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Cuando mi cerebro interpreta esas palabras asesinas me rindo a sus pies y mirándole a los ojos pego con fuerza pero con ternura sus labios a los míos.
Sofoca un suspiro después de ello pero sigue los movimientos de mi boca, pasan enfrente mío imágenes de ella tirándome a la vía, imágenes de ella con mi ropa durmiendo en el sofá, de su nariz pegada al cristal del tren o de sus carcajadas dentro de aquel gigante tobogán.
Desliza sus manos por mi cintura y se agarra a mi espalda con la punta de sus dedos y pega aún más su cuerpo al mío.
Son los mejores segundos de mi vida, una oleada de sensaciones, emociones, colores y alegría se dispara desde mi cabeza hasta mis piernas y hace que estas tiemblen.
Separo momentáneamente nuestras bocas y clavo su mirada en sus armas color mar, sabe como aniquilarme con esos ojos letales. Sonríe y se ríe tímidamente.
  -Aquí Zoe no nos va a molestar - me dice poniendo la punta de su dedo índice en mi nariz.
Me río y agarro sus mofletes con ambas manos:
  -Beth... - se me hace un nudo en la garganta - Gracias .-
Ella me abraza y sin despegar su boca de mi hombro me pregunta:
  -¿Ahora me dirás que es lo que estás buscando aquí?- Sigue sin mirarme.
  -Creo que es mejor que no lo sepas.- Le beso el pelo suavemente mientras le froto la cintura.
Llevaba horas sin pensar en lo que realmente había venido a hacer. Imagino que eso es bueno, todo ha sido gracias a ella, no sabe el poder que tiene, de lo que ha hecho olvidarme.
Le vuelvo a poner una mano en el cuello y la atraigo hacia mi para fundirnos con un beso lento y caliente. Se aferra al borde inferior de mi camiseta y estira hacia arriba quitándomela y arrojándola a la otra punta de la habitación. Se que todas las cicatrices de mi espalda están al descubierto pero no me importa, esta noche no me importa, las dos palmas de su mano se posan en mi pecho y me empujan con delicadeza hacia atrás, haciendo que me caiga a la cama boca arriba. Ahora mismo lleva todas las riendas de la situación y lo demuestra quitándose la sudadera y la camiseta a la vez quedándose en sujetador para ponerse a ahorcajadas encima de mí cintura y seguir besándome, pero esta vez en el cuello.
Continúa haciendo eses con la lengua por todo mi abdomen y vuelve a subir para que posteriormente nos arranquemos uno a otro los pantalones. Nos encontramos haciendo un remolino con el edredón y nuestras piernas ,pero eso no impide que ella consiga quitarme la ropa interior y la deje caer al suelo a un lado de la cama. Me controla con varios pequeños besos detrás de la oreja y me dirige donde ella quiere. No pasa más de un minuto cuando ambos estamos sucumbiéndonos en un concierto de placer y besos que desencadena en suspiros desacatados perdiéndose en el aire húmedo y caliente de la habitación.
Le gusta estar encima mío a juzgar por cómo hace círculos con las caderas en mi cintura, se que mi cuerpo no resistirá mucho más a esta batalla, estiro de la parte atrás de su pelo y pegamos nuestras frentes. Nuestras almas se miran y se sonríen, se aman, se necesitan.
Finaliza con un par o tres embestidas que acaban por derrotarme y me llevan a otra galaxia, solo veo luces de color azul como sus ojos. Nuestras pieles están sudadas y se rozan, nuestro pecho sube y baja descontroladamente, se deja caer a mi lado y me besa un brazo a la vez que se tapa con el edredón.
-Que bonito eres... - se acurruca a mi lado - descansa, mañana será un día importante-.
Me quedo sentado asimilándolo todo, aún estoy en trance, pero mis párpados decaen por el sueño y pierdo la consciencia.

El puto Beethoven vuelve a sonar con sus malditos violines y el resto de su compañía musical. Acaba de interrumpir el sueño más placentero que recuerdo, he dormido como un lirón y el tiempo que ha pasado durante la noche me resulta equivalente a 10 minutos. Soy consciente de que después de todo el combate amoroso que tuvimos nos fuimos a dormir tarde pero igualmente sobraban horas para dormir, si, sobraban horas para dormir y no para que venga Beethoven y se ponga a tocar su puto violín detrás de Beth.
Me cercioro de que estoy pensando esto, bajo un edredón blanco estando desnudo, tengo frío, el edredón me cubre hasta el ombligo, pero Beth debe tener más frío, porque ella está totalmente destapada y sin ropa. Duerme boca abajo y la composición de su boca entreabierta, sus ojos cerrados y sus mechones de pelo tapándole la nariz confeccionan el cuadro más encantador del mundo, no se que narices hace la Gioconda en el Louvre.

Me quito el edredón para ponérselo a ella hasta el cuello y me levanto para ducharme, ayer sudé bastante.

Salgo húmedo del cuarto de baño, me he peinado todo el pelo hacia atrás con un poco de agua y gomina. Freno en seco al ver a Beth de pie frente al armario, con el edredón como capa tapándole todo el cuerpo.
  -¿Que haces despierta? No es propio de ti, lo normal es que hibernes en un estado de hipersueño intergaláctico y te quedes en la cama hasta que alguien como yo te levante o hasta que se te descomponga la piel por estar demasiado tiempo tumbada - Le digo mientras miro mi look de hoy, camiseta blanca y tejanos negros, no me complico.
  -¡Eres idiota! No duermo tanto exagerado - exagera una cara de niña enfadada mostrando su labio inferior y su ceño fruncido.
Le sonrío y le digo que bajaré para dejar que se vista sola.
  -No te vayas, bajaremos juntos - dice mientras deja caer el edredón y se muestra su cuerpo entero.
Mis cuerdas vocales no pueden articular palabra hasta que con la fuerza de todos los dioses consigo decir:
    -Vale.-
Se pone unos tejanos y un suéter de lana rosa claro con cuello alto y holgado junto con unas zapatillas blancas Reebok.
  -Hoy nos vamos - me informa metiendo el resto de ropa en su mochila.
  -Lo se, hoy empieza definitivamente nuestra aventura, ¿estás preparada?-  me cuelgo la mochila de un hombro y abro la puerta.
Se pone frente a mi y antes de salir pega su boca a la mía y me dice:
  -Aquí empieza todo, salgamos de afuera y comámonos los Pirineos.-

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