X. Hermosa maravilla.

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Harry sabía desde que conoció a Marv's que el tenía un don especial para los animales salvajes. Pues desde que Marv's le adoptó como su nuevo amo, no había animal de la calle que no se le acercara a Harry en busca de cariños.

Parecía que sentían en Harry un aura en la cual podían confiar. No importa si era un perro rabioso, salvaje de la calle, se volvería un cachorro dócil ante una sola sonrisa de Harry.

Llegando incluso Harry a pensar que los seguían a todas partes.

Cómo sucedía ahora, el año escolar estaba a nada de terminar, la desaparición de la piedra filosofal causo un gran caos en la comunidad mágica y en todo Hogwarts. Hasta el día de hoy nadie sabía quien había perdido u robado la magnífica piedra.

Lamentablemente está noticia no fue confirmada hasta el fin del año escolar.

Pero Quirrel no les creyó en absoluto. Dumbledore de seguro había creado esa mentira como una distracción; por qué en ningún momento se atrevió a  quitar las trampas y menos a la bestia de tres cabezas*.

Hasta había llevado un arpa encantada para utilizar con el monstruo, pues después de compartir unas cuantas copas con el gigante, este le confesó la debilidad de su amado perro. Ni siquiera tuvo necesidad de chantajearlo con el huevo de dragón que traía consigo.

Ese era el plan; Entrar al lugar, dormir a la bestia, desactivar todas las trampas y llevarse la piedra para su maestro.

Estaba el plan funcionando, hasta que el perro olió algo y empezó a agitarse. Perdiendo cualquier trance en el que había entrado, Quirrel se escondió rápido pensando que era un maestro, pero no, miró con asombro y algo de recelo al niño que entro a la habitación.

— ¡Fluffy! Vine como había prometido, está vez no pude traer a Marv's se fue a cazar por ahí.— La vista era perturbadora, para muchos sería tierna, solo era un niño cumpliendo su promesa con un animal, pero que un niño de once años este parado enfrente de un Cancerbero tratándolo como un simple cachorro le daba algo de náuseas.

Lo peor de la escena era el cancerbero, quien tenía las cabezas recargadas en las patas delanteras mirando al niño con emoción. Mientras Harry estaba parado en frente con las manos en la cintura mirándolo con dulzura.

—Por Morgana, eres más tierno que la última vez— su rostro era de quién visto esta escena unas mil veces, más aún así no se cansa—  Estoy aquí para verte a ti pequeño cachorro,  ¿Usted que hace aquí profesor?

Los ojos de la maldición asesina se posaron en su escondite, Quirrel sintió una especie de escalofrío recorrer todo su cuerpo. Trato de llamar con su magia a su maestro pero este estaba extrañamente callado.

Pero entonces lo miro bien y miro solo un niño de once años flaco y escualido que apenas estaba aprendiendo magia. Un niño que fácilmente podría derrotar.

¿Que daño le podría hacer Harry a el?

—Harry Potter, el niño que vivio— Comento riendo pensando que con este discurso el niño de pondría nervios, pero si hubiera visto a Harry hubiera apreciado como rodó su ojos ante la declaración e hizo una mueca— Mi maestro quiere lo que ese perro protege.

Y empezó a explicar/Amenazar al niño que estaba parado entre el y la piedra filosofal. Harry miro a Fluffy mientras escuchaba todo el parloteo de Quirrel, era mas interesante para el ver a tres cabezas babear que escuchar al hombre.

—Asi que quítate Harry Potter de mi camino, para que no sufras de una muerte lenta y atroz— Quirrel sonrió seguro de el miedo que le había metido al niño, saboreando la victoria en su lengua— No mal gastes el sacrificio de tus padres en esta tontería.

*Editando* Lullaby (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora