ㅡ Vaya, vaya, miren quién está aquí, el bello ángel al que salvé. ㅡSu voz caló por los huesos de YoungJae, incluso sintió que un escalofrío recorría su espalda. Pronto una sonrisa ocupó los labiales del pelinegroㅡ. Pensé que no vendrías. ㅡAquello fue un susurro tras hablar, Jae sintió que aquello sonaba a alegríaㅡ.
ㅡ P-Pues aquí me ve, señor demonio que salvó mi vida. ㅡAl rubio le sonó como coqueteo y para el pelinegro no pasó desapercibido aquello. Nuevamente, YoungJae caía en su sonrojoㅡ.
ㅡ Señor Jae, al parecer eres menor que yo. Mejor habla con propiedades y dime, ¿qué traes allí?
ㅡ Pues usted se ve mayor a mi. Aquí traje comida, hyung. ㅡMurmuró mirando aquella canasta y mostrando pronto con lo que iba cargadoㅡ.
A DaeHyun se le iluminaron sus ojos tras ver aquel dulce postre favorito. Podrían haber millones de comidas en todo el planeta, y el podía probar cada una a su antojo; pero el cheesecake era su máxima debilidad. Para él, aquello no se comparaba con nada, era tan sagrado como el oro para un pirata.
Se acercó al objeto que el menor ofrecía y tomó una rebanada del postre; se sentó en el césped y dio el primer bocado. YoungJae esperó pacientemente por ver su reacción y apreció aquella tierna vista. DaeHyun devoraba el postre como si jamás hubiera comido, saboreaba el queso dulce sobretodo.
Si bien YoungJae había visto cosas realmente hermosas, aquello superó cualquier limite, sintió algo removerse en su interior, como si algo suave ablandara cada uno de sus sentidos. Se sentó al lado de su mayor, y le ofreció otro pedazo al ver que acababa con el que tomó primero.
ㅡ ¿Y qué me cuentas de ti? ㅡHabló con su boca llena, y algunos trozos de la torta en la comisura de su labioㅡ. ¿Cuántos años tienes?, ¿qué tipo de ángel?, ¿y tu elemento?, ¿tienes familia? ㅡFueron tantas preguntas que apenas pudo memorizar cada una de ellas. Jae tomó una bocanada de aire y comenzóㅡ.
ㅡTengo diecinueve años, soy un ángel guardián, de elemento agua, lamentablemente no tendré familia porque mis padres están en entrenamiento para ir al frente de cada batalla. . . ㅡBajó su vista un instante y volvió a subir su miradaㅡ. ¿Y tú?
ㅡ Tengo veinte años, soy un demonio que corta el hilo de la vida, y tipo fuego. No tengo familia, agradezco no tenerla y siento lo te tus padres. ㅡContestó sin vacilar aquel individuo que tomaba una rebanada de torta de chocolateㅡ. ¿Qué te trajo aquí ayer? ㅡLe miró interroganteㅡ.
ㅡ Mi mejor amigo se había olvidado de su cuaderno y me pidió buscarlo.
ㅡ ¿Mejor amigo? Vamos, eso no existe. La palabra amigo se extinguió hace tiempo.
ㅡ Entonces no veo motivo por el que estar aquí. ㅡRespondió YoungJae. DaeHyun le miró interrogante y alzó una cejaㅡ.
ㅡ Hay un motivo, señor Yoo. ㅡSe acercó más al menor y le abrazó por los hombrosㅡ. No seremos amigos aún, pero yo te salve de tu muerte segura, ¿o me equivoco?
YoungJae le miró y negó suavemente, pues bien sabía que aquel muchacho le había salvado, y había siempre un favor a cambio. Y ese era el favor que le debía, estar allí siempre.
DaeHyun sonrió ladino, se posicionó frente al menor y apretó aquellas regordetas mejillas ajenas.
Después de varios minutos, o quizás horas de charla, ambos muchachos se acostaron en el césped en silencio y simplemente admiraron el cielo nocturno.
YoungJae casi nunca podía hacer aquello debido a las medidas de seguridad, apenas las veía desde su habitación. Sentía alegría de poder verlas en ese momento, incluso hasta una amplia sonrisa se formó en su rostro. "Que belleza" pensó para sí mismo.
En cambio DaeHyun las veía siempre, en la misma posición y sin ver cambiar de lugar a ninguna. No les prestaba atención, ya le parecía aburrido verlas todos los días. Su vista estaba centrada en otra persona, aquella persona que hacía minutos sonreía al ver las estrellas. Se preguntó en qué momento le había visto tan hermoso, si él era un ángel, jamás le haría caso a un demonio. No importaba, tenía claro que había sido amor a primera vista. Estúpido el que dijo que los demonios podían enamorarse también. Él no quería hacerlo.
Sin pensar, llevó su mano a la del rubio y rozó ambas suavemente. YoungJae le miró algo sonrojado, y DaeHyun pronto apartó su vista, fingiendo haber estado mirando el cielo desde hacía mucho.
ㅡ YoungJae, se hace tarde, es mejor que regreses. ㅡHabló DaeHyun luego de mirarle finalmenteㅡ.
ㅡ No quiero... No quiero volver. ㅡApartó pronto su vista del mayorㅡ.
ㅡ ¿Vendrás mañana? ㅡSonrió dulcemente y se sentó en aquel lugar, haciendo que el rubio también lo hicieseㅡ.
ㅡ Lo haré, hyung. ㅡAsintió suavemente y optó por levantarseㅡ.
ㅡ Asegúrate de traer algo hecho por ti la próxima. ㅡDaeHyun siguió el movimiento. Sintió una energía recorrer su espina dorsal, y dudó en su próxima acción. Pensó que quizás él no volvería después de lo que haría. Pero descartó esa idea, y se arriesgóㅡ.
YoungJae se agachó para tomar la canasta en donde llevaba los postres y al momento se volver a su posición, unos labios se estrellaron contra los suyos. Fueron segundos, que para Jae pasaron como milésimas de ellos.
"Buenas noches, cachetón" Escuchó decir y vio como su hyung desaparecía en aquella brillante noche.
Tocó sus labios y sintió sus mejillas arder más de lo normal. Una sonrisa se formó en sus labios y luego una risa tonta escapó de los mismos.
Tomó vuelo, y a cantos fue de nuevo a su casa; dando piruetas por el cielo de noche, extendiendo sus brazos y riendo.
"Jung DaeHyun, ¿qué eres?" Pensó luego de haberse acostado en su cama y, por segunda vez, tocar sus labios.
***
Notas: ¡Feliz Halloween chicas! Aquí el capítulo número cuatro, espero que les haya gustado, y pido disculpa si ven alguna incoherencia o algo por el estilo.
Oh, por cierto, decidí actualizar cada tres días este fanfic. Espero que estén también de acuerdo con ello. :3
¡Las quiero! Y tengan un hermoso comienzo de noviembre. :)