III. Hogwarts

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Una gran emoción desbordaba su pequeño cuerpo, Harry miraba hacia todos lados con una emoción difícil de ocultar en sus ojos. Un gran tren escarlata esperaba a que el subiera para embarcarse en un mar de aventuras; Harry no dudo ni un segundo más en avanzar hacia el tren.

La lechuza Nivea que había recibido como regalo de aquel hombre enorme ululo en protesta cuando el carrito casi se le cae debido al no poner atención.

Estaba tan emocionado por subir al tren que se le olvidó por completo una simple pero importante cosa.

¿Como subiría sus cosas sin perder la mitad de ellas?

Soltó un bajo gruñido al darse cuenta de su estupidez, aún no había entrenado su magia, para empezar aún ni sabía que hacer con su varita, no podría ni soñando poder hacer algo tan grande como mover mágicamente todo su carrito sin morir en el proceso. Despues de todo su magia reaccionaba más a sus instintos de supervivencia que a comodidades.

Miro a todos lado buscando alguien que le ayudará pero estaban en sus propios asuntos, eso fue hasta que dos personas idénticas lo miraron con un brillo pícaro en sus ojos. Harry los miro y movió la cabeza de lado, como una gato cuando examina algo, ellos le sonrieron y decidieron acercarse a el pequeño niño de ojos verdes.

—Hola pequeñín— Saludo uno de ellos, tenía más pecas en el área de la nariz que el otro.

—¿Necesitas ayuda— Este tenía menos pecas pero un curioso lunar en la punta de la ceja derecha.

—Con tu baúl?— Harry se sintió en un partido de ping pong, volteando la cabeza de uno a otro.

—Si, ¿Pueden ayudarme?— La magia de Harry salió un poco, tímida ante la presencia de dos magias desconocidas, para su sorpresa las magias de aquellos gemelos lo envolvieron en calidez aceptando a su pequeña magia.

Aunque Harry sabía por Marvs que su magia pequeña no es.

—Claro pequeño...— Anuncio el gemelo de las pecas.

—Solo dinos donde— Continúo por el su hermano, sin necesidad de señal alguna.

—Te quieres sentar— Era divertido ver cómo ambos seguían la frase del otro como si practicarán toda la conversación en secreto.

Harry estaba más que divertido, estaba contento de poder conocer personas tan emocionantes.

—Y ahí lo llevaremos— hablaron al mismo tiempo sacando una pequeña risa de parte de Harry, los gemelos sonrieron también al oír la risa.

Los gemelos, uno de ellos se presentó como George, el de las pecas, fue quien levito su baúl, así liderando el camino hacia donde se sentaría.

El otro gemelo Fred, quien contaba con ese lunar, permaneció a un lado izquierdo de Harry, haciendo plática y comentando sobre las fabulosas bromas que ellos,
como los demonios de Hogwarts podían hacer a costa de los demás.

Harry sonriendo empezó a contar su vida, omitiendo ciertos detalles por supuesto, maquillando unos cuantos recuerdos para que se mirarán más lindas las cosas, contando recuerdos que no le correspondían pero aún así el conocía. Así se la llevo durante el camino en el tren.

Justo cuando encontraron un compartimiento solo, es que los gemelos decidieron quedarse unos momentos para disfrutar del ambiente y la plática con el ojiverde.

Quedaron sorprendidos al saber quién era, diciendo que no se miraba nada como muchos juraban lo haría; Para todo el mundo mágico el tenía el cabello negro café, con los ojos verde oliva, por el contrario aquí estaba Harry con su cabello negro cuál tinta y ojos verdes profundos.

*Editando* Lullaby (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora