V. Comedor.

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Para Harry ir en compañía de Draco Malfoy al comedor en la mañana fue sencillo, fue algo normal que hizo sin pensar, el era su amigo y único aliado sincero en toda la casa era normal que se pegará a su lado.

Pero para todo mundo en esa mañana, incluso para los maestros era algo increíble a la vista, la encarnación de la casa Slytherin a un lado de quién se supone era la encarnación de los Gryffindor. Ahí sentados bajo la atenta mirada de toda la escuela ellos comían con tranquilidad y alegría en sus rostros.

En la mesa de los leones, quienes aún no podían creer lo que había sucedido la noche anterior, dos pares similares de rojizos cabellos miraban y se aseguraban que el pequeño pelinegro que conocieron en el tren estuviera a salvo. Por alguna extraña razón se sentían “Protectores” del pequeño.

— Fred pásame la fruta— Escucharon gritar a su hermano menor, quien estaba comiendo de más.

George hizo una mueca pero termino pasando la fruta — ¿Tiene que ser tan obvio? Cualquiera diría en casa no comemos más que aire.

— Déjalo, nuestro apellido ya está manchado.

Albus Dumbledore miraba al pequeño Potter a un lado del pequeño Malfoy los dos comiendo y hablando con la tranquilidad que solo unos infantes ajenos al dolor, a la guerra y a las traiciones podían tener.

Draco Malfoy.

Resonó en su mente, era la viva imagen de Abraxas Malfoy, a diferencia de Lucius que tomo más facciones de parte de su madre, solo que era se miraba más alegre e inocente. Tal vez ya estaba un poco más viejo, pero creyó ver en Draco aquella dulce esperanza que habito en los ojos del primer seguidor del Señor Oscuro, la búsqueda de la aceptación.

Pero eso sería imposible, por qué Harry no era ningún señor oscuro en busca de soldados, Harry era todo lo contrario a Tom Riddle según las cartas que Petunia Dursley y la señora Figg mandaban de su puño y letra, en ellas decía Harry era un amor de persona, mimado por quienes lo rodeaban.

Frunció su ceño al ver como el pelinegro comía con entusiasmo como si ese fuera su primer desayuno en años, puso más atención y noto otras cosas más preocupantes, sus brazos se miraban flacos y sin fuerzas pálidos incluso.

¿Que demonios le daban los Dursley al pobre niño? La sola idea de que fuera atormentado le revolvió el apetito. Otra vez un error más... Otra vez....

—Poppy querida— Madam Pomfrey dejo su chuleta Ahumada para poner atención al director— Quiero que realices un análisis de todos los niños que hayan pasado sus últimos años en compañía de Muggles por favor, sin excepción alguna.

—¿De todos Albus?— La sorpresa se filtró por su voz sin detenerse. Pues esto jamás había sucedido antes.

—Si querida de todos, no sabemos si los niños están bien de salud o no nuestras enfermedades son diferentes a las muggles, por favor que sea lo más rápido posible— Sus ojos no se apartaban de la mesa verde —Si necesitas unas pociones de más, pídele a nuestro Severus el estoy seguro tendrá varios respuestos.

La Medimaga solo asintió mientras pensaba en la cantidad monstruosa de alumnos que irían a su enfermería, después de todo este año la tasa había subido de 3% a un 10% de nacidos muggles o mestizos.

Albus Dumbledore se preguntó no por primera vez, ¿Que hizo para ser tan malo al tomar las decisiones? Tenía una muy mala racha de malas decisiones en su espalda.

Primero pensó que el dejar a Tom Riddle con los Muggles, en el verano lo haría quererlos u aceptarlos mas, pero solo aumento el odio y resentimiento en su ser hacia los muggles.

*Editando* Lullaby (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora