SEUNGCHEOL
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—Si te quedas aquí en este hotel , entonces yo opino que vayamos a tu habitación. La mía está al otro lado de la calle, al otro lado de la cuadra.
Tragué nerviosamente y asentí con la cabeza al omega precioso que había logrado recoger en el bar.
Mi hermano y mis amigos se sorprenderían al verme en este momento. Definitivamente no era el tipo de alfa que tomaba omegas al azar en los bares, especialmente encuentro ocasionales de una noche. Estaba más interesado en buscar una relación. Yo quería encontrar mi familia para siempre. Y eso comenzó con encontrar el omega perfecto.
Sin embargo, estaba este hermoso chico con sus pequeños ojos rasgados y su personalidad juguetona del que me había mantenido interesado durante las últimas dos horas. Y después de algunos cócteles, había decidido que tener una noche con él era mejor que nunca experimentarlo en absoluto.
—Los ascensores, estoy en el piso 15. Sabes, me siento un poco incómodo de llevarte arriba, cuando aún no me has dado tu nombre.
El omega, que estaba a punto de tirar de mí hacia el ascensor, me miró con un guiño descarado.
—Los nombres no son necesarios, chico de ciudad pequeña. La única cosa que necesitas de mí en este momento es un estrecho agujero para envolver alrededor de ese grueso pene alfa que solo sé que es enorme.
— ¿Y ni siquiera importa que no sepas nada de mí? ¿Y que no sé nada de ti? Quiero decir, ni siquiera sé dónde vives. —Odiaba parecer un mojigato, pero me preocupaban este tipo de cosas.
—Escucha, me da igual dónde vives, por qué estamos en Las Vegas esta noche, o como te llama tu familia cuando están alrededor de la mesa. Todo lo que me importa es si tienes un pene duro o no y cómo usarlo. —Con eso, él extendió una mano y ahuecó mi polla medio dura y la apretó.
El Sr. Retozón, como yo ahora decidí llamarlo, guiñó un ojo mientras las puertas del ascensor se abrieron y me jaló dentro. Al golpear el botón del piso 15 y las puertas comenzaron a cerrarse, se dio la vuelta y se lanzó hacía mí. Su beso fue tan agresivo y caliente como él, su lengua se deslizó en mi boca y se retorció alrededor de la mía. En el momento en que el ascensor llegó a mi piso, estaba completamente duro y listo para funcionar.
De alguna manera, me las arreglé para separarme de él solo el tiempo para deslizar mi tarjeta llave en la cerradura electrónica y abrir la puerta, mientras entrábamos en la habitación. Después de eso, fue una ráfaga de ropa volando mientras caminábamos a través de la habitación semi oscura a mi cama.
—¿Dónde está tu lubricante, alfa? —El señor Retozón preguntó mientras me empujaba hacia la cama.
—Oh, mierda. Yo no tengo nada de eso conmigo. Yo no creí que yo podría necesitarlo.
El Sr. Retozón se retiró con un pequeño movimiento. Él se metió en el baño y encendió la luz. Lo escuché buscar por allí durante medio segundo antes de que la luz se apagara y él regresara. Levantó una pequeña botella de los artículos de tocador del hotel del baño y la sostuvo sobre su cabeza, sonriendo triunfante.
—No me importa que no tengas lubricante, ya que me demuestra que eres exactamente el tipo de alfa que pensé que eras. No te lías realmente en encuentros de una noche, ¿eh? —comentó con una sonrisa mientras abría la pequeña botella y la fuerte fragancia de rosas llenó el aire.
Antes de que pudiera preguntar lo que estaba haciendo, él ya estaba untando la loción fría sobre mi pene.
—No te preocupes acerca de los condones, ya que estoy seguro de que no tienes ninguna de esos tampoco. Estoy en tratamiento con la inyección anticonceptiva, así que no estoy preocupado por quedar prendado de ti. Y soy realmente exigente, lo cual es por eso que te elegí. Estoy en lo correcto, ¿no es así? ¿Esto es algo que no haces normalmente?