El arcángel Gabriel se encontraba caminando de un lado a otro mientras miraba la hora, había llegado treinta minutos antes de lo acordado para evitar cualquier regaño por parte del príncipe del infierno, aunque nunca lo admitiría en voz alta, estaba nervioso y no podía explicar exactamente el porqué, no era la primera vez que se encontraba con Belcebú, se había visto cientos de veces antes...
Recordar al señor de las moscas hizo que el corazón de Gabriel diera un brinco, soltó el aire que no sabía que retenía y paro de moverse mirando hacia el suelo, ¿hace cuánto que se sentía de ese modo? Desde que sus respectivas oficinas habían determinado el cese a sus actividades no había pasado un momento en que el arcángel no pensará en aquel demonio, en su risa burlona, sus insultos, la linda forma en que su nariz se arrugaba cuando estaba molesto, en como se sentía su piel bajo la palma de su mano y sus labios contra los suyos...
—¿Se podría saber porqué tu cara luce más idiota que de costumbre?
Aquella voz saco de sus pensamientos a Gabriel cuyo rostro se sonrojo al instante, como si hubiera sido atrapado en algo que no debía estar haciendo.
—¡Belcebú! —Dijo nervioso— Ve-veniste...
—Si... ¡Y más te vale que no me arrepienta de ello!
Dijo el demonio mientras colocaba un mechón de su cabello tras su oreja y desviaba su mirada del arcángel, Gabriel entonces le observó con detenimiento, el príncipe del infierno no usaba su traje habitual, llevaba puesto para esa ocasión un pantalón negro ajustado, una camisa blanca y un suéter negro con líneas blancas que le quedaba algo grande y cuyo diseño llegaba hasta la espalda sin pasar por sus hombros, aquel atuendo le hacía lucir demasiado adorable, pensó el servidor del bien.
—Oh te traje algo . —Dijo Gabriel— se que la última vez me dijiste que querías algodón de azúcar, pero los chocolates lucían mejor...
Habló con nerviosismo mientras ponía frente a Belcebú una costosa caja de chocolates, el señor de las moscas la acepto con cierta sorpresa y una alegría que no quería que se notará.
—¿Las compraste? Es decir, al estilo humano... —Preguntó.
—Bueno sí... Fui a una de las tiendas que frecuentaba Crowley... Y pues los elegí para ti.
Aquello había sido realmente difícil de decir en voz alta ¿por qué le avergonzaba tanto contarle aquello al demonio? Sólo fue una compra cualquiera, además había omitido los detalles vergonzosos como que tardo al menos dos horas en decidir o que cuando le preguntaron si era un regalo para su pareja no negará o afirmará nada.
Por su parte Belcebú solo miraba aquel obsequio sin saber que decir ¿un gracias tal vez? Nunca había recibido tanta amabilidad de nadie, en el infierno aquella práctica no era vista con buenos ojos, pero de un tiempo a la fecha el arcángel había comenzado a darle regalos, hacerle halagos y más de una vez lo había atrapado mirándole con esos molestos ojos lilas, todo aquello le provocaba gran confusión y se había vuelto peor después de su ejercicio de besos de la última vez; ahora cuando pensaba en Gabriel no quería otra cosa que aplastar su boca contra la de él...
—¿No te gustaron? —Le dijo el arcángel haciéndole salir de su ensoñación
—¡Me gustan! —Contesto mostrando tal vez demasiado entusiasmo— ¡G-gracias!
A continuación, ambos se quedaron en silencio y avergonzados evitando mirarse el uno al otro.
—C-creo que deberíamos apresurar esto... Es decir, probar si lo de la última vez funcionó —Habló Belcebú primero.
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Saga Mariposas [Good Omens]
FanficGabriel y Belcebú comienzan a trabajar juntos para observar a los traidores Crowley y Azirafel; esta convivencia hace despertar toda serie de sentimientos entre ellos... ¿en dónde desembocará lo que inició como una jurada enemistad?