IX.- Bromas Y recuerdos

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Minerva había visto niños ir y venir de Hogwarts, aún así debía admitir que había unos alumnos que difícilmente se olvidaban.

James Potter fue un niño, adolescente y joven adulto difícil de olvidar, especialmente para ella. Un joven que tenía un lugar especial en su corazón; pues le quiso como a un hijo.

Con su egocéntrica personalidad era casi imposible de ignorar. El mejor buscador que Hogwarts tuvo jamás, un gran mago con un talento nato para las artes de defensas. James brillaba como el Leon dorado de Gryffindor.

Severus Snape fue su contraparte, podría haber pasado desapercibido debido a su naturaleza callada y tímida presencia, pero lo recordaba como el mejor en pociones, un genio nacido entre siglos.

Un joven tímido que brillaba bajo la tenue luz. Un chico que tenía el bajo brillo de la plata.

Después venían los merodeadores.

Estaba el carismático y algo loco Sirius Black, quin causo un gran revuelo al ser Gryffindor después de ser un Black. Mejor amigo de James, chicos inseparables que siempre rondaban los pasillos.

El dulce y siempre atento Remus Lupin, aquel que a pesar de contar con tan horrible maldición, tenía un gran corazón y una gentileza inexplicable.

Hasta el siempre frágil y nervioso de Peter Petigrew. Quien los seguía a todas partes sin descanso alguno.

Todos ellos eran inolvidables en su memoria.

Pero también estaban esas niñas que vio crecer.

Recordaba con claridad el rojizo cabello de Lily correr por los pasillos para llegar a sus clases, riendo con sus amigos y siempre llevando libros entre sus manos. Aveces, cuando estaba más cansada de lo normal juraba verla correr por los pasillos, su cabello ondeando atrás de ella y esos ojos brillando.

Pero luego parpadea y la ilusión se borra, dejando un pasillo vacío y un corazón herido.

Jamás pensó que esa niña llegaría a casarse con alguien como James Potter. Mas sin embargo la magia los unió, juntos fueron una gran y hermosa pareja.

Aún recordaba lo brillante que se miraba la sonrisa de James el día de su boda. Ojos que nunca se despegaron de su pronto-a-ser-esposa

Luego estaban las que fueron llamadas las princesas de Slytherin. Niñas que crecieron para causar un gran impacto en la sociedad mágica.

Virgo Atlantis, quien venia de una larga familia de sangre pura de la luz, con una dulce sonrisa y un don para el habla, fue seleccionada en Slytherin. Sorprendiendo a todos los presentes.

Minerva vio como con el paso de los años, la dulce e inocente niña que llegó a Hogwarts fue desapareciendo dando lugar a la elegante y fuerte mujer que se había ganado un lugar en la cima junto al mismo señor oscuro.

Araminta Meliflua, fue la hija menor de su familia, por lo cual su papel en la escuela no destacó tanto los primeros dos años, tampoco impresionó su casa, era pariente de los Black. Una Slytherin sin duda.

Pero justo como el caso de Virgo, Minerva vio como perdió su inocencia después de que perdió a su hermana a manos de un Muggle. Volviendo su carácter más frío y seco con los demás.

Desarrollando aquel odio sin final por los muggles. Forjando aquella que trajo victorias arrasadoras al bando oscuro.

Después de tantos años. Después de varias muertes, tragedias y demás; Minerva jamás podría olvidar a esos jóvenes por mucho que tratara.

Ahora años después de que ellos hubieran puesto un pie en Hogwarts, le era increíble ver tan singular Trio caminando por los pasillos.

Mientras inspecciona los trabajos en su clase vio como el hijo del infame Lucius Malfoy hablaba animadamente con la linda Hermione, mientras está tomaba notas sobre lo que estaba escrito en el pizarrón y hablaba a la vez con el.

*Editando* Lullaby (Tomarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora