La Invocación

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Hace mucho tiempo, los dioses llegamos a su mundo.

Llegamos al mundo de nuestros hijos en busca de emociones fuertes

Y entonces, tomamos una decisión: Que viviríamos en el mundo terrenal, con ustedes, para siempre.

Decidimos sellar nuestro poder divino y disfrutar de la vida con todas sus dificultades e inconvenientes.

Solo podemos ofrecerles una cosa: Nuestra bendición, es decir el poder para combatir monstruos.

Los hijos que reciben nuestro poder se vuelven nuestros sirvientes.

Nuestra familia.

Es decir, tú eres mi sirviente.

El único miembro de la familia Hestia.

¿Me estas escuchando, Bell?

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(Primera persona POV)

Eso fue lo que me dijo mi diosa, Hestia, luego de que ella me aceptará en su familia como único miembro de su familia antes de que emprendiera mi viaje al calabozo para conseguir cristales. Pero como me habían dicho, este lugar es cambiante y no sabía cuánta razón tenían hasta ahora.

Creo que antes que nada lo mejor sería presentarme.

Mi nombre es Bell Cranel, he sido un aventurero desde hace poco más de una semana. Tengo 17 años, tengo el pelo blanco y ojos rojos; recuerdo que justo por eso en mi antiguo pueblo, donde vivía con mi abuelo, me llamaban conejo por mi aspecto; un pequeño poblado de granjeros y algunos cazadores.

Me fui del pueblo luego de la muerte de mi abuelo y llegue a Orario con el sueño de convertirme en un héroe, así como en los cuentos que me contaba.

Pero al llegar a la ciudad me vi sumergido en una realidad totalmente diferente a la que estaba acostumbrada, cambiando las casas de madera y piedra por grandes edificios donde vivían desde aventureros hasta dioses. Ningún dios me quería aceptar en su familia, esta es el nombre que se le da a la agrupación de los aventureros que se reúnen alrededor de un dios para que este los bendiga.

Todos creían que era débil y por ello no lo pensaron dos veces en rechazarme, algunos trataron de hacerlo con más tacto que otros, la verdad estoy agradecido por ello. Pero eso no soluciono mi problema y mucho menos la razón por la cual vine a esta ciudad en primer lugar.

Hasta que la conocí a ella.

-¿Quieres ser de mi familia?

Esas palabras me sacudieron hasta el núcleo, desde ese momento decidí seguir a esa chica, a esa diosa, a mi salvadora... La Diosa Hestia.

Lo que más me duele es este momento es probablemente no pueda volver a verla sonreír...

-ROAAAAARRRR

Yo estaba en el quinto piso de la mazmorra, una red de túneles húmedos iluminados por las antorchas con paredes de pierda y donde de vez en cuando puedes ver algunos cristales. Monstruos relativamente débiles aún se generaban en estos muros, manejables incluso para alguien como yo. Pero apareció algo que nunca se había visto en un piso como este, apareció un minotauro.

No se suponía que un monstruo de ese nivel esté aquí, se supone que ellos estén en el decimoquinto piso, un lugar donde solo los aventureros de nivel, 2 o más, con un buen equipo y grupo deberían entrar.

¿Esta mal trabajar para una diosa si soy un Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora