SEUNGCHEOL
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—Prometes que no me veré como un bebé, papá? —Enshuo miró su nueva mochila con una expresión de incertidumbre, como si él estuviera repentinamente replanteando el haber elegido la mochila con los dinosaurios impreso en ella.
Antes de que pudiera responder la voz aguda de Denis vino de la siguiente caja de pago. Miré hacia arriba para ver a Seungkwan y Jeonghan allí de pie con los carros llenos y todos sus hijos a cuestas.
Mierda. Y yo que pensaba que las compras con un niño en el centro comercial era malo. Suji estaba ayudando a descargar su carrito y amontonar sus cosas de la escuela en la cinta transportadora. Denis estaba señalando la mochila de Enshuo cuando dijo ruidosamente a Seungkwan.
—¡También quiero una mochila de dinosaurio, papá! No quiero al estúpido de Olaf más.
Jeonghan cortó eso de raíz al responder tranquilamente antes de que Seungkwan pudiera formular una respuesta.
—No, no lo harás. Confía en mí, niño. Quieres ser único, no gemelo de tu mejor amigo. Así que ¿por qué no dejamos que Enshuo disfrute de sus dinosaurios, mientras tú disfrutas de Olaf? Así ambos marcan tendencia de segundo grado. ¿Y por cierto? Nunca llames a Olaf estúpido que es el más frío muñeco de nieve que existe.
Ambos muchachos parecían apaciguados por eso y Denis estaba sonriendo ante las palabras de Jeonghan mientras Enshuo tiraba de mi brazo. Él me miró con esos ojos de cachorro y comenzó a gimotear.
—Papá, ¿puedo irme a casa con Denis? No lo he visto en tres días enteros.
Reprimí una carcajada a la mirada de ciervo frente a los faros en la cara de Seungkwan: lo último que necesitaba era otro niño cansado de las compras al borde de un colapso. Sabía muy bien que estaba lidiando con la misma porquería de regreso a la escuela. Esta fue nuestra última semana antes de que comenzaran las clases, ahora que las malditas escuelas habían comenzado a matricularse a principios de agosto.
Que era una mierda, si me preguntas. Los niños merecían todo el verano para divertirse y jugar. Aunque, estoy seguro de que algunos padres estaban echando espuma en la boca justo ahora y contando los segundos hasta que pudieran despedirse mientras sus queridos hijos corrían al patio de recreo el lunes por la mañana.
Respondí a Enshuo con calma, en una voz que demostraba que hablaba en serio. Sabía que le faltaban unos 30 segundos para una rabieta después del largo prepararse de regreso a la escuela. La ropa y los útiles escolares no eran ninguna broma y las compras acompañados del niño no es para los débiles de corazón. Pero después de su reciente brote de crecimiento, tuvimos que traerlo para que pudiera probarse la ropa. De lo contrario, lo habría hecho yo mismo y dejaría descansar a Jihoon.
—Lo siento, Enshuo. Tu papi necesita a descansar un poco y yo estoy bastante seguro de que tu tío Seungkwan tiene sus propios planes. Veremos si podrán estar juntos el sábado, si portan bien hoy.
El labio de Enshuo tembló, pero él asintió sin ningún argumento adicional. En cambio, me miró otra vez con esos ojos de cachorro.
—¿Está bien si solo le doy un abrazo de despedida? Denis es mi mejor amigo y lo amo mucho.
El cajero ya nos estaba llamando, así que le dije que se apresurara, mientras yo sacaba mi billetera.
Lentamente nos dirigimos al estacionamiento. Jihoon no había hablado durante todo el viaje y cuando lo miré me di cuenta de por qué. A juzgar por la expresión de su rostro, sufría un dolor insoportable.