quería estar relacionado con la muerte menos con el dios guardian de ello.
—¿Porqué lo haría? No me has dado motivos para ello y pareces alguien cortes y gentil —Negó aquella idea de Jason, más no intento obligarlo a decirle su nombre, en su lugar sonrió más ampliamente-. Mi nombre es Tim, si vuelves a venir aquí puedes buscarme, no me molesta tu compañía-Dijo alegre la joven, antes de levantarse e irse tras notar que era hora de partir, al ver como el sol poco a poco se ocultaba.
Jason, desde aquel encuentro volvió a repetirlo, se sentaban a hablar por horas y en algunas de esas ocaciones se tomaban de la mano o tenían algún tipo de gesto cariñoso, sin embargo el dios del inframundo no quería intentar nada más allá con la joven, porque quería ganarse primero su corazón. Pero todo eso cambio, cuando una de sus visitas al mundo de los mortales a ver a su pequeña diosa de la primavera, no la encontró en su lugar habitual, cosa que lo preocupó mucho y dio inicio a su búsqueda incesante hasta que atrapo una de las ninfas y la obligo a decirle donde estaba su hermosa musa; la pobre criatura con miedo del señor del inframundo le dijo todo lo que quería saber y más, Jason no hirió a la criatura y solo siguió su camino a donde estaba su amada.
No tuvo que caminar demasiado cuando unos sollozos interrumpieron el silencio del bosque, preocupado corrió y descubrió para su triste sorpresa que su amada yacía en el suelo, herida y con la ropa rasgada. Intento tocarla pero esta reacciono de manera asustadiza hasta defensiva, era como un pequeño ciervo herido y desconfiado, Jason con cuidado logro calmar a la joven y poder abrazarla para cubrirla con su capa su cuerpo magullado y casi desnudo.
—¿Quién te lastimó? —Pidió una respuesta para poder castigar al culpable de dicha atrocidad, sintiendo como su sangre hervía dentro de su cuerpo al seguir escuchando el llanto incesante de Tim.
—Damian -Dijo en un hilo de voz la chica antes de aferrarse más al rey del submundo, sin notar que ese nombre causo más rabia que nunca.
No necesito mas explicaciones y las lágrimas de Tim fueron suficiente motivo para lo que iba a hacer. Cargo a la joven hasta llegar a las fosas del inframundo, sabia que ese sitio seria el más seguro para ella tanto de las maquinaciones de Damian, como de la ira y celos de su esposa, Helena.
Jason no le tomo importancia sumir al reino de los mortales en un eterno sufrimiento de hambruna y frío, con tal de proteger a su amada, a quien consoló y cuido a lo largo de todos esos meses antes del nacimiento del hijo de su nefasto abusador, le dio a elección a la joven de acabar con el infante pero esta decidió evitarlo, no quería ser igual al proclamado dios del cielo y los truenos. Así mismo, acepto contraer nupcias con el rey del inframundo, a pesar de las advertencias de su madre y del resto del panteón de los olímpicos, ya que solo con Jason, Tim se sentía segura y amada a pesar de todo lo sufrido. Así mismo, el dios del inframundo acepto al hijo ilegitimo de Damian, como suyo y lo crió como tal, haciendo enojar al dio de los olímpicos por tal descaro y por eso mismo, maldijo a la pareja para ser estéril y no lograr concebir ningún hijo. La pareja miro con tristeza aquello, más no fue impedimento para seguir en pie con su unión menos teniendo al pequeño Terry como consuelo, el cual fungía perfectamente como su hijo.
Sin embargo no solo la maldición de Damian pesaba sobre el matrimonio, sino también estaba la maldición de la misma madre de la joven, obligándola a partir devuelta a la superficie pero no para toda su vida, ya que Jason y Tim tramaron el plan de que la joven comiese las semillas de granada del inframundo, haciendo una obligación no solo a la madre de la joven sino también al resto de olímpicos su regreso al averno en cierta cada cantidad de tiempo, con ello la joven se llevaba a Terry, el cual evitaba que Damian intentase alguna movida encima de Tim de lastimarla o cuyo caso agredirla sexualmente, hasta el mismo Jason se ausentaba de su trabajo y visitaba a su pareja e hijo en la superficie, así mismo aprovechar sus visitas, lo que no esperaron fue que la joven quedara en cinta, en uno de tantas visitas.
No tardaron mucho hasta darse cuenta que la maldición de Damian, se limitaba solo al reino del inframundo, más no la superficie, siendo así una pequeña jugada para la pareja que no tardo mucho de pasar de dos pequeños a más de seis.
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Mes Jaytim Challenge
FanficUn reto de escribir 31 días diferentes temas sobre el shipp Jaytim. El reto es parte de un grupo de dicha pareja.