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En el camino a mi casa hablamos sobre temas triviales como mascotas, deportes, colores y demás.
Cuando abro la puerta de mi casa respiro aliviado al recordar que dejé todo medianamente ordenado y no parece un establo. Al dar los primeros pasos Beth repasa cada rincón del salón con su mirada.
-Es acogedor- opina mientras apoya una mano en el respaldo de una silla.
-Ya se que el piso es pequeño - me mira con cara de susto.
-¡Yo no he dicho eso! - levanta los brazos.
  -Cuando alguien dice que una casa es acogedora es porque piensa que es pequeña.- deposito su maleta al lado de la puerta de entrada.
  -Bueno, pues yo no soy esa "gente", a mi me gusta este piso.- se acerca a mi un par de pasos.
- Gracias- sonrío y cierro los ojos. Sigue sin saber todo lo que tenía planeado, y no me arrepiento de ello, le asustaría mucho.

Me pongo a limpiar un par de cosas por casa mientras ella llama a varias personas para comunicarles que será mañana el día que salga en tren de aquí. Cuando se acerca la noche  y me pongo a pensar en que podría hacer para cenar, Beth, como si me leyera los pensamientos me pregunta:
-¿Tienes hambre?-  Se sienta en una silla al lado de la mesa.
  -Me preguntas eso porque tu tienes hambre ¿verdad?- se que lo ha hecho por eso.
  -Bueno, no te voy a decir que no,¿ tienes algo para cocinar o lo pedimos a domicilio?, si quieres puedo preparar algo- Nos acercamos a la nevera y asomamos nuestras cabezas dentro cundo yo abro la puerta. Dentro de la nevera hay un tomate partido en dos, un ajo, una botella de agua y un sobre de  ketchup.
Me mira a dos palmos de distancia y se ríe tímidamente.
  - No podré hacer mucho con esto - dice mientras se  vuelve a reír.
  -Lo se, lo se, pedimos algo, que prefieres, ¿chino o pizza?- le acabo de ofrecer mis dos variantes de menú diario. Piensa un poco mirando el suelo. Me encanta como se frota la barbilla con la yema de los dedos mientras decide que va a cenar.
  -Prefiero chino, pero si prefieres pizza no hay problema- me dice educadamente.
  -Pues chino.- cojo el móvil de mi mochila y se que se fija en lo destrozado que está.

Cuando el pedido está hecho me giro en su dirección.     
  -Si te apetece ducharte adelante, estás en tu casa- se lo digo porque quiero que se sienta cómoda.
- Si no te importa me ducharé rápidamente- junta las palmas a modo de súplica.
  -Tómate el tiempo que quieras, imagino que en ese maletón tendrás pijama, si no es así, te puedo dejar algún pantalón corto de chándal y una camiseta- señalo mi habitación.
  -Aunque no te lo creas, no llevo pijama aquí - posa el dedo en la maleta- Lo siento.
  -Tranquila, ahora te dejo algo- digo mientras marcho rumbo hacia mi cuarto.

Cuando le entrego la ropa entra al baño y empieza a correr el agua. Preparo la mesa, prefiero comer en la pequeña, la del sofá así es menos formal. El pedido llega mientras ella está aún duchándose y lo voy sirviendo. Justo cuando estoy llevando la botella de agua sale del cuarto de baño.
Sus enormes ojos azules se fijan en la mesa, la tez blanca de su piel se ve más bonita con esta luz, tiene el pelo un poco mojado aún y lleva puesta mi ropa, cosa que me parece lo más tierno del mundo. Los pantalones grises de algodón le van un poco grandes al igual que mi camiseta negra que le cuelga hasta las caderas. Descalza, se sienta en el sofá y cruza las piernas.
  -Que buena pinta tiene, ¿comemos?- me pide estando sentada.
  -Claro, que aproveche- le digo mientras me siento en el suelo.
Comemos mientras vemos las noticias y opinamos muy levemente sobre política internacional. Tiene la nariz muy respingona, y la arruga cuando no está de acuerdo con algo.
Se que se muere por preguntarme sobre las quemaduras porque no las para de mirar, pero no se atreve, es demasiado pronto para preguntar eso.
Acabamos llenos de comida y tumbados, ella en el sofá y yo en el suelo. Decidimos poner una peli de miedo, una sobre unos investigadores de lo paranormal y me siento con ella en el sofá. En la parte más fuerte de la película , me agarra la mano y la abraza. No se como reaccionar a eso, así que me rio un poco y después vuelvo a colocar la mano en su sitio.
Cuando acaba la película y empiezan los créditos quiero opinar sobre la película pero ella no responde, porque tiene la cabeza apoyada en mi pecho, los labios mínimamente separados y sus párpados están cerrados, se ha quedado sopa.
No recuerdo la última vez que compartí un momento así con alguien, así que en vez de despertarla saboreo el momento y cierro los ojos en busca de paz.
No se como se llama esta sensación pero es por demás agradable, suspiro y descanso, mañana será un día importante, sobretodo porque será el último de mi vida.

SENTIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora