—Adelante maricón, golpeame una vez más. —pronuncio Sollux, limpiándose el rastro de sangre que se le caía de la nariz.
Mientras, inútilmente la gente intentaba separarlos esquivando los puñetazos al aire que lanzaban los adolescentes.
—¿Tanta envidia tienes de que a mí al menos si me chupan la polla?—el ojirojo no pudo evitar sentirse amenazado cuando vio sus característicos lentes de sol tirados, rotos en el suelo.
Cuando al unisono el mundo comenzó a gritar “pelea, pelea” el foco de los dos alumnos se prendió aún más, Sollux daba golpes por la parte baja, Dave jaloneaba el cabello raramente acomodado de su adversario.
Lo que no entendió el rubio fue cuando los gritos sesaron, de un jalón estaba detrás del grupo y divisó a su hermano golpeando a Sollux sin compasión alguna.