CAPITULO 2

12K 206 12
                                    


Leer ese mensaje fue como una droga para Zuleyma, se sentía extasiada, con energía y exitada a la vez. Sus ojos destellaban. Respondió Inmediatamente el mensaje:
"Haz hecho que comience excelente mi día. Iré al super, te veo en una hora en el mismo lugar. Te amo."

Zuleyma era una mujer de 36 años, delgada de estatura media, mantenía un cuerpo en forma, tez morena y cabello largo negro, fue madre a los 19 años. Por un pequeño descuido quedó embarazada de Dana durante la universidad a los cuatro años quedó embarazada de Angélica, no pudo concluir sus estudios y se dedicó a cuidar de sus hijas y su hogar. En ese entonces estaba perdidamente enamorada de Alfonso, quien para reparar su descuido le pidió se casarán y formaron una familia. Alfonso por su parte, logró concluir su Ingeniería gracias al apoyo de su familia y su ahora esposa. Juntos incansablemente lucharon para tener lo que hoy consideraban un hogar digno y respetable para sus hijas. Pero en ese transcurso muchas cosas pasaron.

Zuleyma tomó su celular y escribió:
"Estoy llegando al super, llevo puesto el vestido de flores que te gusta y no traigo ropa interior"

"No me digas esas cosas, sabes cómo me pone loco. Ya estoy en nuestro pasillo del amor" Fué una respuesta esperada que la hizo ruborizarse.

Zuleyma entró al súper y cogió un carrito, parecía un día normal, una mañana de compras, pero nadie sabía lo humedecida que estaba con solo escribir unos cuantos mensajes y leer los de su amado. Justo en el pasillo 6, el pasillo de las pastas, el pasillo del amor como le decían ellos, se topó de frente con su amado.

- Hola cariño. Se acercó a ella y la tomo de la cintura dándole un beso tierno en sus labios.
- Hola amor, que guapo te ves hoy. ¿Tomaste tu café matutino?
- Claro como siempre y como me gusta, negro y sin azúcar.
- Ven acompañe tengo que comprar algunas cosas.
- Pero antes dime, en realidad ¿no traes ropa interior ?
- Tu, ¿qué crees? Mientras decía eso tomo sus manos y las paso por su trasero
- Wao Zuleyma, no esperaba está sorpresa.
- Vamos , debo ir al departamento de jardinería. ¿Si recuerdas que es el más oculto verdad?
- ¿Qué estarás pensando traviesa?

Avanzaron rápido al pasillo de jardinería, esperaron que se retiraran unas personas del lugar y justo en ese momento él la tomo de la cintura y con la otra mano hizo un movimiento rápido para meter su mano debajo del vestido y sentir su intimidad al natural, el calor de su entrepierna y el olor que dejó en sus dedos al tocarla. Ese olor que lo hacía llegar al éxtasis y le permitía recordar todas las pasiones desenfrenadas que habían hecho durante años.

- Me encanta sentir tu calor y tú olor cerca de mi. Eres mi todo cariño.
- Lo se y tú eres mi todo también. Ven demonos prisa. Debo comprar un par de cosas.

Eligieron un par de cosas y se dirigieron a sus respectivos autos, se dirigían a su nido de amor, al lugar que los hacía sentir seguros. Por fin llegaron, era una pequeña casa alejada de la ciudad, sin vecinos a su alrededor y escondida de la carretera. El lugar perfecto, pero ella siempre decía que el lugar perfecto era donde estuvieran juntos sin importar que fuese en un café, en un cine o en un supermercado.

Entraron juntos y al cerrar la puerta rápidamente la atmósfera cambio, se tornó sensual y exitant3, no podían evitar sentir esa exitación en sus cuerpos. Él la tomo de las caderas y la besó intensamente, como si no la hubieran visto en años, como si ese fuera el último de sus besos, levantó su vestido y mientras besaba su cuello y sus labios metía su mano en su intimidad, ella no podía dejar de jadear de placer y sentirse húmeda con sus besos y sus dedos dentro de ella. Sobre la cama, esa cama que los había sentido desnudos por un par de años, quitó su vestido y comenzó a besarla desde su intimidad , por su abdomen y sus s3nos, hasta llegar a su cuello y terminar en sus labios, ella simplemente pedía a gritos sentir su mi3mbro dentro de ella, no podía más, sentía correrse con solo el frote de sus dedos y sus besos apasionados. Por fin él le hizo justicia y la p3netró una y muchas veces más hasta q sus cuerpos agotados cayeron uno sobre otro envueltos en sudor.

- Sabes que te amo, ¿ verdad cariño?
- Lo se mi amor, lo haz dicho una y otra vez. Y apesar de todo, yo también te amo Alan.

EL AMANTE DE MAMÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora