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Tom

Pasé toda la mañana en casa hasta que un mensaje que no esperaba recibir apareció en mi pantalla, era Ellie, mi exnovia.
"Hola, hmm, ¿te gustaría ir por un café y tal vez hablar?" Mis ojos no podían creer lo que leían.
Muy en el fondo sentía entusiasmo de verla después de tantos años, así que acepté, la reunión sería en su apartamento en Londres.
Intenté no arreglarme porque no quería que pensara que me había vestido bien para ella.
Al llegar toqué el timbre del edificio, minutos después la vi frente a mí, después de dos años de no verla, seguía igual, no había cambiado nada.
Ella me invitó a pasar, subimos al cuarto piso y cuando entramos fuimos a su sala.
-Hola- dijo después de un silencio incómodo.
-Hola- respondí nervioso.
-Hacia mucho que no te veía, ¿cómo está, Eleanor?- preguntó.
-Bien, ya sabes, ella y el ballet- dije un poco ansioso.
-Bueno, me imagino que te estás preguntando ahora mismo la razón por la cual te invité- comentó.
-No tienes idea- ambos reímos.
-La verdad es que sentí ganas de verte, no sabía si aceptarías- sonrió.
-Bueno, Eleanor tiene funciones y justo ahora está ensayando, entonces aproveché para venir- dije ya más relajado.
-O sea ella no sabe que estás aquí- Yo asentí.
Después de horas de charlas sin sentido, recordé como era estar con ella, no quedamos en los mejores términos en ese entonces pero éramos sólo unos adolescentes inexpertos.
Nos sentamos a mirar algunas fotos de cuando éramos novios y nos burlábamos mutuamente de lo raros que éramos.
-Me alegra estar aquí, Ellie- dije sonriente.
-A mí igual me alegra- ella se acercó para besarme, nuestros labios rozaron pero al instante reaccioné y me separé sutilmente.
-Lo siento, no puedo, perdón- dije disculpándome, me había prometido no hacerle esto de nuevo a Eleanor.
-Te entiendo, es que creí que podíamos darnos otra oportunidad- comentó un poco triste.
-No me malinterpretes, Ellie, eres muy bella y todo pero tengo novia, la amo y ella me ama a mí- me levanté del sillón, me despedí de ella, salí del apartamento y llamé a Harrison.
Lo cité en su casa, me sentía muy mal, mi amigo era el único que podía darme un consejo o de plano decir que soy un idiota.
Al llegar me sentía muy ansioso, nos sentamos en su sala.
-Amigo, hice una idiotez- dije mirando mis manos.
-¿Qué ocurrió?- preguntó serio, se notaba incómodo y me miraba de una forma rara.
-Es que fui a ver a Ellie- solté, Hazza abrió los ojos como platos.
-¿Qué hiciste qué?- oí una voz femenina, Eleanor salió de la cocina, me levanté de golpe.
-Ele, pero no es lo que crees, en serio lo juro- me apresuré a decir.
-Vine a ver a Harrison porque me aburrí estando sola en casa y la razón por la que no estabas es porque estabas con tu exnovia- dijo molesta.
-Ele, deja que nos explique, ¿ok?- sugirió Harrison.
-Entonces dime- se cruzó de brazos, no dije nada- ¿No piensas decir nada? Bien, ambos váyanse a la mierda, par de mentirosos- dijo y se fue.
Me sentía demasiado mal, no habíamos discutido por alguna chica en meses.
-¿Por qué no me dijiste que ella estaba aquí?- pregunté.
-¿Y yo que iba a saber que ibas a decir eso?- se quejó.
-Tienes razón, lo siento- me disculpé y volví a sentarme.
Comencé a contarle cómo había sido el encuentro con Ellie y como evité el beso, Harrison me felicitó, me dijo que era increíble ver como ya no cedía tan fácil con las chicas, no sabía si ofenderme o tomarlo como cumplido.
Tenía miedo de llegar a casa y ver a Eleanor, se veía muy molesta y cuando eso pasa en serio me daba algo de miedo.
Llegué al edificio, subí al último piso y temeroso abrí la puerta, las luces estaban apagadas, entré cerrando la puerta detrás de mí y me dirigí a la habitación, cuando entré encendí la luz y vi que Eleanor estaba sentada en el piso con dos botellas de licor, una vacía y otra a la mitad.
Tenía la mirada perdida, su cara estaba roja, me imagino que por el estado de ebriedad en el que estaba. Me hinqué frente a ella y quise tomar su mano pero me lo impidió.
-¿Aún la amas?- preguntó de forma pesada, arrastraba demasiado la palabra y casi no podía entender lo que decía.
-Claro que no, Eleanor- respondí.
-¿Entonces por qué fuiste a verla? Yo jamás he ido al apartamento de Lucas- se quejó.
-Lo sé y te amo por eso- dije aliviado.
-Eres un mentiroso, Tom, sólo mientes, dices cosas que son mentira- comenzó a llorar, sentí mi corazón partirse en dos al verla en ese estado e igual yo comencé a llorar.
-Perdóname, Eleanor, jamás volverá a ocurrir- me senté a su lado y la atraje hacia mis brazos para abrazarla.
Me gustaría saber que es lo que pasaba en su mente para poder quitarle todas las ideas locas que navegaran dentro de ella.
Quería protegerla, quería que nadie le hiciera daño pero no sabía cómo cuidarla de mí.
Se calmó un poco después y se quedó dormida, la cargué y la recosté en la cama.
Tomé su teléfono y le envié un correo a la administración del Royal diciendo que se sentía indispuesta para ir mañana, ya imaginaba la resaca que sentiría mañana al despertar.
Sabía que no era correcto lo que iba a hacer pero revisé si teléfono y vi las muchas fotos que tenía en su celular sobre ballet, ella sola, nosotros, fotos mías de internet, algunas que ella había tomado.
En eso llegó un mensaje de alguien llamado Homfrey, lo abrí y me sorprendió leerlo.
"Homfrey, otra vez siento ansiedad, necesito tu ayuda" ella le mandó a aquella persona.
"Relájate linda, piensa en algo feliz y por favor no bebas, sabes que no es bueno que lo hagas en exceso" miré lo que le había mandado y reí porque irónicamente envió el mensaje muy tarde.
Dejé su teléfono, me acosté y la atraje hacia mí, se sentía tan frágil y delicada.
Mañana debía hablar con ella, de verdad no podía dejar que esto siguiera pasando, porque me hacía sentir demasiado culpable.

I know places // Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora