CAPITULO 29

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Zuleyma hizo pasar a los abogados a la sala, les pidió esperaran un momento. Se dirigió a la cocina con sus hijas.

- Su padre no quizo esperar mucho tiempo, acaban de llegar sus abogados. Por favor les pido que terminen de desayunar y arreglen un poco la cocina, debo hablar con ellos. 

- Claro mamá sin problema, no te preocupes. Exclamó Dana.

Zuleyma se digirió de nuevo a la sala dejando sola a Dana y Angélica. 

- Dana, debemos escuchar lo que vienen a decirle los abogados a mamá.

- No te das cuenta que por eso nos pidió limpiar la cocina. No quiere que escuchemos lo que hablarán.

- Lo sé no soy tonta, pero quiero escuchar lo que le dirán. Vamos, ven acompáñame.

- Esta bien, solo porque igual quiero saber si papá realmente es capaz de dejar a mamá sin nada. 

Se deslizaron con mucha cautela a la sala para que nadie lograra notar su presencia. Estaban escondidas escuchando todo lo que los abogados decían.

- Señora sabemos por el Licenciado Alfonso que este divorcio es de común acuerdo. Nosotros solo venimos a entregarle los documentos y hacerle saber los acuerdo que él propone para que este divorcio sea rápido.

- Muy bien abogado, lo escucho. ¿Qué migajas me quiere dar Alfonso por tantos años perdidos a su lado?

- El Licenciado Alfonso quiere que esta casa sea de sus dos hijas, usted podrá vivir con ellas hasta que cumplan la mayoría de edad y sean ellas quienes decidan sobre esta propiedad. Con respecto a la manutención de sus hijas no tendrá queja, él seguirá pagando las mensualidades de la colegiaturas y transferirá una cantidad muy considerable como puede ver en el documento, para los alimentos y demás cosas que sus hijas necesiten.

- Bien en eso estoy de acuerdo, no hay ningún problema con esto. ¿Me tiene considerada en algo con este acuerdo?

- No señora, es todo lo que el Licenciado Alfonso ofrece, a usted no le correspondería nada y solo podría estar en esta propiedad hasta que sus hijas sean mayores de edad.

- Bien abogado. Dígale a su cliente, que no firmaré nada. Fueron muchos años a su lado, dejé pasar mi vida y mi tiempo, no permitiré que siga abusando de mi. Dígale que recuerde estamos casados por bienes mancomunados y si quiere pelear, lo haré. Pero este trato no lo firmaré.

- De acuerdo señora, le haremos saber su posición al Licenciado. Es todo por nuestra parte, muchas gracias por recibirnos. Con su permiso nos retiramos.

- Por favor los acompaño a la puerta.

En un rincón escondidas estaban Dana y Angélica, rápidamente se dirigieron a la cocina a limpiar los platos y acomodar las cosas para que Zuleyma no sospechara.

-  Dana, no puedo creer que papá quiera dejar a mamá en la calle.

- De papá puedo esperar todo. Esto ya se veía venir.

- Quiero pedirte algo.

- ¿Qué cosa?

- Llévame con papá a esa casa. 

- Estas loca, claro que no.

- Bueno, entonces acompáñame a la oficina. Tenemos que hablar con él. Se que si hablo con él entenderá las cosas y no dejará a mamá en la calle. Sabes que siempre hace lo que le pido.

- Esta bien, iremos. Le pediré a Pablo que nos acompañe.

- ¡Uy! Pablo. Ya no quieres dar un paso sin él.

EL AMANTE DE MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora