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Zayn dormía.

Niall tiró de la colcha hasta cubrir el pecho de él y miró su tranquila figura.

Le había aplicado nieve a su rodilla durante media hora y ya había desaparecido lo enrojecido. Después de que él se vistiera, deslizó una almohada debajo de su rodilla para levantarle la pierna y ayudar así a reducir la inflamación.

Zayn había sido un paciente de lo más tranquilo, sin poner objeción alguna cuando Niall le sugirió que durmiera un poco antes de cenar.

Si no lo conociera mejor, casi podría creer que él había disfrutado de la atención que le había dedicado.

Y lo había atendido. Lo había cuidado para sentirse más útil de lo que se había sentido en años. Él lo necesitaba, aunque no le gustara, durante todo el período que estuvieran allí y eso lo satisfacía.

Niall se estiró y su mano quedó quieta a medio camino. Quería tocarle la ceja pero no se atrevía. No estaba seguro de si no sería él el beneficiado, más que Zayn.

Era tan poco usual... pero una vez que lo había tocado, no podía mantener las manos alejadas de él. Quería consentirlo, acariciar su rostro, pasar las manos sobre sus hombros, sentir su fuerza. Y más.

Deseaba sentir sus manos sobre el.

Niall sonrió para sí mismo.

¿Quién habría pensado que podía suceder algo parecido? Por supuesto, había soñado con alguien especial, pero ni en sus más salvajes sueños una situación parecida a aquella se había materializado.

Sin embargo su decisión estaba tomada. Varios pensamientos giraban en su cabeza en cuanto a la manera en que iba a seducirlo.

No tenía idea de si él lo deseaba y perforar esa concha que había creado en torno suyo iba a ser un trabajo imponente. Estaba seguro de que podría hacerlo, pero no sabía si tendría suficiente tiempo.

Niall miró por la ventana. La claridad se filtraba a través de ella aunque seguía nevando. Una vez tomada su decisión, había pronunciado en silencio unas sentidas oraciones para que la tormenta durara toda la noche por lo menos.

Necesitaba ese tiempo extra para tratar de convencerlo de que hacer el amor con él era algo correcto, de que no tenía que temer que se quedara prendado de él cuando inevitablemente tuvieran que seguir caminos diferentes.

Cómo convencerlo era la cuestión.

Se mordió el labio y reflexionó sobre su siguiente curso de acción. ¿Cómo se sentiría el si no estuvieran atrapados en esa cabaña? ¿Qué habría hecho si lo hubiera conocido en Londres?

Probablemente lo habría invitado a cenar a su apartamento. Niall era un buen cocinero, lo que sorprendía a la mayoría de la gente. Cocinar lo relajaba y era famoso por sus cenas, donde solía ejercitar un ritual de probar nuevas recetas con sus amigos.

Natural | Ziall |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora