◐Treinta y uno

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Un leve golpeteo se escucha en la puerta principal.

Yoandri se levanta de su cama un poco somnoliento y camina despacio, tratando de no hacer ruido para que su abuelo no se despierte.

Abre la puerta lentamente y apenas logra ver quien es porque el Alfa se tira encima de él apenas halla un espacio para entrar.

—¿Joel? —pregunta en cuanto siente su aroma levemente.

El Alfa hunde su cabeza en el cuello del menor logrando mojar con sus lagrimas la piel del Omega.

—¿Estas bien, Alfa?

Joel no responde y sigue llorando.

Su llanto es doloroso y quiebra el corazón del Omega que lo sostiene, porque el Alfa está tan mal que ya ni siquiera puede estar de pie.

Yoandri logra semi cargarlo hasta su cama y hace que se siente ahí.

—¿Qué pasó? —pregunta cuando logra separarse un poco.

Sin embargo Joel sigue sin responder y vuelve a abrazarlo fuertemente asustando a Yoandri.

—Alfa... —susurra Yoandri cerca de su oído e intenta alejarse de nuevo —háblame, por favor.

—¿Puedo dormir contigo esta noche? —pronuncia débilmente.

Yoandri asiente con la cabeza y deja que el rizado se recueste sobre su cama, él hace lo mismo a su lado.

Joel rodea su cintura con sus brazos y lo atrae hacia él, el Omega apoya su cabeza sobre el pecho del rizado y muerde su labio inferior para no llorar.

Pronto amanecera y debe ir al acantilado para cumplir el acuerdo que tiene con Johann.

Porque es su Omega.

Y porque no quiere que le haga ningún daño a Joel.

Los espasmos que suelta el rizado por lo profundo de su llanto duran un rato más pero paran y el Omega sólo puede sentir su cuerpo temblando.

—Te amo... Alfa y eso no va a cambiar nunca —murmura cuando lo siente tranquilo, pensando que ya está dormido.

Pero Joel está escuchandolo.

•••

Erick corre con todas sus fuerzas hasta llegar a su cabaña.

Quiere escapar del dolor en su pecho que lo asfixia, pero es imposible. El dolor permanecerá por siempre.

Empuja la puerta y entra a su cabaña agitado por el largo recorrido.

—¿Dónde estabas? —es lo primero que escucha a Johann reclamar apenas lo ve.

—Salí a caminar —se excusa caminando hasta estar frente a él.

—¿Por qué luces como si hubieras llorado?

—E-estoy nervioso —habla casi temblando —por l-la marca...

—Por eso mismo estaba esperándote. Debo marcarte antes de ir con mi padrino.

—¿Dolerá? —se atreve a preguntar.

—¿Dolió la primera vez? —suelta en lo que parece una burla pero Erick se niega a creer lo que acaba de escuchar.

—Johann...

—Sólo bromeaba, no empieces con tus reclamos.

—¿De verdad me amas?

—¿Aún lo dudas? —frunce el ceño —¡Mierda, Erick! ¡Estoy eligiendote sobre mi verdadero Omega!

—Lo siento... Estoy siendo un estúpido. En serio estoy muy nervioso.

Johann cierra fuerte los ojos para no perder el control. No quiere echar a perder su esfuerzo justo ahora.

—Mi amor, tranquilizate y ven aquí.

El ojiverde camina lentamente los pocos metros que los separan y lo abraza para ganar fuerzas.

—Tengo miedo...

—No tienes porque, yo te cuido.

El Alfa comienza a besar el cuello del menor desesperado mientras baja torpemente sus manos por su cintura hasta llegar a su cadera.

Mete las manos debajo de su ropa y trata de levantar un poco la camiseta del ojverde.

—Espera —lo para Erick logrando separarse sólo un poco de él —aún no estoy listo.

—Ya te dije que tengo que marcarte antes de irnos.

—¿No puedes simplemente hacerlo? —murmura bajito con un poco de miedo.

Johann gira los ojos internamente y tiene ganas de reírse en la cara del Omega pero quiere reservar su alegría para más tarde.

—Como tú quieras mi pequeño —se fuerza a decir.

Erick suspira aliviado pero se vuelve a tensar cuando Johann sujeta su cuello con una de sus manos y acerca su boca.

El Omega quiere retroceder, quiere decir que no. Gritar.

En un segundo su ser entero se arrepiente y quiere llorar. Piensa en Joel.

Pero ya es tarde.

Los colmillos de Johann se clavan en su piel.

Erick suelta un grito por el dolor que siente y aunque el Alfa lame la herida, no logra disminuir su dolor.

Los ojos del Omega se llenan de lágrimas porque su corazón está llorando.

Johann levanta la cabeza y lo mira fijamente a los ojos.

—Gracias, cariño —pronuncia con voz ronca —gracias a ti y a tu estupida ingenuidad, por fin complete mi venganza —dice y sonríe con malisia.

Lazos Rotos ◑Joerick◐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora