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Tom

Cuando Harrison me dio la noticia de lo del padre de Eleanor no lo podía creer, no quería dejarla sola y menos después de lo que habíamos hablado.
Yo tenía presente que lo había arruinado todo, no había hablado con Zen en estos días, Eleanor se había ido de casa y me dolía demasiado esperar a que regresara.
Fui a Brighton y cuando la ví me odié completamente, se veía muy delgada, demacrada, todo por mi culpa.
Hablé con Jazmine y me contó que ella había estado bebiendo todos los días, mi madre me contó que cuando habló con ella igual la vio muy mal, incluso me regañó por lo del ballet, no quise hablar al respecto, me sentía demasiado mal.
Cuando la vi sentada en el pasto llorando y fumando sentí la necesidad de atraerla a mis brazos pero ella no me lo permitió.
Cuando se fue me di cuenta de que jamás regresaría a mí y eso me consumía por completo, ella es el amor de mi vida y me di cuenta demasiado tarde.
Todas mis redes se llenaron de preguntas, comentarios, opiniones, todo referente a Eleanor, ¿qué se supone que diría?
Fui a su casa con la intención de hablar con ella, su madre me abrió la puerta, se veía tan frágil que lo único que pude hacer fue abrazarla.
-Tom- apenas y pudo decir.
-No sabe lo mucho que lo siento- dije refiriéndome a todo.
-Fue de verdad tan repentino- dijo limpiándose las lágrimas.
-Lo sé, me preocupa Eleanor- comenté, la señora me miró.
-Sí, bueno, Homfrey acaba de irse, Eleanor ha estado bebiendo mucho y ella me sugirió que debería internarla- comentó apenada.
-¿Eleanor tiene problemas de alcoholismo?- pregunté sorprendido.
-Lamentó decir que sí, más bien es una recaída- sollozó como si recordara algo.
-Creí que sólo lo hacía cuando se ponía triste- mencioné.
-Bueno, ahora suele estar triste todo el tiempo, me preocupa- la señora Dunne reflejaba mucha preocupación.
-Lo sé, quisiera poder intentar ayudar pero no me lo permite- dije triste.
Después de charlar un poco me fui a casa, me sentía de la mierda, regresé al apartamento y me solté a llorar cuando por mi mente divagaron todos mis recuerdos con Eleanor.
Fui a la habitación donde estaban las fotos en la pared, Eleanor las había tirado todas pero las recogí, todas las noches desde que se fue dormía con una sudadera de Eleanor que había apartado, volví a acomodar todas mis cosas en el closet.
Harrison siempre intentaba hacerme sentir mejor pero nada podía llenarme, la puerta sonó y tuve la esperanza de que fuera ella, en cambio era Lucas.
-Hola- saludó tímido.
-Hola, ¿quieres pasar?- ofrecí, él asintió, nos dirigimos a la sala y nos sentamos.
-Quería pedirte una disculpa por insistirle tanto a Eleanor- me miró apenado.
-Está bien, en cambio creo que es mi culpa por mantenerlo oculto- reí de nerviosismo.
-El otro día fui a verla y no la vi bien, ¿sabes? Tal vez ella no quiera nada conmigo pero eso no evita que la ame como amiga- dijo y asentí.
-No supe cuidarla, se acabó entre nosotros- pasé mi mano por mi rostro con frustración.
-Sí la amas darías todo por ella, tal vez no vuelvan a estar juntos pero tan siquiera buscarías su perdón- recomendó.
-Gracias- dije, el rubio asintió y se fue.
Me quedé sentado en la sala, pensaba en Eleanor y en lo que debía estar sufriendo.
Odiaba que esa chica tan linda y amable estuviera pasando por tanto ahora, si tan sólo no hubiera sido tan estúpido.

Eleanor

Todos los días intentaba visitar a mi padre, había pasado un mes de su muerte, aún necesitaba ir a terapia, Homfrey me pidió que me internara en una clínica o que asistiera a un grupo de apoyo y eso hice.
Aprendí mucho de esas personas, cuando creía que todo había quedado en el olvido siempre se aparecía alguien que me recordaba quien era en realidad, la novia secreta de Tom Holland, todos pensaban que con eso podían definirme pero no era así.
Durante ese mes Tom a veces iba a casa y tocaba la puerta, le pedí a mi madre que no importara la insistencia no debía abrir.
Lucy ya no hablaba con Harrison, yo no se lo pedí, ella tomó la decisión.
El dejar el alcohol fue algo duro para mí pero aún así pude sobrellevarlo, necesitaba de una mano fuerte que me ayudara, esas fueron mi madre, Lucy y Homfrey.
Una tarde estaba sentada en el parque donde mi padre y yo siempre charlábamos, recordaba cuando le contaba mis problemas y él me escuchaba, lloré debido a los recuerdos que atormentaban mi mente con el deseo de tenerlo de vuelta, de tan siquiera poder sentarnos en nuestra mesa de "La paloma negra" y beber cerveza.
Vi como unas niñas vestidas de bailarina pasaban frente a mí siendo acompañadas por su madre, sentí ese vacío de nuevo, la compañía se había ido de gira y Connor había logrado el contrato con Rusia.
Traté de reprimir mis ganas de beber, intenté calmarme, no había comido en todo el día, mi hambre era demasiada que había comenzado a alucinar.
-Ele, que bueno que te encuentro- dijo Thomas, mierda, no era una alucinación.
-Déjame sola, ¿sí?- me levanté de mi asiento y comencé a caminar.
-Por favor escúchame- rogó.
-No tengo nada que escuchar, arruinaste mi vida, destruiste mi carrera, vete al demonio- seguí caminando.
-Lo qué pasó conmigo y con ella no fue nada, sólo ocurrió una vez- me paré en seco y recordé lo que me había dicho Harrison.
-¿Y todavía te dignas a mentir?- pregunté furiosa.
-¿A qué te refieres?- se veía asustado.
-Harrison me confesó que desde el viaje a Los Ángeles me engañabas, yo pienso que quizá desde antes, no vuelvas a buscarme, estoy harta de que te burles de mí- comencé a hacer lo único que había estado haciendo este mes, llorar.
-Eleanor, por favor, dame otra oportunidad- suplicó, vi como algunas personas se acercaban a grabar mi discusión con Tom.
-No, estoy harta de tus excusas y de tus disculpas- caminé lo más rápido posible a mi auto.
Me subí y regresé a casa hecha un mar de lágrimas, me encerré en mi habitación y tomé mis píldoras, Homfrey me había vuelto a recetar calmantes y antidepresivos, tomé una píldora de cada una, a los minutos sentí mi cuerpo destensarse.
Mi madre subió a mi habitación y se recostó conmigo, ambas lloramos en silencio, tratamos de darnos apoyo mutuo.
-Mi niña- susurró mi madre.
-Lo siento, he sido egoísta, no deberías estar lidiando conmigo- la miré, ella negó con la cabeza.
-Este mes fue duro para todos, comprendo que más para ti, terminaste con Tom, te despidieron de la compañía y murió tu padre, entiendo como te sientes, no pidas perdón mi amor- me animó.
-Nada salió como esperaba- dije mas calmada.
-Nos tenemos las tres, juntas podemos contra todo, deja de torturarte- me arrulló.
-Es que no puedo evitar sentirme triste en esta casa, en esta ciudad, los recuerdos me sofocan- limpié mi nariz.
-Debes aprender a vivir con eso, no podemos evitarlo- dijo mi madre tan serena que me transmitió la sensación.
-Eso lo sé, mamá- respondí.
-Tu padre te dejó esto, léelo cuando estés lista- dijo mi madre entregándome un sobre, lo guardé hasta que fuera el momento correcto.
Lucy había entrado de nuevo a la escuela, me había contado que muchas chicas sólo se acercaban a ella para preguntarle por Thomas, eso era molesto.
Mi hermana siempre intentaba animarme, incluso quiso convencerme de que le hablara a Lucas pero eso no sucedería.
Una tarde mientras hurgaba en mi computadora vi otro correo de parte de la universidad de St. John's, recordé la carta de mi padre y la abrí, admire su redacción y perfecta caligrafía.
"Mi dulce Eleanor;
He preparado esta carta desde que te diagnosticaron depresión hace años, no sabía que decir hasta el día de hoy que tuviste la recaída.
Sé que has tenido problemas de alcoholismo otra vez, cuando estás distante conmigo es porque estás bebiendo, lo cual por la última vez sabemos que no es sano.
Lo que sucedió con el ballet y tu novio son cosas inevitables, en algún momento tu cuerpo dejaría de serle funcional a la academia, por otro lado en algún momento Tom y tú tomarían caminos distintos, tal vez la forma en la que sucedió fue desagradable, pero todo es parte de ciclos.
La vida se trata de eso, emprender viajes nuevos cada vez que te levantas por la mañana preguntándote como le hiciste para que hasta el día de hoy seas Eleanor Dunne.
Eres mi hija mayor, me enseñaste mucho cuando naciste, tu madre y yo nos sentíamos asustados porque éramos inexpertos, sin embargo pudimos salir adelante los tres, posteriormente llegó Lucy.
Tienes una virtud muy hermosa y es la de la valentía, a pesar de estar muy asustada tomas riegos, no dejas que te controle, sales adelante y es algo que siempre he admirado de ti, trabajas duro por convertirte en mejor persona aunque de vez en cuando las debilidades humanas quieran atarte con fuerza a una roca en el fondo del abismo.
Eres la flor más hermosa que pudo haber nacido en este pastizal de la vida, no dejes que nada ni nadie apague tu luz propia.
Sal adelante, eres una chica talentosa y estoy segura que puedes hacer cualquier cosa que se te proponga.
Te amo con todo mi corazón y espero que esto sólo sea un bache, pronto podrás sacudirte el polvo y seguir tu camino en el sendero de la incertidumbre.
Sabes que mi corazón siempre te pertenecerá.

-Papá"
No podía dejar de llorar, mientras leía aquellas palabras pude escuchar su voz narrando la carta, volví a tomar mi computadora y admiré de nuevo el correo de la universidad, intenté convencerme de que sería una maravillosa oportunidad, así que era hora de tomar una decisión.
Esa tarde me la pasé pensando y había llegado a una conclusión, mañana le diría a mi madre, este pueblo ya no lo veía como mi hogar, estando con Thomas creía fervientemente que mi corazón estaba a donde sea que él fuera, pero ahora creo que no, ya no más.
Mi corazón estaba estancado en el lodo, hasta podría decir que mi corazón está enterrado junto a mi padre, ahí está mi hogar, pero ya no en la cuidad de Brighton.
Hubo una semana en la que Thomas venía todos los días a tocar la puerta, odiaba eso, no podía dejar de pensar en él y eso me lastimaba cada vez más.
Una tarde estaba plácidamente haciendo cosas en mi laptop sentada en la sala cuando alguien tocó la puerta, me levanté a abrir y sentí mi cuerpo temblar de punta a punta.
-Hola- saludó Zendaya.
-Hola- respondí como pude.
-¿Puedo pasar?- preguntó apenada, yo negué con la cabeza.
-Lo siento, pero no creo que sea lo correcto, deberías irte- sugerí.
-Eleanor, quiero pedirte una disculpa- dijo fuerte.
-No tienes por qué, en ese momento ninguno de los dos sintió remordimiento- bajé la mirada.
-Tom sí, él se había ido desde antes para arreglar las cosas contigo, me dejó y vino a ti- me tomó de la mano.
-Después de dos, tres meses, lo que dices en serio ya no importa- me solté de su agarre.
-Yo quería que él me amara, quería que fuéramos felices y creí que sería así cuando por primera vez me dijo que me amaba- comenzó a decir, yo seguía con la mirada baja y los ojos llenos de lágrimas sintiendo tanto odio hacia sus palabras- pero no fue así, siempre recurría a ti, al final del día lo único en lo que él pensaba eras tú.
-Claro, porque yo era la estúpida a la que le veían la cara, pero eso quedó atrás, créeme que no volverá a suceder- sollocé.
Cerré la puerta en su cara y regresé a la sala, escribí un correo con la respuesta a la universidad, mi padre me dijo que saliera adelante, pero simplemente no puedo, ni en esta ciudad.
Sentía ganas de huir, de jamás regresar, quería escapar de todo este dolor y sólo había una forma, no me importaban las consecuencias, me había vuelto en una persona débil que se dejaba llevar por los impulsos, no era esa chica valiente que todos mencionan cuando me describen, ni siquiera la conozco.
Sólo esperaba no arrepentirme.

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En serio ya no aguanto la emoción y decidí que esta semana subiré el final.
Este es el penúltimo capítulo de I Know Places, ¡qué felicidad!
En serio quiero agradecerles por todo.
Les mando muchos besos.
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I know places // Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora