¡Hey, Amadeus! ¿Por que haz de sufrir?
Te mereces el cielo
y mil besos sobre ti•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Unas pequeñas esferas verdes me observaban desde la penumbra de mi habitación, las pupilas estaban sobre mi y eso me daba a entender que yo era la presa. De un momento a otro sentí un pequeño peso sobre mi mientras ese algo mordía y arañaba mi mano. Solo pude soltar una carcajada. Cherry era muy tierna.Me desperté unos minutos antes de la hora normal y se los quise dedicar a mi pequeño felino que estuvo mas que agradecida, ¿Que como lo se? sus ronrroneos me lo decían. Por fin decidí sacar un pie de mi cama pero una ola de frió lo congelo, trague hondo y continué sacando cada parte de mi cuerpo hasta quedar totalmente descubierto. Mi hogar era un tempano de hielo.
Comencé con mis rutina diaria; desvestirme, ir al baño, ducharme, vestirme y hacerle aun mas mimos a mi pequeña señorita minina. Ahora si tome mis audífonos junto a mi teléfono y la billetera, con todo listo decidí bajar hasta el primer día donde a pesar de la hora los rayos del sol iluminaban cada pequeño rincón que se encontraba disponible, todo comenzaba perfecto.
Camine hasta el paradero y a pesar de que anoche llovió como nunca hoy no había ni un charco de agua que volviera a mojar mis calcetines, mi celular iba al máximo de carga y no he olvidado mis audífonos, ¿Que mejor que el día de hoy? Con días así uno no puede evitar sonreír.
Llegue al paradero el cual estaba vació, espere unos cuantos minutos y apareció Amadeus pero esta vez no lucia como un ángel, principalmente por los moretones que cubrían su rostro acompañado de sus labios rotos y rojos, ¿Una pelea tal vez? No sonreía, su pelo lucia opaco y desordenado, bajo sus esmeraldas unas enormes ojeras destacaban. Llevaba una polera gris, un pantalón negro, una chaqueta verde y unas vans negras.
Él miraba atento su celular como si estuviera esperando algún mensaje, miro al frente y su mirada se junto con la mía. Mierda. Sentí como los colores de me subían a la cara y de inmediato desvié la mirada, que vergüenza, noto cuando lo estaba viendo.
A pesar de todo sentía pena por él, ni siquiera le había hablado y ya comencé a sentir una gran empatia por él. Mi mente se rodeaba de preguntas, pero sobretodo de esta: "¿Quien habrá golpeado a tal ángel?"
Tengo que hablarle, tengo que preguntarle si esta bien, no, lo voy a hacer. Estoy decidido.
- Hey, ¿estas bi...- El sonido de un tono de llamada capto su atención.
Perdí mi oportunidad de hablarle solo por un estúpido teléfono, lo unico que pido es que aquella llamada halla valido la pena.
Al cabo de unos segundos mi micro se acercaba a la parada, repetí la misma acción de los días anteriores y subí, me senté y observe los dulces labios de Amadeus por la última vez del día, pero a diferencia de otros días esta vez él lo noto.
Él me noto.
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¡Hey, Amadeus!
Подростковая литератураCuando le ví por primera vez su aspecto me enamoró. Era un Ángel. Un ser amado por Dios. Simplemente era Amadeus. Mi dulce Amadeus.