¿Amigo o Enemigo?

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El astro rey una vez más se eleva desde el horizonte bañando con su calor a todas las criaturas vivientes que habitaban en la superficie desde animales hasta humanos que comenzaban sus actividades mientras que para otros indicaba que era el momento de cesar su actuar para descansar.

Bell se levanto temprano como cada mañana para adentrarse en la mazmorra, aunque esta vez con algo más de dificultad por un dolor de cabeza producto del dolor que sintió el día de ayer por todo lo sucedido.

El joven de cabellos blancos bostezaba tan fuerte que pequeñas lágrimas aparecieron en las comisuras de sus ojos, debió lavarse el rostro antes de salir como mínimo para quitarse todo rastro de cansancio.

Hoy particularmente se había despertado más temprano de lo habitual para poder hacer un procedimiento en el Gremio de aventureros, como el conseguir un arma nueva y por supuesto convencer a su asesora para que le de acceso a pisos más profundos.

Y si eso no fuera poco estaba un poco preocupado de dejar a Hestia y Lilith solas, de alguna forma ambas tenían un cierto poder sobre él. Se preguntaba si esto tenía que ver con la naturaleza única que su cuerpo había adquirido desde esa vez.

De ser así tenía que mantener a la chica demonio aun más cerca pues es la que mas información podría darle. Pero aun así, sin importan las circunstancias, esperaba que ambas se llevaran bien.

Tan metido en sus pensamientos estaba que no noto que alguien trataba de llamar su atención.

-Oye...

Hasta que choco contra ella.

-¡Oye! ¡Fíjate pedazo de..!- Las palabras e insultos murieron en la boca de Bell cuando vio con quien había chocado.

Una chica de su edad con vestido verde y un delantal blanco, un uniforme de mesera básicamente que acompañaba con su cabello de color gris recogido en una cola de caballo. Cualquiera podría decir fácilmente que era una chica bonita con un aura que parecía casi jovial.

-Ah, lo siento.- Se disculpó Bell rápidamente antes de crear problemas o algún malentendido- ¿Paso algo?

-Disculpa, se te cayó esto.- Menciono la chica para mostrar una piedra mágica del tamaño de una.

-¿Una piedra mágica?- Observo al tomarla de la mano de la joven.

Bell miro la piedra con algo de duda. La verdad no era demasiado su valor. Y no le hacía falta en este momento, además estaba en busca de unas más grandes o mejor dicho obtenerlas de presas que hubieran dado más pelea.

-Quédatela - Dijo Bell para pasarle la piedra a la chica, la cual se sorprendió.

-¿Eh? No podría aceptarlo, eres un aventurero, ¿No?- Formulo la chica al ver como estaba vestido- Arriesgaste tu vida para obtenerla.

-No importa, solo conseguiré mas.- Enuncio Bell tratando de sonar genial, pero alguien lo traicionó.

Su propio estómago.

El joven estaba sintiendo algo de vergüenza, por la situación mañanera no pudo desayunar, y por sobre todo no había suficiente para todos y prefería que ellas desayunaran.

Pero volviendo a la situación actual pudo ver como la mesera lentamente comenzó a formar una sonrisa.

-Entonces déjame ayudarte a conseguir más.

Acto seguido la doncella entro en el bar y al cabo de unos minutos volvió con una caja envuelta en un pañuelo.

-No es mucho, pero...

-No está bien llevarme el almuerzo de alguien que acabo de conocer- Menciono Bell, no es que oliera veneno o alguna cosa rara, solo que no era correcto.

¿Esta mal trabajar para una diosa si soy un Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora