Matrimonio arreglado

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—¡Endereza la espalda, Donghae! ¿Qué clase de impresión quieres darle a tu futuro esposo? Por todos los cielos, compórtate y no me dejes en ridículo...

Donghae ignoró los chillidos de su madre. No podía dejar de pasar su peso de una pierna a la otra.

La única razón por la que estaba haciendo aquella tontería, era porque su madre lo había amenazado con dejar de pagarle la carrera si no se casaba pronto. Conseguir un trabajo y mandarla a la mierda no era una opción, porque esa mujer tenía contactos en todas partes.

Aún así y a pesar de todo, la quería. Era su madre, ¿qué podía hacer? Simplemente casarse con Hyukjae.

Hyukjae... aquel chico que se había aparecido en la puerta de su casa un día horrible. Que había prometido que se iría en cuanto la lluvia parara. Pero la lluvia nunca paró.

—Quédate esta noche.—le pidió.

No sabe por qué lo había dicho. Tal vez se sentía abrumado por la repentina noticia de que en un futuro, debía casarse con él.

—¿Acaso tengo otra opción?—cuestionó riendo.

No, realmente no la tenía. A menos que quisiera mojarse y enfermarse horrible, claro.

Esa noche se quedó allí, tal como Donghae le pidió. Se supone que Hyukjae dormiría en el sofá, mientras que Donghae lo haría en su propia cama.

Pero... las cosas dieron un giro inesperado en cuanto Donghae despertó en medio de la noche y tenía un cuerpo abrazado a él. Unos brazos fuertes lo rodeaban y un pecho desnudo se pegaba a su espalda.

No se sintió incómodo. De hecho, todo lo contrario, por alguna razón estaba más cómodo que nunca. No sucedió nada, sólo pasaron lo que restó de la noche abrazados, a través de ese contacto tan íntimo, no como si apenas se hubieran conocido hacía unas pocas horas.

A la mañana siguiente, Hyukjae ya no estaba. Le había dejado una nota agradeciéndole, agregando que tenía cosas importantes que hacer y debía irse. También había escrito su número de teléfono debajo.

¿Qué sucedería cuando lo viera allí, y descubriera que de hecho, era su prometido? ¿Se enfadaría? Esperaba que no.

—Ahí viene su madre, sonríe.—ordenó la mujer mientras le daba un pequeño golpe en el brazo.

Donghae se paralizó. Una señora elegante de unos cincuenta y tantos, se acerco hacia ellos, sonriendo.

La verdad era que él simplemente había esperado una cita a solas con Hyukjae, pero claro que con su madre las cosas nunca eran como se esperaban.

Se había enterado esa misma mañana con un mensaje de su madre, luego de que Hyukjae se fuera, que de hecho, ambos irían a encontrarse con su futuro marido y su suegra en un club sumamente refinado y caro.

—Es un gusto conocerlos por fin en persona, he oído muchas cosas de ti, Donghae.—dijo la señora Lee luego de hacer una ligera reverencia, observando al susodicho.

Traía un vestido color rosa pastel que le llegaba hasta las rodillas. En sus manos sostenía un pequeño bolso negro de marca, carísimo. A diferencia de su madre, ella había optado por llevar su cabello negro suelto.

—Cosas buenas, espero.—murmuró Donghae riendo, algo nervioso.

—¡Claro que sí!—exclamó la mujer, uniéndose a él mientras reía.—Oh miren, ahí viene mi niño.

El corazón de Donghae se paralizó. No fue capaz de voltearse hasta que unos pasos firmes se ubicaron a su lado.

—Cariño, te quiero presentar a Lee Donghae.—anunció señalándolo.

Destinados ➳ EunhaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora