Day 26

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Espinas del corazón.

Las luces rojas y azules cubrían Gotham. Gritos, disparos y sirenas al son de una canción que ya estaban acostumbrados.

Las sombras de dos jóvenes se pueden ver entre los techos, tratando de alejarse de aquel bullicio y poder derretirse en la oscuridad de la noche, hasta llegar a los barrios bajos de Gotham, donde se vieron sus sombras escabullirse en un edificio que vio mejores días.

   —¡Tenias un solo trabajo mocoso de cuarta! —Le grito molesto el mayor de ambos chicos, que sin dudarlo había agarrado de forma brusca al pequeño pre adolescente.

   —¡Lo siento, lo hare mejor la próxima vez! —Dijo rápido y casi suplicando por no ser golpeado, ya que conocía las conductas de su compañero de robos.

El joven aprendiz de Catwoman, no tuvo de otra que soltarlo cuando escucho pasos de unos característicos de su mentora acercándose, por lo que no quiso escuchar los regaños de esta si lo encontraba de esa forma, el mas chico de los dos cayo de bruces al suelo, mas no dijo nada más sabiendo que estaba advertido.

El menor vio como la mentora de su compañero le cuestionaba sobre su misión "pequeña" y en parte el desorden que causo con el departamento de policía, con suerte siendo ignorado en gran escala por esta. No tenia motivos de envidiar al ver como "madre e hijo" interactuaban de forma amistosa hasta cariñosa a su manera, no lo hizo hasta que su propia mentora llego a su lado, mostrando una cara de pocos amigos que le hizo ponerse más decepcionado consigo mismo por casi arruinar otra misión con su "compañero de atraco".

   —Muévete enano, regresamos a casa —Dijo la fémina de cabellos rojizos, que paso de largo a su joven "aprendiz", al que ni esperaba ni un poco para guiarlo a su "hogar".

El joven solo suspiro antes de seguirla de forma silenciosa, tratando de mantenerse en bajo perfil mientras viajaban a su hogar que era a uno de los edificios abandonados cercanos a la criminal felina. Al solo ingresar en dicho lugar (que parecía mas una jungla llena de plantas que un hogar en si mismo), fue detenido de golpe por su mentora que se giro para verlo y aun con cara aun seria, le dijo:

   —¿Sabes el peso de tus acciones equivocas? —Le cuestiono enojada al menor, que solo evito la mirada de su creadora, porque era mas lo que sentía proveniente de ella y había dejado de desear más allá de esto—. Dejaras de meterte en asuntos de Jason, ¿Escuchaste? —Un asentimiento de parte del regañado fue suficiente para la joven científica diera por terminada su regaño y poder irse de allí.

El menor poco o nada había escuchado su nombre de la boca de aquella mujer desde hacia años, menos aun, algún algún tipo de apodo cariñoso o parecido y lo comprendía, no era el ser perfecto que su creadora habría deseado y tenía que mantenerlo guardado para evitar causar problemas, o lo estuvo por años hasta la llegada de Jason. No era que le gustara ser usado como archivo expiatorio o un simple arma por parte de su nuevo "amigo" pero, era mejor creer que era necesario que pasar toda su vida encerrado ese "vivero". 

Se encamino a su habitación, donde se encerró y uso parte de sus enredaderas para sellar tanto la puerta como las ventanas, no quería la visita de nadie (aunque sabia que solo lo buscarían para ser usado como arma, en cualquier momento). Dio un par de vueltas por su pequeño cuarto, que estaba lleno de plantas de todo tipo, algunas eran rosas pero sus preferidas siempre fueron las orquídeas negras, las cuales eran sus pequeños retoños y que en parte creía que era quizás el único ser vivo que lo quería y al que les hablaba de forma constante, aunque no recibiera respuestas.

Con una sonrisa leve, trasplanto una de sus hermosas orquídeas y sabiendo que estaría desafiando al castigo impuesto por su mentora, pero solo tomo un gran respiro y como pudo preparo bien a su pequeño amigo para su viaje largo; ya que evitaba cualquier forma posible que este se lastimase o destrozase en el camino, camino que era en dirección de la casa de la afamada Catwoman, más en especifico a su joven aprendiz, Catlan. El cual debería aun estar molesto por su casi fallo, sin embargo, creyó que su regalo al menos mitigaría un poco de su enojo y en parte seria sus oídos en aquella casa y más aun, de su pequeño amorío "adolescente" como el quería llamar, debido a que tenia más años que el primer petirrojo del murciélago de Gotham.

   —Espero que le guste.... —Murmuro con una sonrisa el joven, que con cuidado entro en la casa de seguridad de los felinos y dejo su regalo en el escritorio del joven.

No dejo nota, ni nada referente de quien provenía el regalo, ya que no quería que su pobre planta fuera lastimada como pago de sus errores, y creyó que hizo bien, cuando entre las penumbras de las afueras de la ventana escucho como Jason entraba a su cuarto despotricando un par de maldiciones hasta que estas se apagaron y el adolescente de 15 años se acerco a su mueble para admirar con sorpresa su regalo, que tomo entre sus manos y su rostro tomo una sonrisa alegre.

El joven metahumano ignoro que el adolescente creyera que era regalo de parte de su madre felina, la cual al escuchar tales palabras fue lo suficientemente lista para captar que esa planta, era regalo de alguien más, y ese alguien, debía estar escuchando todo a escondidas y con algo de pena tuvo que seguir la mentira que el propio Jason sin querer creo.

Mes Jaytim ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora