CAPÍTULO 7

7.7K 161 2
                                    

- No podría decirte en qué momento exactamente se hizo más formal y carnal la relación con Alan, solo puedo decirte lo que él y yo tenemos es real.
- ¡Por Dios mamá! Deja de dar rodeos y aclárame, ¿por qué papá rompió el trato ? ¿Qué? ¿Papá sabe todo?
- Si, bueno no todo.
- ¿Qué quieres decir mamá? por favor se clara.
- En una ocasión tu papá descubrió unos mensajes en mi celular. Me enfrentó y no pude negarlo. Le conté de mi relación con Alan, de lo que siento por él y de cómo la relación de nosotros se fue deteriorando, de porqué deje de luchar por él, después de tantos engaños y mentiras de su parte, quise buscar mi propia felicidad.
- ¿ Acosta de nosotros ?
- Jamás, por eso sigo aquí.
- ¿Y quieres que te lo agradezco?
- No seas insolente Dana. Querías la verdad, pues esta es. Siempre andas diciendo que quieres ser tratada como adulta, bien esta es tu oportunidad de ser objetiva.
- Pero sigues sin decirme sobre el trato.
- Cuando le conté a tu papá de mi relación con Alan enfureció tanto, que estuvo a punto de lastimarm3, pero resistió y trato de entender las cosas. Le recordé de todos los engaños de los que le había descubierto y de quién sabe cuántas más que no logré descubrir. De su falta de atención hacia mi, de su falta de interés sobre mis asuntos y de que solo quería tenerme aquí como un trofeo, ese trofeo que mantenía la casa limpia y con comida caliente, pero que cuando quería el calor se una cama junto al cuerpo desnudo de su amado no lo podía tener, por estar cansado, por estar enfermo o por cualquier otro pretexto. Después de que descubrí sus engaños me costaba mucho perdonarlo y después permitir que me volviera a tocar, es muy difícil aceptar cuando amas, o cuando piensas que lo haces por ser tú primer amor. En es ocasión se fue de la casa porque quería el divorcio, tu hermana tenía meses de nacida. Yo no me negué en lo absoluto sobre su decisión. Se fue y me dejó en casa sola con mis dos pequeñas. Alan quería estar a mi lado pero no lo permití. Pasaron los días y de la nada tu padre me hizo una llamada, quería que nos viéramos, pidió que las dejará en casa al cuidado de alguien y que fuera sola. Extrañamente me cito en un hotel, pensé que quizá ese era el lugar en donde él se hospedaba. Ese día Alan me envió un mensaje después de colgar mi llamada:
" Todo estará bien, yo encontraré la solución a todo".
En ese momento no comprendía el mensaje y no le respondí ya que le había pedido distancia hasta que resolviera mi asunto. Llegué al hotel, subí a la habitación que me había indicado Alfonso y toque la puerta. Ahí estaba tu padre parado frente a mí con una tranquilidad inimaginable. Me pidió pasar y conversamos. Me pidió perdón, perdón por todo el daño que me había causado, perdón por los años de abandono y perdón por no hacerme plena en todos los aspectos de mi vida. Yo solo me senté a escuchar lo que decía. Me pidió regresar a casa, regresar a nuestra vida y hacer que nada de esto había pasado. Incluso olvidaria el asunto de Alan, pidió otra oportunidad. Antes de que le pudiera responder algo a todo lo dicho se escuchó que tocaron la puerta. Él se levantó y entre abrió la puerta y recuerdo sus palabras:
- Por fin llegas, pensé que no vendrías. Pasa.
Al dirigir la mirada hacia la puerta no podía creer lo que mis ojos veían, era Alan entrando a ese cuarto de hotel. No creo que te imagines lo que sentía hija y tampoco espero lo entiendas.
- ¿Papá hablo a ese hombre ?
- Así es hija, lo hizo pasar. Alan me saludo con una sonrisa nerviosa y me preguntó si estaba bien a lo que asentí, yo seguí sin poder decir una sola palabra. Saque fuerzas de lo más profundo y pide preguntar por fin: ¿Qué demonios es esto Alfonso? Recuerdo la conversación que tuvimos aquella vez como si fuera ayer.
- Esto es una plática de amigos, una plática de adultos que comprendemos y razonamos. ¿No es así Alan?
- Así es, Alfonso. ¿Qué quieres exactamente ?
- Quiero pedirte que la dejes en paz, que la dejes vivir su vida a mi lado como lo habíamos estado haciendo antes de tu llegada. ¿ Estás dispuesto a separar a esta madre de sus hijas ?
- Jamás, ella y yo somos una cosa, pero sus hijas, tus hijas son temas aparte.
- No, no es así Alan. Ellas lo son todo. A menos que estés dispuesta a perder a tus hijas Zuleyma, ¿ intentaras recuperar nuestro matrimonio?
- ¿De qué demonios hablas Alfonso? Le grité.
- Es muy simple querida. Quiero que dejes a Alan en estos momentos delante de mí. Y tú Alan quiero que la dejes a ella. Prefieres eso o perder a tus hijas, jamás las volverías a ver y sabes que soy capaz de hacerlo.
- Alfonso las niñas no por favor, Angélica es una bebé y Dana es una niña pequeña.,
- Entonces ¿quieres recuperar la familia que éramos?
- Alfonso estás muy equivocado, jamás dejaré de amar a Zuleyma. Le dijo Alan mientras se ponía de pie con las manos empuñadas.
- Yo no te pido que la dejes de amar creeme que ese sería tu problema. Te estoy pidiendo que la dejes de cog3r y que la permitas regresar a su matrimonio. Entonces Zuleyma ¿ qué dices ? ¿Tenemos un trato ?
No podía dejar de llorar, no podía creer que esto estaba pasando. Que Alfonso me amenazara con ustedes mis dos princesas. Pero antes de poder responder Alan respondió por mi.
- No te preocupes Alfonso, la dejaré en paz. No podría tolerar ver el sufrimiento de Zuleyma a costa de mi felicidad. Te amo Zuleyma y te amaré en la eternidad, pero tus hijas te necesitan. No volveré a llamarle, no la buscaré ni mandaré mensajes y aunque ella lo haga tampoco le responderé.
Mi corazón se estrujaba de dolor, por una parte mis hijas y por otra el amor de mi vida. Se puso de pie me tomó la mano, la besó y me dijo que siempre sería su amor eterno. Así que por eso tú papá y yo regresamos a este matrimonio para intentar ser felices y hacerlas felices a ustedes .
- Todo lo que me haz dicho no aclara aún ¿porqué papá rompió el trato ?
- Voy a eso no seas impaciente. Cuando Alan se marchó me quedé inconsolable llorando como una niña y tú padre trató de consolarme .
- Zuleyma eres una gran mujer, sé que aún te amo y por eso estoy haciendo lo correcto. Te perdono y quiero intentar recuperar nuestro matrimonio, por ti, por mí y por nuestras hijas.
- ¿ Me perdonas ? yo nunca te he pedido tal cosa, pero está bien aceptaré el trato, pero antes que nada debes prometer que no volverás hacerme infiel con ninguna de las mujeres con las que te ha enredado, quieres que lo intentemos está bien, no te prometo nada pero por mis hijas haría lo imposible.
- Verás que jamás me volverás a encontrar con alguna otra mujer, prometo que seré fiel, que voy a cambiar y me dedicaré a la familia. Y así fueron unos meses que trató de haceme feliz. El muy maldito juraba que no había tenido otros encuentros y que me era fiel.
- ¿Cuál era el trato exactamente madre?
- Muy simple hija: DEJAR A NUESTROS AMANTES Y JAMÁS REGRESAR CON ELLOS, INTENTAR RECUPERAR EL AMOR QUE PERDIMOS Y QUE USTEDES TUVIERAN UNA GRAN FAMILIA. Pero el muy maldito lo rompió.
- Al parecer, igual que tú madre.

EL AMANTE DE MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora