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Esto es el séptimo cielo, no sé dónde estoy pero me siento muy cómodo y calentito.
Intento abrir los ojos, me resulta difícil pero gano la batalla y veo una mesa pequeña. Hay un par de vasos con lo que parece zumo de naranja.
Me siento y registro el lugar.
Un apartamento amplio con la cocina integrada en el salón, un comedor con una mesa negra y sillas, del otro lado estoy yo sentado en un sofá gris con la mesa y enfrente la televisión. En el medio hay un pasillo pero no alcanzo a ver mucho más.
-Es la primera vez que me despierto antes que tú.- Esta en la cocina apoyada en la nevera. Cierra los ojos con superioridad. Tiene el pelo rubio rebelde y la piel perfecta.
-Para ello me han tenido que drogar contra mi voluntad.- Ríe y se gira para coger una bandeja. Camina con la bandeja entre las manos y la apoya en la mesa.
Lleva mi camiseta blanca que habrá cogido de la mochila porque no la llevaba puesta y unos pantalones de franela negros con corazones blancos. Luce increíble hasta con eso puesto, el pelo, que le roza los hombros se lo recoge con una goma y nunca la había visto con coleta, y me mata, está espectacular.
-Esto es para usted, Ciro.- me ofrece un plato con dos tostadas con mantequilla y mermelada.
-Que apetente, muchas gracias.- muerdo una tostada.
Cruza los pies descalzos en el sofá, tiene el cuerpo en mi dirección.
Me como la mitad de la tostada sin mediar palabra.
  -¿Me puedes explicar que pasó ayer?- Le pregunto.
  -Antes dime cómo es que te fuiste a dormir a casa de alguien la noche en que la conoces.- Frunce el ceño.
  -No tenía a donde ir, estaba un poco borracho como para ir a un hotel.- Cierra los ojos y suspira. - Ademas, me dijo que era amiga tuya.
Abre los ojos y me mira con rabia.
  -Sara se ocupó de que los últimos tres años de mi secundaria fueran un infierno, me humillaba, me acosaba y me agredía. Lo pasé muy mal, odiaba el instituto, de vez en cuando encontraba mi mochila llena de mierda de perro, me dejaba encerrada en el baño, se reía de mi junto a sus amigas cuando iba sola por el patio.- Está triste, se nota.
  -¿Y por eso me drogó?- Bebo un poco de zumo.
  -Aquí viene el kit de la cuestión. Una vez me robó los pantalones en el vestuario y tuve que salir por todo el instituto con una toalla enrollada y créeme que no es nada que desees hacer. Todas las chicas y chicos me señalaban y se reían. Encontré mis pantalones en una basura y me fui llorando a un lavabo a ponérmelos. Ese mismo día Sara se dejó el móvil desbloqueado en el tiempo libre entre clase y clase, aproveché y lo cogí, entré en su galería y subí un par de fotos de ella en ropa interior. Una vez que se sube una foto a internet, no baja.-
Acabo de desayunar.
  -No se si esa era la forma correcta de resolver ese problema.- Opino mientras me limpio las manos con una toallita.
  -Me faltan por contarte mil cosas más sobre ella, y no te las contaré ahora, pero tuve que ir al psicólogo mucho tiempo, me autolesionaba, estaba sola ¿sabes? Se que es egoísta pero en ese momento me encanto joderla de esa manera.- Respira y se calma.
  -Entonces todo se quedó así y ahora ella se quería vengar de ti ¿no?- Le insinúo.
  -No exactamente, hubieron movidas judiciales y hasta me denunció.- Se apoya en el respaldo del sofá.
Me acerco y le cojo la cara con las manos.
  -No voy a dejar que nadie más te haga daño.- Como respuesta, me regala una sonrisa.

Recogemos las mantas del sofá y limpiamos un poco la casa al ritmo de "Wake me up before you Go-Go" bailando y riéndonos, cada tanto le estampo un cojín en la cara y ella tira desde lo lejos otro.
Nos vestimos y salimos a dar un paseo por el pueblo. Me enseña la plaza del ayuntamiento, algunos parques y el río. Es bastante bonito, es un pueblo pequeño, dividido por un río, rodeado de campo y árboles, la vía de tren pasa por un lado y casi todas las calzadas son empedradas.

Cuando volvemos a su apartamento la levanto con las manos en las caderas y la siento en la encimera de la cocina.
-A ver señorita, antes de que te fueras me dijiste que tenías una sorpresa, y no te he dicho nada por respeto pero no aguanto más.- Le digo dándole un beso en la barbilla.
-Primero de todo, se me ha derretido el corazón cuando me has llamado señorita, segundo, ¿tienes un poco de dinero y unos días libres?- Me pone las manos en la nuca.
-Sí, tengo dinero, tampoco puedo comprarme una isla del caribe y viajar en jet privado hasta ella pero si.- Se ríe, la noto nerviosa.
Se balancea de lado a lado y sonríe.
  -¡Dímelo!- le grito riéndome y haciéndole cosquillas. Ríe con fuerza y me para las manos.
  -Está bien, está bien - Se muerde un labio.- ¿Tienes el pasaporte en regla?-

SENTIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora