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Las pastillas empiezan a bajar por mi garganta y noto como hacen que mi estómago arda cuando entran en contacto. Empiezo a marearme y me agarro a la tierra de abajo de mi espalda con las uñas. El corazón se me acelera mientras veo como las nubes reinan las montañas. De repente un sonido estridente empieza a sonar por todo el valle, el suelo lleno de plantas vibra y estoy sudando.

Recobro la consciencia, es la alarma del móvil de Beth, no se como he acabado durmiendo en el suelo, pero me encuentro tumbado junto al sofá y ella está acurrucada en él. No parece inmutarse por la alarma así que decido apagarla yo mismo deslizando un circulo rojo en la pantalla.
Agarro un cojín y se lo pongo cuidadosamente debajo de la cabeza para que esté más cómoda. Antes  de que se despierte recojo las sobras de la cena de ayer, ordeno un poco la casa y empiezo a preparar el desayuno. Hay un poco de pan de molde seco en un armario pero lo pongo a tostar para que no se note. Preparo un par de cafés con leche y saco un bote de mermelada de la alacena.
  -Buenos días Ciro - doy un salto del susto y se me cae un cuchillo al suelo.
  -Buenos días Beth, que susto joder- me rio mientras recojo el cuchillo.
  -No era mi intención, ¡perdón!- esa sonrisa combinada con sus ojos dormidos pueden conmigo. Tiene el pelo un poco revuelto pero lo justo para que esté guapa y lo más importante, sigue teniendo mi ropa.
  -Tranquila, te he preparado un café con leche, en la cafetería de la estación pediste eso, así que pensé que te gustaría.- me apoyo en la encimera de mármol.
  -Si, me encanta, te lo agradezco mucho, es todo un detalle- desaparece por la puerta de la cocina y creo que se va a vestir y asear porque se mete en el baño.

Cuando ella sale yo ya estoy sentado en la mesa, he encendido la televisión aunque hay poco para ver. Se sienta en frente mío y es obvio que se ha preparado, se ha maquillado un poco, muy poco y se ha puesto unos vaqueros negros ajustados y una blusa blanca.
  -Te he dejado tu ropa encima del sofá - me informa mientras se sirve dos cucharadas de azúcar en el café.
  -Ah, gracias - muerdo una tostada.
  -Salimos a las 11:30 ¿verdad?- pregunta mientras se unta mermelada.
  -Si, llegamos tarde - opino en voz alta.
  -Que va, falta una hora y media - Mira la pantalla de su móvil - Por cierto, el cargador de mi móvil ha muerto, no sé si tendrías uno por ahí, me gustaría que se cargue antes de salir.- se pinza un labio con los dedos.
-Claro, cógelo si quieres, está en el bolsillo pequeño de mi mochila - Cuando se levanta me llevo las manos a la cabeza y maldigo en silencio. Las pastillas están en el mismo bolsillo. Decido no decir nada y rezar para que no se fije en ellas.
Vuelve tan contenta con mi cargador en la mano y lo enchufa a la red eléctrica. Aquí nadie ha visto nada.

Cuando acabamos de desayunar recogemos nuestras cosas y zarpamos.  Compramos los billetes y no esperamos al tren más de 15 minutos. Escuchamos música la mayor parte del viaje pero hablamos cuando falta poco para llegar.
  -Cuéntame que es lo que quieres ver en Pirineos.- Me pregunta mirando por la ventana.
  -Quería hacer un poco de senderismo, me gustan mucho los paisajes de allí.- Meto la mano en la mochila y aprieto las pastillas con los dedos.
No me puede responder porque recibe una llamada de un nombre que no consigo leer en la pantalla.
  -¡¿Como?!... Está bien... De acuerdo...- cuelga y mira hacia el techo suspirando.
  -¿Todo bien?- le pregunto.
   -Sí pero la boda se va a postergar cuatro días porque mi madre tiene gripe. Voy a tener que quedarme sola en casa unos días, no van a volver porque les pilla bastante lejos- bebe agua de su botella de cristal.
  -Bueno, tampoco pasa nada ¿no?- le miro mientras bebe.
  -No, pero quería irme ya, no me gusta estar sola en casa, ademas, tendré que hacer la compra porque no habrá prácticamente comida, llevan allí desde hace una semana ayudando a preparar todo. - pasa un dedo por el cristal de la ventana - cuando acabe todo esto de la boda haré senderismo como tú, respiraré aire puro y contemplaré los plomizos y vastos bosques de allí, cuando era pequeña acostumbraba a ir cada verano, ahora mis padres ya no quieren, están viejos.- Se gira y me mira.
  -Pues cuando acabe la boda te vas de excursión- le digo mirando hacia delante.

Llegamos a la estación y la acompaño en taxi hasta su casa, me dijo que desde allí era más fácil llegar a las montañas. Cuando el coche aparca bajo su maleta del maletero y me planto en la acera.

  -Bueno, hora de despedirse Ciro- sujeta su bolso y me quita suavemente el mango de la maleta. - Gracias por tu hospitalidad, me lo he pasado muy bien.-
  -De nada Beth, encantado de conocerte, que vaya bien la boda y  tu excursión a las montañas también. - me alejo un paso de ella.
Beth no se mueve y se acerca a mi:
  -No se que estás buscando, solo se que no vas a hacer solo senderismo, sin embargo, sea lo que sea espero que lo encuentres, te deseo lo mejor, de verdad.- sonríe y la caída de sus ojos vuelve a amenazarme de muerte.
Le sonrío y agito la mano para decirle adiós. Cuando me alejo me vuelvo hacia ella para verla por última vez en mi vida, esta mirando al cielo, estática, en el sitio donde nos despedimos.

Camino hasta un punto de información lleno de turistas con cámaras de fotos, y una señora me indica que debo ir a una estación de tren cremallera, que me llevará a un valle cuyo nombre no recuerdo. Camino aún más y llego a una casa de madera junto a unos raíles donde se encuentra más gente esperando.
Estoy sentado veinte minutos hasta que oigo la máquina avanzar por las vías y me levanto para subirme al tren. El andén está a rebosar de gente que me empuja para subirse, como si fuera el último tren del mundo. Aún está frenando cuando alguien me toca el hombro muy fuerte y me giro.
La veo de pie con una sonrisa de oreja a oreja, con una mochila colgada a la espalda y el pelo recogido en una coleta.
Solo podía ser ella, solo ella se plantaría aquí con esas botas de montaña y esos pantalones cortos de color caqui, tan guapa como ayer, o incluso más.
Sonrío y escucho como el tren frena. Abre la boca para hablar:

-Me voy contigo, quiero ayudarte a encontrar lo que buscas.-

SENTIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora