Recreando

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—¡Uno!—exclamó Donghae tirando un tres rojo en el mazo de cartas.

—¿Ah, si? Pues toma.—Hyukjae extendió un +4, causando que su novio soltara un grito de frustración y le lanzara las cartas a la cara.

—Maldita sea, odio este juego.—masculló poniéndose de pie. Estaba dispuesto a abrir la puerta e irse.

¡Le había dicho a Hyukjae que no le gustaba jugar a las cartas precisamente por eso!

—No maldigas, niño de mamá.—Hyukjae lo abrazó por detrás, tomándolo de la cintura y dándole pequeños besos en el cuello.

—N-No funcionará esta vez... Estoy enfadado, suéltame.—se removió en su lugar, tratando de que lo dejara ir.

Pero Hyukjae sabía que aunque se estuviera negando, al final terminaría cediendo. Siempre lo hacía. Llevaban dos años saliendo y ya le conocía todas las manías.

—No estás enfadado.—susurró contra su cuello.

Donghae rió. Claro que no lo estaba.

—Pero ahora me tengo que ir, lo siento.—lo soltó, alejándose.

Donghae lo observó frunciendo el ceño. La estaban pasando bien, ¿y ahora de repente se iba?

—Pero... ¿por qué?—cuestionó cruzándose de brazos.—Olvídalo, vete.

No era la primera vez que le hacía eso, desde hacía semanas que Hyukjae se estaba comportando extraño, como si le ocultara algo. Cada vez que le preguntaba, evadía el tema o lo callaba con besos.

—Eres como un niño, en serio.—Hyukjae se acercó y lo tomó de las mejillas. Le dió muchos pequeños besos, sacándole el enojo, o al menos intentándolo.

Se despidió con otro beso, y lo dejó solo. Con las cartas del Uno desperdigadas por todo el suelo.

Mientras tanto, Hyukjae le mandó un mensaje a Heechul, su mejor amigo, para avisarle que iba para su casa. Suspiró, con los nervios adueñándose de su ser. A pesar de que con Donghae habían acordado que se casarían cuando ambos terminaran sus carreras, Hyukjae tenía otros planes.

Desde hacía semanas que estaba planeando pedirle matrimonio sin decirle a nadie. Pero, el problema era que todavía no sabía cómo hacerlo, no se le ocurría nada. Había estado días y días pensando, sin ninguna idea en la cabeza que fuera merecedora de su lindo novio.

Por eso razón, había recurrido a su último recurso.

—¡No puede ser!—exclamó Heechul sonriendo de oreja a oreja.—Ya era hora, hombre.

—Lo sé. Mamá me insistió muchas veces el año pasado, pero quería hacerlo cuando yo sintiera que fuera el momento adecuado... y ya llevamos un buen tiempo saliendo, ¿tú crees que dirá que sí?—cuestionó mientras estaba tirado en el suelo sobre la alfombra negra, mirando al techo.

Su amigo comenzó a reír. Lo conocía desde que eran pequeños porque sus padres eran amigos entre sí y fue inevitable que sucediera lo mismo con ambos. Heechul nunca había visto a Hyukjae tan nervioso por algo, saltaba fácilmente a la vista que eso era algo importante para él.

Pero no encontraba razón lógica para que estuviera tan nervioso, pues había tenido el honor de conocer a Donghae, y claramente éste estaba muy enamorado de Hyukjae. Las posibilidades de que le dijera que no quería casarse con él, eran demasiado bajas.

—Por supuesto que dirá que sí, tonto.—respondió finalmente.—Pero, lo importante aquí es el cómo lo harás. Y si estás aquí conmigo, asumo que...

Destinados ➳ EunhaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora